Hollywood es cruel, pero cuida a sus huérfanos: así se preparan para el estrellato en 2021 los hijos de leyendas que murieron jóvenes
Los retoños de los fallecidos Philip Seymour Hoffman, James Gandolfini, Paul Walker o Carrie Fisher serán grandes protagonistas del año gracias a seguir los pasos de sus padres en una industria que demuestra que, cuando el destino cierra una puerta, ella abre una ventana
Aseguraba Marilyn Monroe que Hollywood es ese lugar donde te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo cierto es que, desde que la meca del cine recibe tal nombre, tanto los medios de comunicación como los propios integrantes de la industria han perpetuado esa imagen de lugar inhóspito, de crepúsculo de dioses que yacen flotando en piscinas infinitas. Una jaula poblada por personajes sin escrúpulos e individualistas, movidos por una ambición tan desaforada que los llevaría a vender a su madre por...
Aseguraba Marilyn Monroe que Hollywood es ese lugar donde te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo cierto es que, desde que la meca del cine recibe tal nombre, tanto los medios de comunicación como los propios integrantes de la industria han perpetuado esa imagen de lugar inhóspito, de crepúsculo de dioses que yacen flotando en piscinas infinitas. Una jaula poblada por personajes sin escrúpulos e individualistas, movidos por una ambición tan desaforada que los llevaría a vender a su madre por un minuto más en pantalla. Pero no es plástico, como añadiría Warhol, todo lo que reluce en las colinas de Los Ángeles. También allí conviven y convergen las inspiradoras historias de varios cachorros de Hollywood que comparten sueño profesional y contexto trágico. Hoffman, Walker, Gandolfini… huérfanos todos de estrellas relucientes, pero demasiado fugaces. Apellidos ilustres cuyo recorrido desvela este 2021 la cara más amable de la industria más cruel.
Basta con echar un rápido vistazo a la hemeroteca para comprender la tragedia de Cooper Hoffman. Las últimas imágenes que las agencias tienen sobre él datan de febrero de 2014, cuando asistía con indisimulada desolación al funeral de su padre, el ganador del Oscar Philip Seymour Hoffman (Capote). El resto de fotografías compungen incluso con más fuerza, mostrando a ambos compartir gritos indignados –la trayectoria reciente del equipo no da para más– en diferentes partidos de los New York Knicks, de los que eran fervientes seguidores. Hoy, ese niño es un adolescente de 17 años con el estirón pegado y una frondosa melena pelirroja que recuerda a la que lucía su progenitor en Boogie nights, la película de culto que supuso su confirmación definitiva como intérprete.
Precisamente es ese mismo director, el alabado Paul Thomas Anderson, amigo personal del actor y con el que repetiría después en The Master, el que ha querido tomar bajo su ala al joven para facilitarle de igual modo su ingreso en la industria. El cineasta ha apostado por Cooper Hoffman, sin experiencia previa delante de una cámara, para protagonizar su esperadísimo nuevo proyecto, Soggy bottom. El filme, en el que comparte escenas con Bradley Cooper y Alana Haim (parte del celebrado trío musical Haim), versa sobre la complicada madurez de un actor infantil de éxito en el San Francisco de los años setenta. Si la evolución de la pandemia lo permite, la película será una de las joyas más perseguidas del calendario festivalero.
Quizá las alfombras rojas de Cannes o de Venecia crucen en unos meses a Cooper Hoffman con Michael Gandolfini, otro recién llegado de noble y desafortunado pedigrí. El actor de 21 años, hijo de James Gandolfini (fallecido en junio de 2013), es la prueba viva del nepotismo mejor entendido de Hollywood. En su caso, ha encontrado la protección del hombre que ayudó a su progenitor a convertirse en uno de los mitos indelebles de la historia de la televisión, David Chase, creador de Los Soprano. El primogénito continuará el legado familiar poniéndose en la piel de un Tony adolescente en The many saints of Newark, precuela cinematográfica que versará sobre una guerra entre clanes de la mafia ocurrida en la década de los sesenta en Nueva Jersey.
“Si los Soprano creen en algo, es en que la familia va primero”, evocó el actor en Instagram para comunicar el retraso del lanzamiento del filme —ahora previsto para otoño— debido a la crisis sanitaria. Aunque dice que su padre le instó a que eligiera la dirección por delante de la interpretación —”Ellos tienen el poder”, alegaba—, ha confirmado que adoptar el rol de Tony Soprano le ayudó a “comenzar su proceso de duelo”. Antes de esta oportunidad, otra de las grandes mentes de la ficción serializada contemporánea, David Simon (The wire), le dio al joven su primer papel de lustre en la serie The deuce (Las crónicas de Times Square).
A sus 22 años, Meadow Rain Walker ha optado, de momento, por dejar a un lado la interpretación y centrarse en el mundo de las pasarelas. La única hija de Paul Walker, el actor de la saga Fast & furious que perdió la vida en un accidente automovilístico en 2013, ha debutado este mismo mes de enero como imagen de la colección pre fall de la firma Proenza Schouler. Reclutada por la influyente agencia DNA Models y con más de dos millones y medio de seguidores en Instagram, la prensa especializada ya habla de ella como la próxima gran it girl de la moda. Es en la mencionada red social, y en forma de selfis con los hijos de este o de emocionadas palabras de agradecimiento, donde Meadow ha demostrado su amor por Vin Diesel, compañero inseparable de su padre en la taquillera franquicia de acción y figura paternal en su vida desde la desaparición del actor. “Es mi protector y mi aliado. Tengo mucha suerte de poder llamarlo mi mejor amigo”, declara. “La familia tiene una tarta esperándote para cuando vuelvas a casa, así que date prisa. Te quiero, pequeña”, le respondió el autocalificado como “tío Vin” en el 21 cumpleaños de la modelo.
Frances Bean Cobain, Paris Jackson o Zelda Williams, hijas de Kurt Cobain, Michael Jackson y Robin Williams, respectivamente, son otras de las herederas de algunos de los mayores talentos de la cultura pop que tratan estos días de honrar el apellido familiar. La primera lo hace en el ámbito de la pintura y la ilustración, después de haber trabajado de modelo. La segunda enfila una prometedora carrera musical con su recién lanzado primer álbum, Wilted; y Williams concilia su trabajo como actriz y dobladora con una afilada y recomendable acidez tuitera marca de la casa.
Pero la más explícita sobre el poder cicatrizante de la ficción ha sido Billie Lourd. Durante la Navidad de 2016, y en cuestión de un par de días, la actriz de 28 años perdió a su madre y a su abuela: las estrellas Carrie Fisher y Debbie Reynolds. Lourd, que acababa de debutar como intérprete con un pequeño cameo junto a su madre e icónica Princesa Leia en El despertar de la fuerza, encontró consuelo ante tamaña pérdida en uno de los grandes nombres de Hollywood. Mientras continúa con su papel de teniente Connix en el resto de entregas de la saga galáctica, el hiperactivo showrunner Ryan Murphy decidió ofrecerle un papel fijo en la serie de terror American Horror Story. “Solo habían pasado unos meses desde la muerte de mi madre y me ayudó a procesar todas mis emociones. Poder llorar a través del personaje me permitió llorar por mí misma. Fue sanador, catártico, el equipo se ha convertido en mi familia. No puedo agradecérselo lo suficiente a Ryan. Sinceramente, me salvó la vida”, manifestó la actriz en Entertainment Weekly. El prolífico guionista, productor y director se ha quedado tan prendado del talento de Lourd que incluso está escribiendo una nueva serie pensada específicamente para su absoluto lucimiento. La fuerza parece acompañarla.
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