La caída en desgracia de lord Magan: de un patrimonio de 225 millones a la bancarrota
El barón, que fue tesorero del partido conservador británico y director del banco de Irlanda, acumulaba títulos, fortuna y propiedades y debe ahora más de 15 millones de euros
Ni la riqueza, sea de cuna o propia, ni los títulos, ni las conexiones sociales. Cuando el infortunio llama a la puerta, ni el más rico, famoso o inteligente se libra de ella. Y ese es el caso de George Magan, lord, sir y barón. Un hombre rico y conocido en el Reino Unido, parte de esa discreta aristocracia que flota en millones y vive en tremendas casas de campo que recuerdan a los castillos que la mayoría de los ojos solo son capaces de ver en ...
Ni la riqueza, sea de cuna o propia, ni los títulos, ni las conexiones sociales. Cuando el infortunio llama a la puerta, ni el más rico, famoso o inteligente se libra de ella. Y ese es el caso de George Magan, lord, sir y barón. Un hombre rico y conocido en el Reino Unido, parte de esa discreta aristocracia que flota en millones y vive en tremendas casas de campo que recuerdan a los castillos que la mayoría de los ojos solo son capaces de ver en ficciones como Downton Abbey o The Crown. Un miembro del Parlamento británico, un conservador de carné, que ahora ha caído en la ruina, en la total bancarrota.
Así lo ha desvelado ahora un columnista de la alta sociedad del diario Daily Mail, que da a conocer que esta prominente figura política y social está en la ruina después de que diversos acreedores le hayan exigido los pagos de una deuda que supera los 14 millones de libras, es decir, más de 15,6 millones de euros. Sin embargo, la fortuna de lord Magan ha llegado a calcularse en una horquilla de entre 60 y 200 millones de libras (67 a 225 millones de euros). El misterio está en qué ha dilapidado todo ese dinero.
Lord Magan, de 75 años recién cumplidos, es hijo de Bill Magan, que llegó a ser jefe del MI5, la inteligencia británica, y ostentaba el título de barón Magan de Castletown, el mismo que ahora tiene el arruinado exmagnate. Aunque sus negocios han sido su principal profesión, siempre ha estado vinculado al partido conservador, y en 2011 empezó a formar parte de él de forma oficial y se convirtió en miembro del Parlamento. Fue entonces cuando obtuvo el título de lord.
Magan, casado y con tres hijos, ya tenía entonces una inmensa fortuna, que aumentó cuando vendió la empresa financiera familiar, llamada Hambro Magan, que él y otros dos socios habían fundado en 1988. Entonces la firma constaba de una cuarentena de empleados, que se dedicaban a asesorías de compraventa de otras empresas. La inversora londinense NatWest Markets se hizo con ella en 1995 y entonces el barón se embolsó 25 millones de libras (al cambio actual, más de 28 millones de euros; en los noventa, muchísimo más). El mismo dinero que gastó en una inmensa propiedad en Shropshire, en el centro del país.
Desde entonces, Magan se dedicó a las inversiones y a la política. Su fortuna se lo permitía. Se movía en las más altas esferas. Sus lazos con el partido conservador se estrecharon cuando donó casi 1,7 millones de euros a los tories. Era miembro del consejo de administración de importantes instituciones culturales, como la Filarmónica de Londres o la Royal Opera House. Su pasión por el arte le llevó, ya como parlamentario, a formar parte de la comisión de arte entre 2017 y 2018.
El barón llegó a consagrarse como director del Banco de Irlanda, un territorio muy asociado a su familia y a sus raíces. De hecho, allí ha poseído desde el año 1999 una de las propiedades más llamativas del lugar, Castletown Cox. Según algunos medios, se llegó a considerar “la casa más bella de Irlanda”. Situada en el condado de Kilkenny, al sureste del país, la finca consta de más de dos kilómetros cuadrados.
La casa es tan impresionante como el terreno. Fue mandada construir por un arzobispo, cuyos escudos de armas adornan los jardines, en 1767. El edificio principal, de arenisca y mármol de la zona, está inspirado en el palacio de Buckingham y en sus cuatro plantas hay desde salas de billar a un gran salón de baile. Además, hay dos alas con establos, cocinas... acabadas en dos pabellones y que crean a su vez un inmenso patio. Los jardines, adornados con columnas corintias, son otra de sus joyas y fueron creados por la marquesa viuda de Salisbury. Pese a su grandiosidad, la reforma costó millones.
Los problemas empezaron a acuciar al barón hace algo más de dos años y se vio obligado a vender su pequeño paríso irlandés. También ahora se sabe que ha vendido su lujosa casa del barrio londinense de Kensington por seis millones de libras (6,7 millones de euros), y que quien se ha hecho con ella es una empresa de las Islas Vírgenes.
A Magan le dolió deshacerse de Castletown Cox y quiso permanecer en ella como arrendatario, con una renta de 100.000 libras anuales (112.00 euros). El pago se hacía mediante una fundación situada en Jersey, un paraíso fiscal, de la que formaban parte dos de sus hijos, Edward y Henrietta. A través de ella también pidieron una compensación de casi 400.000 euros por los gastos de su reforma como parte del mantenimiento, que costaba medio millón al año. Sin embargo, la justicia consideró que costaba muchísimo más de ese alquiler anual mantener la casa y sus tesoros, y el lord perdió el alquiler en otoño de 2019. Además, se calculó que debía unos 600.000 euros.
Según publicó entonces la prensa irlandesa, el otrora riquísimo magnate no tenía fondos ni para pagar a sus abogados. Sus representantes legales explicaron que las deudas por valor de más de 15 millones de euros le habían obligado a deshacerse de Castletown Cox. Magan, sin embargo, ni siquiera acudió a esa vista del tribunal a escuchar la sentencia. No se sabe si ahora, cuando el Tribunal Supremo lo ha declarado en bancarrota, ha preferido también permanecer ausente.