El Gobierno francés rompe la unidad de los sindicatos

El Ejecutivo resta fuerza a la huelga pactando jubilaciones a los 55 años con parte de los trabajadores de los ferrocarriles públicos

Los sindicatos del transporte público de Francia ya no actúan al unísono contra las reformas propuestas por el presidente Nicolas Sarkozy. El Gobierno francés alcanzó ayer un acuerdo con el sindicato FGAAC, que representa a cerca de una tercera parte de los empleados de los ferrocarriles públicos, por el que éstos podrán jubilarse a los 55 años. La maniobra del Ejecutivo ha restado intensidad a la huelga que ayer paralizó los transportes en todo el país y que afectó especialmente a las grandes ciudades.

A pesar de que parte de la red de transportes está volviendo a la normalidad, el hec...

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Los sindicatos del transporte público de Francia ya no actúan al unísono contra las reformas propuestas por el presidente Nicolas Sarkozy. El Gobierno francés alcanzó ayer un acuerdo con el sindicato FGAAC, que representa a cerca de una tercera parte de los empleados de los ferrocarriles públicos, por el que éstos podrán jubilarse a los 55 años. La maniobra del Ejecutivo ha restado intensidad a la huelga que ayer paralizó los transportes en todo el país y que afectó especialmente a las grandes ciudades.

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A pesar de que parte de la red de transportes está volviendo a la normalidad, el hecho de que la huelga se haya prolongado un día más de lo inicialmente previsto ha dificultado el transporte por carretera, sobre todo en las inmediaciones de París. Las entradas a la capital registraban esta mañana retenciones de unos 200 kilómetros, más del doble de lo habitual. Parte del problema radica en que los usuarios no tienen información suficiente sobre qué servicios de transporte se han paralizado y cuáles funcionan con normalidad.

La reforma propuesta por el Gobierno afecta a 1,6 millones de trabajadores de los ferrocarriles públicos (SNCF), la red de transporte urbano de París (RATP), Electricité de France (EDF) y Gaz de France (GDF), así como a pequeños colectivos como los secretarios de notarías y otros, que para garantizarse una pensión completa deberán cotizar 40 años, en lugar de los 37 y medio que les corresponde ahora.

La casi nula movilización en el sector de la enseñanza pública o la poca visibilidad de la protesta en el sector de la energía hizo que ayer el secretario general de la CGT, Bernard Thibault, hiciera pedagogía sobre la importancia de la protesta. La reforma de los regímenes especiales, dijo, es "un anticipo de una tercera reforma" que afectará a los sistemas de pensiones de todos los trabajadores. La segunda reforma fue la llevada a cabo en 2004 por el actual primer ministro en las pensiones de los funcionarios.

A nivel económico, la huelga de ayer tuvo un impacto importante a pesar de que aparentemente la situación en las calles era de normalidad. Fueron muchos los trabajadores que optaron por utilizar una jornada de fiesta de las que les proporciona la semana de 35 horas, lo que redujo la actividad. El tráfico rodado en los grandes ejes urbanos, sin embargo, fue tres veces más denso que el de un día normal. En los aeropuertos la situación fue "completamente normal", según fuentes oficiales.

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