Dos militares de EE UU acusados de matar a un civil iraquí
El caso sale a la luz tres semanas después de conocerse un suceso similar con otros tres soldados
Un nuevo escándalo contra la población civil iraquí ha vuelto a rebajar la imagen de las tropas estadounidenses. El mando militar estadounidense en Irak ha informado hoy de la imputación de dos de sus soldados por el asesinato de un ciudadano iraquí, cerca de la ciudad de Kirkuk, en el norte del país. El anuncio se produce tan sólo tres semanas después de otros tres militares fueran encausados por un caso similar.
Los testimonios y pruebas aportados por superiores y compañeros de los militares han permitido acusar al sargento jefe Try Corrrales y al soldado Christopher Shore de haber da...
Un nuevo escándalo contra la población civil iraquí ha vuelto a rebajar la imagen de las tropas estadounidenses. El mando militar estadounidense en Irak ha informado hoy de la imputación de dos de sus soldados por el asesinato de un ciudadano iraquí, cerca de la ciudad de Kirkuk, en el norte del país. El anuncio se produce tan sólo tres semanas después de otros tres militares fueran encausados por un caso similar.
Los testimonios y pruebas aportados por superiores y compañeros de los militares han permitido acusar al sargento jefe Try Corrrales y al soldado Christopher Shore de haber dad muerte, "de manera premeditada", a un ciudadano iraquí.
El cese del lugarteniente Michael Browder, superior de Corrales y Shore, ha sido la primera consecuencia del último de los escándalos de las tropas estadounidenses en Irak, ha anunciado el Ejército en un comunicado, que lo justifica en "la falta de confianza en su capacidad para dirigir" las tropas "de manera eficaz". Sobre el lugarteniente, sin embargo, no ha recaído ningún cargo.
Este nuevo caso se produce a menos de tres semanas de que fueran anunciadas las imputaciones también por asesinato de otros tres soldados americanos.
A principios de mes, el sargento Evan Vela fue acusado de la muerte de un ciudadano iraquí, a 50 kilómetros al sur de Bagdad. Tres días después, Vela confesó el asesinato e implicó en los hechos al sargento Michael A. Hensley y al soldado Jorge G. Sandoval en el crimen de otros tres iraquíes.
En ambos casos, los estadounidenses están acusados de haberse ensañado con los cuerpos de los iraquíes, una vez muertos.