“Parecía más embarazado que yo”: por qué hay hombres que engordan durante el embarazo de su pareja
Varios expertos explican por qué los futuros padres ganan peso mientras sus parejas gestan a sus bebés. Uno de los últimos en confesar que a él le pasó es el actor Adam Devine
En 1994, Arnold Schwarzenegger creó, junto a Danny DeVito, un fármaco llamado Espectane y el resultado fue, resumiendo mucho Junior (la película de Ivan Reitman donde todo esto ocurre), que el personaje interpretado por el actor y exgobernador de California acaba embarazado y teniendo él mismo un bebé. Sin embargo, la ciencia aún no ha conseguido llegar tan lejos como lo hizo un guion lleno de lagunas hace ya 30 años. Lo que sí empieza a tener peso científico es el hecho de que un gran porcentaje de hombres, sin estar técnicamente embarazados mientras sus parejas sí que lo están, engordan hasta seis kilos de media durante la gestación de sus bebés. Así lo refleja un estudio de la Universidad de Northwestern, en Chicago, que ha publicado la revista American Journal of Men’s Health. Según los datos recabados por la universidad, los hombres aumentan su masa corporal, sobre todo, durante el embarazo del primer hijo. Una encuesta realizada a 5.000 hombres de Gran Bretaña, liderada por la empresa de publicidad Onepoll, confirma que durante los embarazos de sus parejas, los futuros padres engordaron más de seis kilos de media. El 25% de ellos confesó que esos meses comieron más para que su pareja no se sintiera mal por ganar kilos durante el embarazo. A este fenómeno por el que los hombres acumulan casi más kilos que las mujeres durante el embarazo se le conoce como “peso por empatía” (sympathy weight, en inglés).
“Recuerdo estar embaraza de seis meses y que apenas se me notara la tripa. Por aquel entonces, la mayoría de mis vecinos, con los que me cruzaba a diario, no se habían dado cuenta de que iba a tener un bebé. Mientras, familiares y amigos hacían todo tipo de comentarios a mi marido relacionados con el peso que había cogido. La verdad es que parecía el más embarazado que yo”, confiesa Raquel López, periodista madrileña de 34 años. “Durante el embarazo me dio por comer cada hora y poco. Me pasaba el día tomando frutos secos, galletas y aceitunas y mi marido se sumaba pero comiendo aún más cantidad que yo. La cosa se fue de madre y después de dar a luz yo perdí los nueve kilos que había ganado pero él se quedó con ellos e incluso siguió cogiendo alguno más”, señala la periodista.
El actor Adam Devine, conocido entre otros por su papel de Andy en Modern Family, se convirtió en padre a principios de 2024 y engordó casi 12 kilos durante el embarazo de su mujer, la actriz Chloe Bridges. Aunque parece que está logrando quitárselos de encima, Devine ha confesado que cuando se miraba al espejo veía una versión de sí mismo con la que no se sentía cómodo. “Chloe comía por dos porque estaba creando un ser humano. Yo no estaba creando ningún ser humano, pero parecía que sí. Engordé incluso más que ella”, confesó Devine a People recientemente.
“Cuando un hombre va a ser padre es común que aparezcan miedos. Los más habituales son el miedo a no ser buen padre y el miedo a repetir patrones que nos hicieron daño de pequeños”, explica a ICON la psicóloga Belén Sánchez. “En los hombres más sensibles surge una especie de ansiedad que regulan con la comida, lo que deriva en que acaban comiendo mucho más de lo que lo hacían antes del embarazo”. Además, explica Sánchez, durante estos meses la mayoría de los mimos a la pareja se traducen en caprichos culinarios. “En esta etapa se come y se celebra más. También se despierta el rol cuidador del futuro papá y de acompañar en todo el proceso. Si la mujer tiene más hambre y antojos y quiere cenar pizza día sí y día también, el hombre va a hacer lo mismo por solidaridad y por comodidad. Con la diferencia de que él no va a parir dentro de unos meses y todo lo que está ganando se lo queda dentro”, apunta la psicóloga.
El guionista y escritor Carlos G. Miranda cuenta a ICON que durante el embarazo de su primer hijo ganó ocho kilos que cinco años después siguen con él. “Como suele ser normal, mi mujer tenía más hambre durante el embarazo y se permitía comer más. Yo me unía y comíamos mucho moviéndonos menos de lo que lo hacíamos antes. Encima nos pilló la pandemia y fue el acabóse. Yo dejé el gimnasio y nos dedicábamos a cocinar y a hacer bizcochos todo el día”, recuerda Miranda, que no llegó a perder los kilos que cogió en ese embarazo, pero logró mantenerse y después de que su mujer diera a luz no siguió engordando. Sin embargo, con la llegada del segundo embarazo la situación se fue de madre hasta el punto de que dejó de pesarse. “Como a mitad de embarazo nos dijeron que la niña estaba en un percentil muy bajo y que mi mujer tenía que comer más para que la bebé creciera. Le mandaron batidos de proteínas (que por suerte yo decidí no comer porque estaban asquerosos) y empezamos a cenar morcilla, higaditos de pollo, habitas con jamón... Un festín. Mi mujer cogió 20 kilos que perdió tras el parto y yo solo sé que pasé de los 80 kilos, algo que nunca había pasado, y dejé de pesarme”, confiesa. El guionista reconoce que en este segundo embarazo engordó también por preocupación, las alarmas de los médicos por el peso de la bebé le llevaron a calmar los nervios con la comida. Ahora la niña va a cumplir dos años y él apenas ha conseguido quitarse alguno de los kilos que ganó. Pero no pierde la esperanza: “Veo a colegas con hijos un poco más mayores, de unos seis años, que se han quedado súper delgados por el ritmo de vida que llevan con los niños. Ya me tocará a mí también. Espero”.
A Manuel Rodríguez, abogado de 39 años, le quedan unos meses para que nazca su primer hijo y reconoce que la ansiedad que sintió los primeros meses, cuando él y su pareja tenían más miedo a que algo pudiera salir mal, le llevó a comer más “guarrerías”. Además, en solidaridad con su pareja dejó de beber alcohol pero acabó sustituyéndolo por “más comida basura”. “El resultado han sido cinco kilos más, y aún quedan cuatro meses para que mi mujer de a luz”. Un testimonio similar es el de Antonio Sánchez, músico de 45 años que recibió a su hijo con 10 kilos más de los que tenía cuando su mujer se quedó embarazada. La mayoría de esos kilos aún siguen con él. “Pasó aquello de que el camino acaba y el tonto sigue. En mi caso más que por empatía creo fue por aprovechar el todo vale. A mí me gusta comer y siempre he tratado de reprimirme, pero durante el embarazo lo que hice fue decir sí a todo. ¿Merendamos? Sí. ¿Re-merendamos? Sí. ¿Compramos un dulce para el postre? Sí. Encima a mi pareja le dio muy fuerte por la pasta boloñesa. No se si en nueve meses nos comimos unas 25, y así acabé. Ella dio a luz y volvió a su peso habitual, pero yo me quedé con los kilos y los malos hábitos. Además con un niño pequeño es muy complicado retomar rutinas deportivas”, apunta Sánchez.
“En consulta he encontrado casos de mujeres que han vivido el embarazo con muchos miedos y confiesan que han terminado contagiando esa ansiedad a sus parejas. Y es cierto que la ansiedad se puede contagiar, esto se debe a las neuronas espejo, las encargadas de dotarnos de empatía. Nos hacen sentirnos más sensibilizados con el otro y de regalo también nos dan esta parte de sufrimiento compartido que puede acabar con los futuros papás comiendo mucho más que antes y cogiendo kilos como si también estuvieran gestando un bebé”, explica a ICON la psicóloga perinatal Diana Crego Cordón.
Volviendo a la imagen de Schwarzenegger embarazo que nos regaló Junior, Manuel Rodríguez confiesa que le ha venido a la mente en más de una ocasión estos últimos meses. “Tengo miedo a que se me vaya de las manos y parecer tan embarazo como el personaje de Arnold en la película”, reconoce, medio en broma, medio en serio.