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MacKenzie Scott explica qué le motivó a hacer donaciones millonarias: su compañera de universidad le prestó 1.000 dólares para seguir estudiando

La filántropa y una de las mujeres más ricas del mundo, que obtuvo acciones de Amazon tras su divorcio de Jeff Bezos en 2019, ha donado más de 19.000 millones de dólares en los últimos cinco años

MacKenzie Scott (San Francisco, 55 años) está en el puesto 68 en la lista de las personas más ricas del mundo de Forbes de 2025, una fortuna que se debe a las acciones de Amazon que le fueron otorgadas tras su divorcio de Jeff Bezos, en 2019. Pero la escritora estadounidense también es una de las multimillonarias más generosas: en los últimos cinco años, ha donado más de 19.000 millones de dólares a diferentes causas de más de 2.000 ONG. En un ensayo publicado en la web de su fundación Yield Giving, nacida en 2022, Scott ha compartido ahora las anécdotas que la motivaron a compartir su fortuna.

“¿En la generosidad de quien pensé cada vez que hice una de las miles de donaciones que he podido ofrecer? Fue en el dentista de mi barrio que me ofreció un tratamiento dental gratuito cuando me vio pegando un diente roto con pegamento para dentaduras postizas. Fue en mi compañera de cuarto de la universidad, quien me encontró llorando y, movida por su impulso, me prestó 1.000 dólares para que no tuviera que abandonar la carrera en mi segundo año", recuerda la filántropa.

En su discurso habla sobre la importancia de la acción humanitaria individual y cómo los actos cotidianos de generosidad y amabilidad desencadenan un efecto dominó positivo. Sobre su compañera de la universidad añade: “Después de ver la diferencia que hizo en mi vida, ¿qué le inspiró a hacer, veinte años después? Inició una empresa que ofrece préstamos a estudiantes de bajos ingresos sin aval. ¿Y con qué rapidez aproveché la oportunidad de ser una de las personas que apoyaron su sueño de apoyar a estudiantes, tal como ella una vez me apoyó a mí? ¿Y a quiénes ayudarán, a su vez, a cada uno de los miles de estudiantes que prosperan gracias a esos préstamos impulsados por la generosidad y la gratitud? Ninguno de nosotros tiene idea”.

La fortuna de Scott viene de un acuerdo de divorcio con el fundador de Amazon, Jeff Bezos, la tercera persona —detrás de Elon Musk y Mark Zuckerberg— más rica del mundo en la misma lista de Forbes, y con quien estuvo casada 25 años. El acuerdo de separación le dejó 139 millones de acciones de la compañía, aproximadamente, de los cuales ha donado o vendido 58 millones. Hoy su patrimonio neto supera los 35.000 millones de dólares y ha donado 19.250 millones a causas como la equidad racial, la igualdad de género, a la comunidad LGBTIQ+, la salud pública y el cambio climático.

Este noviembre, la filántropa ha hecho historia con una donación a la causa que comenzó todo: ha destinado más de 700 millones de dólares a universidades históricamente negras, aquellas instituciones de enseñanza superior establecidas en Estados Unidos durante la etapa de segregación, según ABC News. Solo el pasado fin de semana donó 63 millones, 50 millones y 19 millones de dólares a la Universidad Prairie View A&M en Texas, la Universidad Estatal Bowie en Maryland y la Universidad Philander Smith en Arkansas, respectivamente, según la misma fuente. Las donaciones más abultadas que han recibido.

El trabajo de MacKenzie Scott no ha acabado y en su mensaje ha dejado claro que seguirá donando. “El potencial de la contribución pacífica y no transaccional ha sido durante mucho tiempo subestimado, a menudo basándose en que no es financieramente autosostenible o en que algunos de sus beneficios son difíciles de medir. Pero ¿y si esas supuestas desventajas fueran en realidad ventajas? ¿Y si esas llamadas debilidades fomentaran las fortalezas de las que depende el florecimiento (o incluso la supervivencia) de nuestra civilización? ¿Y si el cuidado fuera una forma para que todos nosotros marcáramos una diferencia al liderar y dar forma a nuestros países? Los votos no son la única manera de mostrar lo que nos gustaría ver más en nuestras sociedades. Hay muchas maneras de influir en cómo nos movemos por el mundo y hacia dónde llegamos”, concluye.

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