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El homenaje de Sergio Peris-Mencheta a Verónica Echegui: “Con ella siempre se rompía la rutina, y aparecía la vida, carajo”

Cuando se cumplen tres meses del fallecimiento de la actriz, el director y actor ha publicado un emotivo mensaje en su cuenta de Instagram para recordarla

Han pasado tres meses desde que la actriz que se hizo un hueco permanente en la industria del cine gracias a Yo soy Juani, Verónica Echegui, falleció de un cáncer a los 42 años. Una enfermedad que la intérprete madrileña, que en 2022 ganó el Goya al mejor cortometraje de ficción como directora, guionista y coproductora del aterrador Tótem Loba, llevó con mucha discreción. Tras su fallecimiento, el 24 de agosto, fueron incontables los mensajes de duelo de personas del sector. Especialmente sentida fue la carta que publicó el actor Álex García, que compartió su vida con ella durante 13 años. Sergio Peris-Mencheta, quien aún se encuentra en proceso de recuperación de un trasplante de médula debido a una leucemia, despidió a su compañera un día después de su muerte: “Nos duele que no estés”, escribía en la cuenta en la que reúne más de 90.000 seguidores.

Ahora, el actor y director, que en agosto recibió la Orden del Mérito Civil en Los Ángeles como un reconocimiento a la supervivencia y a su trayectoria, ha querido homenajear a su amiga con una larga dedicatoria en su perfil de Instagram. “… Y me encuentro esta foto que le robé hace unos años en Los Ángeles. Y es que llevo días teniendo muy presente a Vero. Despierto, en sueños y en el duermevela. Y me vienen los recuerdos de ella siempre saliéndose de ‘lo común’. Derramándose. Siempre riendo, siempre con la risa por bandera. Es la escena que tengo de ella. No la fantaseo correctita’, vaya", comienza la dedicatoria.

“Con ella siempre se rompía la rutina, y aparecía la vida, carajo. Era una sorpresa continua. Con ella se escacharraba lo ordinario. Como si hubiera venido a este mundo a exprimir al máximo los 40 años que iba a vivir. Como si su ser superior ya supiera que sería una estrella fugaz, y le planteara un all-in a cada instante, por cotidiano que fuese. Como si hubiera encarnado para darnos una lección a todos de cómo se debe vivir una vida”, escribe. Y continúa: “Hasta en los photocalls no posaba, jugaba en otra liga, daba la sensación de estar pensando: ‘No os toméis esto tan en serio, que en 100 años todos calvos’. Y esa manera de mirar, como con una mira telescópica detrás de la cual se imaginaba un país de las maravillas. Jugaba en otra liga. Como si hubiera venido a este mundo solo a recordar de qué iba esto de vivir, y a reírse un poco de la seriedad, de las preocupaciones, de los estreses… como si con sus ojos telescópicos ya supiera más que ninguno que sólo estamos de paso, y que no somos tan importantes como nos vivimos…“.

Al contrario de Echegui, el actor ha hecho público todo el proceso desde que le diagnosticaron cáncer a principios de 2024. A principios de este año, publicó el libro 730 días, La enfermedad como espejo del tiempo, en el que revela aquellas cosas que considera fundamentales para vivir la vida con plenitud. “No me cambio por el Sergio de antes de la enfermedad. No recomiendo a nadie que atraviese lo que yo he atravesado, pero una vez que lo atraviesas me enfrento a tope a ello y también a sus consecuencias. Me duele todo el cuerpo, pero me he acostumbrado y he aceptado el dolor. ¿Qué tiene de bueno esto? Que estoy permanentemente en contacto con mi cuerpo. Antes, todo lo hacía sin darme cuenta, beber, ir al baño, respirar. Ahora, de repente, el dolor, las náuseas, las molestias hacen que me ocupe de mi cuerpo, hacen que me cuide a cada instante. ¿Es malo lo que me está pasando? Claro, es una putada, pero bendita sea esta putada”, contó el actor en entrevista con EL PAÍS.

En su homenaje a la actriz, Peris-Mencheta finaliza la dedicatoria honrando el tiempo en vida de su amiga: “Sí, la Echegui era el paradigma de las ganas de vivir sin cortapisas. A cada instante. Como si fuera su seña de identidad. Como si descubriera una juguetería o un parque de atracciones en cada momento. Como si no tuviera tiempo que perder en conversaciones de ascensor… no me la imagino en un ascensor teniendo una conversación de ascensor. Me la imagino entrando a saco siempre. Un ascensor con un vecino muermo pero ella saca un tema y no es ‘hablar del tiempo’. Es que se ha fijado en algo que solo ella se fijaría, y como a una niña le llama la atención, y como una niña en una juguetería le comenta al vecino muermo. Y algo se rompe. Y ese vecino resulta que no era tan muermo. Y aparece la vida". Y termina: “Nota: nunca un post contuvo tanto la palabra vida”.

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