La BBC pide disculpas por los engaños que usó para lograr su famosa entrevista con Lady Di
El príncipe Guillermo asegura que la cadena “contribuyó de modo relevante al miedo, la paranoia y el aislamiento” de su madre
La historia no se puede desandar, pero sí es posible revisar el reparto de héroes y villanos. La BBC ha recibido este jueves un duro golpe a su reputación, y se ha visto obligada a pedir disculpas. La investigación llevada a cabo por el exmagistrado del Tribunal Supremo del Reino Unido John Dyson ha llegado a la conclusión de que la corporación pública “no cumplió con sus elevados estándares de integridad y transparencia” al obtener la famosa entrevista de 1995 con Lady Di. Aquella en la que la princesa, al comentar la infidelidad de Carlos de Inglaterra con Camilla Parker Bowles, dijo que era...
La historia no se puede desandar, pero sí es posible revisar el reparto de héroes y villanos. La BBC ha recibido este jueves un duro golpe a su reputación, y se ha visto obligada a pedir disculpas. La investigación llevada a cabo por el exmagistrado del Tribunal Supremo del Reino Unido John Dyson ha llegado a la conclusión de que la corporación pública “no cumplió con sus elevados estándares de integridad y transparencia” al obtener la famosa entrevista de 1995 con Lady Di. Aquella en la que la princesa, al comentar la infidelidad de Carlos de Inglaterra con Camilla Parker Bowles, dijo que eran “tres dentro del matrimonio”.
El periodista Martin Bashir, de 58 años, que consagró su estrellato con esa exclusiva, ya no trabaja para la BBC. Dimitió recientemente por motivos de salud: ha padecido covid-19 y se ha visto sometido a varias operaciones de corazón. Pero su reputación quedó tocada al admitir el “error” de utilizar documentos falsos para convencer a la familia de Diana Spencer de la necesidad de la entrevista. El informe de Lord Dyson da por cierto que Bashir mostró al hermano de Diana, Charles Spencer, unos extractos bancarios que demostraban aparentemente pagos a determinados individuos para espiar a Lady Di.
La BBC realizó en 1996 su propia investigación interna, ante las revelaciones del engaño por parte de otros medios. Al frente de ella estuvo Tony Hall, quien poco después ascendió al cargo de director general del ente público. Pero no se esforzó demasiado en comprobar la validez de las acusaciones. Creyó sin dudar a Bashir, quien negó el uso de los documentos falsos, le eximió de todo cargo, y ese mismo año recogió el premio BAFTA por el programa Panorama, donde se emitió la entrevista, que había logrado romper los moldes de lo que hasta entonces había sido el modo de informar sobre la familia real británica.
“Ha quedado claro que el proceso llevado a cabo para asegurar [la obtención] de esa entrevista, se quedó muy lejos de lo que nuestros espectadores tienen derecho a esperar de nosotros”, ha dicho Tim Davie, el actual director general de la BBC. “Lo lamentamos profundamente. Lord Dyson ha identificado claramente nuestros errores”. La cadena ha enviado cartas de disculpa a los hijos de Lady Di, los príncipes Guillermo y Enrique, al príncipe Carlos de Inglaterra y al hermano de la princesa, Charles Spencer, a quién nunca se tomaron la molestia de entrevistar en la primera investigación. Y ha devuelto el premio BAFTA.
La reacción del príncipe Guillermo, al conocer las conclusiones del informe, ha sido de extrema dureza con la BBC. En un video grabado para responder a la noticia, el duque de Cambridge ha asegurado que la entrevista de Panorama “contribuyó de modo relevante al miedo, la paranoia y el aislamiento” que sufrió su madre, y ha exigido que no se vuelva a emitir. El programa, ha señalado el segundo heredero en la línea de sucesión de la corona británica, “fue una contribución decisiva para el empeoramiento de la relación de nuestros padres, y ha herido a innumerables personas más desde entonces”. Su hermano, el príncipe Enrique, quien arrastra una batalla personal contra los medios del Reino Unido, ha asegurado que lo que lo preocupa es que “prácticas como esta, e incluso peores, siguen hoy muy extendidas”. El duque de Sussex ha culpado a ese tipo de periodismo del sufrimiento de Lady Di: “Nuestra madre perdió su vida por esto, y nada ha cambiado. Al proteger su legado, protegemos a todo el mundo, y mantenemos la dignidad con la que vivió su vida. Recordemos quién era ella, y todo lo que defendió”.
Bashir no ha renegado de una entrevista que le proporcionó la gloria. Ha pedido disculpas por usar los documentos falsos, pero sigue creyendo que “no influyeron en absoluto en la decisión de la princesa Diana de participar en el programa”. Y tiene razón en ese argumento, porque la propia Diana escribió de su puño y letra una nota, hallada en noviembre de 2020 e incorporada a la investigación de Lord Dyson, en la que aseguraba: “Martin Bashir no me mostró ningún documento, ni me informó de nada que yo no supiera ya de antemano. Concedí la entrevista a Panorama sin ningún tipo de presión, y no me arrepiento en absoluto”.
Charles Spencer no cejó nunca en su empeño de demostrar las prácticas abusivas de las que echó mano el periodista de la BBC para lograr la entrevista, y fue su decisión de airear públicamente su rabia el año pasado la que forzó una nueva investigación. Lord Dyson concluye en su documento que las explicaciones que Bashir dio en su día de todo lo sucedido fueron “increíbles, difíciles de sostener y, en algunos casos, deshonestas”, y ha acusado a la corporación pública de “encubrir en sus notas de prensa todos los hechos que habrían podido demostrar el modo en que el señor Bashir aseguró su entrevista”, por lo que “se quedó lejos de los altos estándares de integridad y transparencia que han sido siempre su sello de identidad”.
En un momento en el que la BBC se enfrenta a serios problemas presupuestarios y ha emprendido duros recortes, con un Gobierno conservador que lleva tiempo decidido a debilitar una institución que considera demasiado escorada a la izquierda, las conclusiones del informe de Lord Dyson han supuesto un duro golpe. Nadie duda de que Lady Di habría contado su versión de aquellos años turbulentos, de uno u otro modo, pero la BBC acabó siendo la primera víctima de la deriva sensacionalista por la que echaron a rodar desde entonces los medios británicos.