Que no vuelvan a pagarlo las familias
El sistema tributario español deposita la carga en el trabajo y el consumo, frente a la riqueza y el capital
Aún es difícil ver el final del túnel. La crisis económica, sanitaria y social de la covid-19 dejará las arcas públicas aún más debilitadas. España deberá afrontar una contracción de al menos un 18% en sus ingresos fiscales. La crisis anterior ya supuso en nuestro país un desplome extraordinario, y mucho más agudo, respecto al promedio europeo, de casi 10 puntos porcentuales menos en relación al PIB. Desde entonces, arrastramos una recaudación que sigue situándose unos seis puntos por debajo de la media europea. En esencia, el conjunto del sistema tributario sigue depositando la carga impositi...
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Especial: El nuevo contrato social
Aún es difícil ver el final del túnel. La crisis económica, sanitaria y social de la covid-19 dejará las arcas públicas aún más debilitadas. España deberá afrontar una contracción de al menos un 18% en sus ingresos fiscales. La crisis anterior ya supuso en nuestro país un desplome extraordinario, y mucho más agudo, respecto al promedio europeo, de casi 10 puntos porcentuales menos en relación al PIB. Desde entonces, arrastramos una recaudación que sigue situándose unos seis puntos por debajo de la media europea. En esencia, el conjunto del sistema tributario sigue depositando la carga impositiva en el trabajo y el consumo, frente a la riqueza y el capital. El peso del sostenimiento del Estado recae sobre las familias, que aportan el 83% del total recaudado frente a un 12% a través del impuesto de sociedades y una recaudación sobre la riqueza que sigue siendo mínima. Diez años atrás los pesos estaban más equilibrados y el aporte de las familias representaba un 74% del total de ingresos públicos.
Recaudamos poco, con escaso efecto redistributivo. Si los ingresos se desploman y las necesidades aumentan, ¿a quién pedir un mayor esfuerzo? Sería una torpeza repetir la fórmula de elevar impuestos al consumo o a las rentas del trabajo. Nos enfrentamos a una pandemia que podría incrementar en más de 700.000 el número de personas en situación de pobreza en España.
¿Hacia dónde apuntar entonces? No existen los milagros fiscales en este contexto, pero sí es vital abordar lo inmediato pensando en intervenciones casi quirúrgicas, que no tengan efecto negativo sobre el crecimiento ni la demanda y que vayan rascando recursos de sectores menos golpeados por el efecto de la crisis o infragravados en el pasado.
Desde Oxfam Intermón apostamos por revisar la tributación sobre las rentas y patrimonios más altos, así como a los sectores empresariales que muestran resultados extraordinarios incluso en este contexto covid. Algunas de las empresas más rentables del planeta han logrado 100.000 millones de dólares más de beneficios comparado con la media de los cuatro ejercicios precedentes. Entre estas grandes corporaciones, algunos de los gigantes tecnológicos como Apple, Google, Amazon o Microsoft, que siguen utilizando sus armas fiscales para reducir al mínimo su contribución. Mientras no se logre un acuerdo de reforma del sistema fiscal internacional en el marco del G20 y de la OCDE (en gran medida en un impasse por los intereses de Estados Unidos), es urgente aprobar la tasa Google o un impuesto temporal a los servicios digitales. Estas y otras medidas podrían ayudar a recuperar casi 10.000 millones de euros de recaudación.
A largo plazo no queda otra: una reforma más integral resulta inevitable. Esta vez sí, sin parches ni excusas. Una reforma que revise la tributación ambiental, entre las más bajas de la UE; acabe con la regresividad de determinadas exenciones y consolide la tributación empresarial, marcada por el juego de la competencia fiscal europea. Necesitamos una nueva normalidad en lo fiscal, que responda a las preguntas de a qué sociedad aspiramos y quién tiene mayor capacidad para contribuir.
Susana Ruiz es responsable de justicia fiscal de Oxfam Internacional.