El estigma de los 'oreja cortada'
Un grupo de cirujanos iraquíes opera a los desertores del régimen de Sadam a quienes se les amputó la oreja derecha
La policía militar de Sadam Husein rebanaba la oreja derecha a los desertores. Caído el régimen, cinco cirujanos plásticos se han propuesto devolver el honor a los soldados desertores y borrar el estigma que los ha condenado a la marginación social, ofreciéndoles una operación gratuita para reconstruir, en lo posible, su pabellón auditivo.
La nueva oreja de Ali Wahid Chellal está hinchada y los puntos de sutura que la unen a la cabeza están frescos. Este parado de 29 años, todavía ingresado en el hospital Alwassi, relata el calvario vivido tras su defección. "Tenía 19 años cuando...
La policía militar de Sadam Husein rebanaba la oreja derecha a los desertores. Caído el régimen, cinco cirujanos plásticos se han propuesto devolver el honor a los soldados desertores y borrar el estigma que los ha condenado a la marginación social, ofreciéndoles una operación gratuita para reconstruir, en lo posible, su pabellón auditivo.
La nueva oreja de Ali Wahid Chellal está hinchada y los puntos de sutura que la unen a la cabeza están frescos. Este parado de 29 años, todavía ingresado en el hospital Alwassi, relata el calvario vivido tras su defección. "Tenía 19 años cuando abandoné el ejército. Cuando me arrestaron fui trasladado a una cárcel. Varios miembros del Baaz [el partido de Sadam Husein] acompañados de agentes de la policía me hicieron tomar un somnífero y ponerme una venda en los ojos. Cuando me desperté no tenía oreja".
Alí se encontró entonces sometido al escarnio público. "Todo el mundo me miraba mal. La gente me reprochaba constantemente el deshonor que había cometido. No podía pedir trabajo en ninguna parte y ninguna mujer se interesaba por mí". En varias ocasiones trató de suicidarse. Pensó que había recibido un castigo eterno. Alí muestra cicatrices impresionantes en el vientre y los brazos, causadas por los tajos que le dieron en la cárcel.
Varias semanas atrás, Alí oyó hablar de un grupo de cinco médicos que proponían a los ex desertores una intervención quirúrgica gratuita para reponerles la oreja amputada. Fue de los primeros en presentarse para ser operado. Hoy sueña con poder casarse.
El doctor Ridha Alí, uno de estos cinco generosos cirujanos, estima en 3.600 el número de desertores a los que se les cortó la oreja durante la dictadura de Sadam Husein, la mayoría en el año 1994. "Estos hombres sufren un severo traumatismo psicológico que les impide reintegrarse en la vida social. Algunos han llegado a suicidarse o la han intentado. Están estigmatizados por la sociedad". El doctor Alí y sus cuatro colegas han operado ya a una veintena de estos mutilados. Realizan dos intervenciones a la semana. Recientemente se ha unido un psicólogo al equipo.
"En media hora podemos establecer un diagnóstico pero, después, cada paciente necesita dos o tres intervenciones escalonadas a lo largo de seis meses. Cada operación dura dos horas como mínimo. Es un auténtico desafío", explica el doctor Jafer Ainy, otro de los integrantes de este grupo.
La cirugía consiste en extraer un pedazo de cartílago de la zona de las costillas. Después se moldea, en lo posible, para que adquiera la forma de un pabellón auditivo y, a continuación, se procede al implante. Por último, se recubre la oreja reconstruida con piel del paciente. "El resultado no siempre es perfecto. Hay daños psicológicos permanentes, pero es innegable que los pacientes mejoran después de la operación", constata el doctor Alí. Aunque existen prótesis sintéticas que evitan tener que extraer tejido cartilaginoso de las cercanías del tórax, el doctor reconoce que no disponen de ese material. "Tendríamos que importarlo de los Estados Unidos".
Cada día nuevos desertores, enterados de la iniciativa por el boca a boca, se inscriben en la lista de espera del hospital Alwassi.