Una huelga paraliza el sector público de Israel

Los sindicatos demandan más derechos para los trabajadores contratados. La mayoría no tienen pensión ni vacaciones pagadas. El aeropuerto internacional de Tel Aviv ha sido cerrado durante seis horas

El aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv, esta mañana.OLIVER WEIKEN (EFE)

“Buenos días, Bibi [por Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí], los trabajadores nos echamos a la calle” o “Malo para la gente, bueno para los ricos” han sido dos de los lemas coreados esta mañana enfrente de la Magistratura de Trabajo de Jerusalén. Allí se encontraban reunidos representantes del Ministerio de Hacienda, de la principal central sindical del país (Histadrut) y de la Federación israelí de las Cámaras de Comercio, con el objetivo de desbloquear la huelga general que ha paralizado bancos y oficinas gubernamentales además de empresas públicas como la Compañía Eléctrica de Isra...

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“Buenos días, Bibi [por Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí], los trabajadores nos echamos a la calle” o “Malo para la gente, bueno para los ricos” han sido dos de los lemas coreados esta mañana enfrente de la Magistratura de Trabajo de Jerusalén. Allí se encontraban reunidos representantes del Ministerio de Hacienda, de la principal central sindical del país (Histadrut) y de la Federación israelí de las Cámaras de Comercio, con el objetivo de desbloquear la huelga general que ha paralizado bancos y oficinas gubernamentales además de empresas públicas como la Compañía Eléctrica de Israel. También se han visto afectados la Bolsa de valores de Tel Aviv y la mayoría de los hospitales, donde sí han funcionado en cambio los servicios mínimos, al igual que en la red de transportes israelí.

El aeropuerto internacional de Ben Gurión ha permanecido cerrado desde las seis de la mañana hasta las 12 del mediodía, provocando la cancelación de varios vuelos y retrasos en muchos otros, lo que ha afectado hasta a 10.000 pasajeros.

En el caso de no llegar a un acuerdo con el Ministerio de Hacienda, los sindicatos han advertido de que paralizarán el país. “Protestamos porque no tienen derechos básicos en una democracia como el acceso a una pensión, a vacaciones pagadas o a un contrato indefinido”, decía Yair Bittman, miembro de Dror Israel, una organización de educadores juveniles que promueven valores como la igualdad entre las personas a través de la educación o la responsabilidad social. Muchos de sus afiliados viven en comunas nacidas a partir de los kibbutzs que prosperaron en los años socialistas que vivió Israel en los años sesenta y setenta.

“El futuro de la huelga depende de la voluntad del primer ministro”, decía esta mañana el secretario general del Histadrut, Ofer Eini, quien también aseguraba que si los trabajadores contratados son incluidos dentro del próximo convenio colectivo desconvocará la huelga. Sin embargo, si esto no ocurre los sindicatos provocarán un paro total en cuestión de dos semanas, lo que generaría pérdidas millonarias según advierte la Federación de Cámaras de Comercio de Israel, que ha llegado incluso a impugnar la huelga ante el Tribunal Supremo. “Los sindicatos van a lograr lo contrario de lo que se proponen, esto es, que muchas instituciones y empresas dejen de contratar los servicios que hoy tienen subcontratados, lo que va a provocar más desempleo todavía”, aseguró el Presidente de la Federación Uriel Lynn. “Lo que persiguen es reinstaurar un sistema comunista en Israel, y no lo vamos a permitir”, añadió.

 Sin embargo, para el Histadrut ésta ha sido una buena fórmula para hacer ver al Gobierno su capacidad de movilización y para calentar motores de cara a una eventual huelga general en dos semanas. Preguntando sobre qué había cambiado en relación con las nuevas demandas para mejorar el estatus del personal laboral Eini argumentaba que “algo cambió en este país en las manifestaciones masivas de agosto de 2011 que iniciaron desde el movimiento de indignados, la gente demanda justicia social”.

El ministro de Hacienda, Yuval Steinitz, se resiste de momento a aceptar las demandas del Histadrut replicando que no está dispuesto a incluir en el próximo convenio colectivo a personal laboral como agentes de seguridad y personal de limpieza, los dos grandes grandes beneficiados de las propuestas del Histadrut, pues teme que más adelante se les unan otros colectivos. No obstante, Steinitz, en quien Netanyahu ha delegado en representación del Gobierno, se ha mostrado dispuesto a mejorar sus condiciones laborales y salariales amentando en 200 millones de shekels (unos 40 millones de euros) el presupuesto que su Ministerio ha destinado a estos trabajadores, tal y como ha anunciado esta mañana. Esta medida de momento no parece haber contentado a sindicatos y organizaciones sociales.

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