Estados Unidos da un primer paso contra la proliferación de bombas de racimo

Sólo se podrán exportar las que tienen un margen de error de menos del 1 por ciento, que constituyen una fracción muy pequeña

Los senadores demócratas Patrick Leahy y Dianne Feintein, y la organización de derechos humanos Human Rights Watch, han celebrado la aprobación, por parte del Senado estadounidense, de una ley que prohíbe la exportación de casi todas las categorías de bombas de racimo.

La decisión, aprobada el martes dentro de un amplio paquete presupuestario, establece que no se pueden usar fondos del Ejército para la venta o transferencia de bombas de racimo, con la excepción de aquellas que tienen un margen de error de menos del 1 por ciento. En caso contrario, las bombas, a menudo, no explota...

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Los senadores demócratas Patrick Leahy y Dianne Feintein, y la organización de derechos humanos Human Rights Watch, han celebrado la aprobación, por parte del Senado estadounidense, de una ley que prohíbe la exportación de casi todas las categorías de bombas de racimo.

La decisión, aprobada el martes dentro de un amplio paquete presupuestario, establece que no se pueden usar fondos del Ejército para la venta o transferencia de bombas de racimo, con la excepción de aquellas que tienen un margen de error de menos del 1 por ciento. En caso contrario, las bombas, a menudo, no explotan completamente en el impacto inicial, y los restos son igual de peligrosos para los civiles que las minas antipersonales. Sólo una fracción muy pequeña de las bombas de racimo del arsenal estadounidense cumplen con este requisito.

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"Estados Unidos debe revisar su posición y unirse la Convención sobre las Bombas de Racimo", ha reclamado Human Rights Watch que, sin embargo, ha reconocido que esta prohibición supone un "giro importante en la política estadounidense" porque "alinea más a Washington con la opinión internacional sobre esta terrible arma".

La Convención sobre las Bombas de Racimo, firmada en la capital noruega por más de 100 países en diciembre pasado, prohíbe la fabricación, almacenamiento, venta y uso de este armamento. Además de Estados Unidos, otros principales fabricantes y consumidores como Rusia, China, Israel, India o Pakistán no han firmado la Convención.

La ley estadounidense prevé también que el país importador se comprometa a no usar las bombas en lugares donde sabe que hay civiles. La prohibición ya se incluía en una ley similar de diciembre de 2007, pero con una vigencia de un año.

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