ESTÁ TODO HABLADO

Nada hurtado, todo heredado

Oigo “ICON” y no recuerdo un solo reportaje, entrevista, portada que haya hecho estos diez años

De izda. a dcha., Xavi Sancho, Tom C. Avendaño, Lucas Arraut, Paloma Lorenzo y Daniel García, equipo fundador de ICON, en una fiesta en noviembre de 2015.Ximena Garrigues & Sergio Moya.

Vamos a hacer una revista masculina, dijeron hace diez años, y si le cuento hoy esta historia a mi sobrino, que tiene once, me preguntará qué era una revista y qué la hacía masculina. Le contaré que éramos cuatro, cuatro contados, que no nos conocíamos pero que nos conocíamos mucho, que nos habíamos leído durante años. Que el primer día nos sentaron a los cuatro en una mesa sin ordenadores y uno tenía resaca y nos reíamos tanto que alguien que pasaba por ahí dio por hecho que éramos viejos amigos. Cuatro contados, cuatro matados, y tantas ideas en esa mesa. ...

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Vamos a hacer una revista masculina, dijeron hace diez años, y si le cuento hoy esta historia a mi sobrino, que tiene once, me preguntará qué era una revista y qué la hacía masculina. Le contaré que éramos cuatro, cuatro contados, que no nos conocíamos pero que nos conocíamos mucho, que nos habíamos leído durante años. Que el primer día nos sentaron a los cuatro en una mesa sin ordenadores y uno tenía resaca y nos reíamos tanto que alguien que pasaba por ahí dio por hecho que éramos viejos amigos. Cuatro contados, cuatro matados, y tantas ideas en esa mesa. Lucas Arraut, el líder, el impulsor de todo, había dicho que de ahí igual no salía una revista pero sí una familia. Yo era el pequeño y nunca había tenido una familia en el trabajo. Casi no tenía familia fuera de él, acababa de enterrar a mi padre. Eso se me olvidó por primera vez en aquella mesa con Dani, con Xavi, con Lucas. Salió una revista y salió la familia. Aquí siguen las dos.

El mundo fue cambiando, no hace otra cosa que cambiarnos. La revista masculina de EL PAÍS nos adaptó a una sociedad feminista. Aprendimos de apropiación cultural, violencia patriarcal, no binarismo, de los Oscars So White, Black Lives Matter, #MeToo y #SeAcabó. Vimos el auge y caída de Flappy Bird, de Clubhouse, de X, de tantas redes, y el auge sin caída del culto a la personalidad. La gente más divertida casi siempre es la más aterrada de no serlo. Dijimos lo buena que era Juego de tronos y, después, lo mala que era Juego de tronos. Los balcones se llenaron de banderas catalanas un tiempo y de aplausos a las ocho de la tarde después. El streetwear saltó de la calle a las páginas de alta sastrería como los Javis saltaron del teatro Lara a HBO. Taylor Swift saltó de cantante de pop, a la Taylor Swift, leyenda; Beyoncé de estrella diosa. Justin Bieber, Miley Cyrus, Billie Eilish, Lorde, Olivia Rodrigo, Troye Sivan. Para entender el pop no hace falta oído sino libido. Enterramos a Harvey Weinstein, a James Bond y a Bowie. Se fue Trump y volvió Lula: lo que ocurre una vez no alarma y lo que ocurre dos veces no se borra. Sobrevivimos a Despacito. Aquí seguimos.

La portada que el dibujante Pol Anglada diseñó para el número 101 de ICON: un hombre por fuera y superhéroe por dentro.Pol Anglada

Tuvimos buenos jefes y rezamos por sobrevivir a los malos, los perfeccionistas —la excelencia no requiere perfección— y los normativos —la normatividad, antesala de la mediocridad—. Aquella mesa se convirtió en varias, llegaron Paloma, Carlos, Sara, Iñigo, Guillermo, Paola, Blanca, Juanfran, Pepa, Aitor, Jaime. Ya no éramos solo tres más el chaval que escuchaba demasiado Sondheim. Y allí seguimos. El equipo ha celebrado un parto y vivido un par de funerales. Lo normal sobre el papel, lo indecible cuando te toca. Ha pasado la vida entera, nuestra vida entera. Me enamoré de uno de los tres, que hoy es el director. Ahora, por las mañanas hago la revista de mi ex y por las noches vuelvo a una casa decorada por mi jefe. Yo aquí sigo.

Fui el primero en irme y, seis años después, el único en volver. Lucas se marchó, luego Paloma, Xavi y Aitor. Hay un mundo más allá de esta cabecera, cada día me cuesta imaginarlo un poco más. Mi tía, que me crió como si fuera su hijo, me imprimía la importancia de las raíces con un consejo contra el ego. “Recuerda que lo tuyo no es hurtado, es heredado”. Casi a diario me lo decía. No hago otra cosa que recordarlo, en estas mesas nuevas con ordenadores nuevos con los viejos compañeros. Con esa familia que decía Lucas. Oigo “ICON” y no recuerdo un solo reportaje, entrevista, portada que haya hecho estos diez años. Sí recuerdo incontables momentos pequeños e imborrables con el equipo con quien los he hecho. Todo lo que tengo es herencia de los que están, es la huella de los que estuvieron. Y así, con suerte, seguiremos.

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