Elon Musk y su ‘minicasa’ de 37 metros cuadrados: cuando los superricos presumen de vida modesta
La polémica nueva residencia del fundador de Tesla, segunda persona más rica del planeta, revive el debate sobre los millonarios que alardean de ser ‘frugales’.
Con una fortuna valorada en 166.000 millones de euros, Elon Musk, segunda persona más rica del planeta, ha confirmado que vive de alquiler desde hace unas semanas en una casa prefabricada y transportable de unos 37 metros cuadrados que cuesta unos 44.000 euros. “Mi primera residencia es una casa de 50.000 dólares que alquilo en Boca Chica en SpaceX. Es asombrosa”, tuiteó a principios de junio el fundador de Tesla. El anuncio de su nuev...
Con una fortuna valorada en 166.000 millones de euros, Elon Musk, segunda persona más rica del planeta, ha confirmado que vive de alquiler desde hace unas semanas en una casa prefabricada y transportable de unos 37 metros cuadrados que cuesta unos 44.000 euros. “Mi primera residencia es una casa de 50.000 dólares que alquilo en Boca Chica en SpaceX. Es asombrosa”, tuiteó a principios de junio el fundador de Tesla. El anuncio de su nueva y modesta vivienda llegaba a propósito de las críticas que despertaron sus niveles de riqueza tras hacerse público el informe de la red de periodistas sin ánimo de lucro ProPublica, donde se denunciaba que Musk, Jeff Bezos y otros milmillonarios de EEUU solo han declarado e ingresado el 1% del aumento de su riqueza a las arcas públicas estadounidenses. Según el informe, Musk ni siquiera llegó a pagar impuestos sobre su renta en 2018.
La noticia no pilló a sus seguidores de imprevisto. Musk venía advirtiendo desde mayo de 2020 su intención de deshacerse de todas sus mansiones para “no ser propietario de ninguna casa”. Desde entonces, el fundador de Tesla ha confirmado haber vendido hasta seis de sus siete mansiones, valoradas en más de 100 millones de dólares y emplazadas mayoritariamente en Bel Air (Los Ángeles) para trasladar su base de operaciones a los cuarteles en Texas de SpaceX, la compañía aeroespacial que fundó en 2002 y con la que pretende fundar su propia colonia en Marte (él mismo se autodenomina emperador del planeta) para enviar y asentar allí a un millón de personas en 2050.
La nueva “casita” de Musk –con ese diminutivo en castellano publicita sus viviendas la compañía estadounidense que las fabrica– está alquilada a la start up Boxabl, una empresa que comercializa casas prefabricadas portátiles que se montan en un solo día. Aunque solo han construido tres viviendas hasta la fecha, según informaba Business Insider, el ‘efecto Musk‘ ha propiciado que la compañía cuente con una lista de espera de 47.000 personas dispuestas a hacerse con una de sus viviendas.
El mito del millonario ‘frugal’
Musk no es el primer superrico que hace bandera de vivir modestamente. Desde la década pasada se ha popularizado una corriente informativa que mitifica la idea de los millonarios ‘frugales’ (o buenos millonarios). Son fábulas sobre superricos que, pese al abrumador valor de sus fortunas, reniegan de las frivolidades y viven, de alguna forma u otra o a través de un objeto simbólico (veáse el Casio de menos de 50 euros que popularizó Bill Gates), de forma austera como el resto de los mortales. Como que Warren Buffet, director ejecutivo de Berkshire Hathaway cuyo patrimonio neto ronda los 88.000 millones de euros, siga viviendo en una casa que compró en 1958 por solo 31.500 dólares. Que el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, vista siempre con sudaderas sin marca y haya conducido durante años un Volkswagen GTI o que Jeff Bezos hiciese lo propio con un Honda Accord años después de hacerse millonario.
“Elogiar a la gente rica por su frugalidad es también una forma de vigilar a la gente corriente por gastar dinero en cualquier otra cosa que no sean primeras necesidades”, escribieron en el medio de comunicación estadounidense Vox a propósito del furor mediático por convertirlos en ejemplo para el resto: “El subtexto es claro: si Warren Buffett y Mark Zuckerberg están contentos con casas modestas y coches baratos, todos los demás también deberían estarlo. Para los ricos, la frugalidad se enmarca como un signo admirable de autocontrol; para todos los demás, es un requisito”, denunciaban.
Una postura a la que también se suma la columnista Arwa Mahdawi en The Guardian, donde escribía a propósito de la “casita” del CEO de Tesla que es “poco más que nauseabundo ver a un multimillonario cuya riqueza se disparó durante una pandemia siendo venerado por vivir modestamente”. Mahdawi recordaba que probablemente Musk “no entretendrá a sus seis hijos en esa casa” de Texas y que aunque ahora el superrico no sea técnicamente propietario de una vivienda, “su empresa sí lo es de la aldea de Boca Chica donde está esa casa”, para acabar sentenciando que “si Musk realmente quiere ayudar al planeta, tal vez debería pensar menos cómo vive y más en pagar sus impuestos”.