Aquellos elegantes trotamundos de los setenta

En la firma italiana Tod’s los cambios son sutiles pero constantes, y siempre tienen que ver con los orígenes de su historia. La empresa que dio el pistoletazo de salida a la presencia en la moda y el estilo de la familia Della Valle nació hace un siglo como una apuesta de futuro y de amor a la zapatería artesana. A finales de los setenta sus gommini, mocasines con suelas flexibles con 133 pequeñas esferas de goma –de ahí su nombre– surgieron para satisfacer una necesidad muy concreta, la de p...

En la firma italiana Tod’s los cambios son sutiles pero constantes, y siempre tienen que ver con los orígenes de su historia. La empresa que dio el pistoletazo de salida a la presencia en la moda y el estilo de la familia Della Valle nació hace un siglo como una apuesta de futuro y de amor a la zapatería artesana. A finales de los setenta sus gommini, mocasines con suelas flexibles con 133 pequeñas esferas de goma –de ahí su nombre– surgieron para satisfacer una necesidad muy concreta, la de proporcionar un calzado apto para la conducción, un zapato ligero y cómodo con el que descubrir el mundo a través de sus carreteras.

Imbuido de elegancia midcentury y clásica, aquel producto dio carta de naturaleza a Tod’s en la moda moderna. Sin embargo, la firma capitaneada por Diego della Valle siempre ha avanzado con cautela para no poner en peligro sus cimientos. Por ejemplo, nunca ha abusado de los logos, algo que tiene lógica: para varias generaciones de hombres, el gommino es el logo. Este año se incorpora a la familia una inicial metálica, la letra T, que además, cuentan desde la firma, es la de palabras como talento, tradición y tiempo. Este nuevo amuleto se localiza, por ejemplo, en la hebilla de los nuevos mocasines T Timeless, que juegan con patrones clásicos y, como siempre en la casa, suaves y con ricas texturas naturales.

Los complementos cuentan su propia historia. Sin ir más lejos, el pequeño bolso en bandolera que aparece sobre el salpicadero del coche en la imagen de la izquierda tiene el tamaño perfecto para transportar una pequeña cámara de fotos como la que llevaba en sus viajes por África Peter Beard (1938-2020), probablemente el aventurero más elegante del siglo XX. El fotógrafo neoyorquino, además de publicar innumerables libros y reportajes de fauna salvaje se movió con la misma soltura en los círculos cosmopolitas. Fue un habitual del Studio 54 neoyorquino en los setenta, novio de Lee Radzwill, la hermana pequeña de Jackie Onnasis, y amigo de Truman Capote, Andy Warhol o Mick Jagger. Su estilo personal, tocado por la varita mágica de la naturalidad elegante, lo convirtió también en un icono de estilo, célebre por sus camisas saharianas, sus prendas de tonos tierra y sus complementos curtidos en mil aventuras.

En homenaje al artista, la colección adopta los colores más versátiles del mundo: arena, beis, marrón, mostaza. En el fondo, no resultan extraños para una firma que siempre ha estado ligada a la elegancia atemporal y a la comodidad. Ahora, la marca renueva el repertorio sin descuidar lo esencial: ese aire de familia de las cosas bien hechas.

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