Más que 'light': nacen los refrescos antigrasa

La nueva Pepsi Special. / KOTAKU

¿Te imaginas un taco de tocino light, unas patatas fritas anticelulíticas o una tarta de queso reafirmante? Pues esa misma paradoja se da en los refrescos antigrasa, el último invento de los grandes fabricantes de bebidas carbonatadas de sabores.

Pepsi lanza mañana en Japón una variedad de su refresco de cola denominada Special, que supuestamente dificulta la absorción de grasa por parte de nuestro intestino. El milagro se debe a una forma no digerible de dextrina, utilizada en los suplementos de fibra dietética. La compañía, que ha desarrollado una fórmula capaz de eliminar el regustillo poco agradable de esta sustancia, venderá el producto por 150 yenes la botella (un euro y medio aproximadamente).

Con la Special, Pepsi sigue los pasos de Kirin Mets Cola, el primer refresco con dextrina que consiguió autorización comercial por parte de las autoridades japonesas. Desde su lanzamiento en abril, la bebida fue un éxito arrollador: en sólo dos días se cumplieron las expectativas de ventas previstas para medio año. De forma un tanto extraña, tanto la Kirin Mets Cola como la Pepsi Special se venden como "comida para uso específico de salud".

No se sabe si las multinacionales de los refrescos planean lanzar al mercado productos similares en Europa y Estados Unidos, pero no me extrañaría nada que si las colas antigrasa triunfan en Asia acaben llegando aquí. Al fin y al cabo, los productores de refrescos se enfrentan al mismo problema en todo el mundo, y es la creciente mala reputación de estas bebidas. ¿Por qué? Pues porque la palabra "refresco" cada vez aparece más asociada a otras tan poco agradables como "sobrepeso" y "obesidad".

Una coca-cola o una pepsi fresquitas entran bien, y yo soy el primero en disfrutarlas. Pero debemos ser conscientes de que el refresco es el producto nutricionalmente absurdo por excelencia. No aporta ningún beneficio al cuerpo y sí calorías vacías y unos cuantos productos químicos que pueden no ser nocivos, pero sí innecesarios para el organismo. Ah, que dices que tú tomas light. Bien, entonces el azúcar estará sustituido por edulcorantes bajos en calorías que no sólo no te alejan del vacaburrismo, sino que pueden estimular la demanda de alimentos dulces -ergo engordantes- por parte de tu cerebro. Como casi siempre, no pasa nada por tomarse alguno de vez en cuando, pero lo más sano es refrescarse con agua del grifo o zumos de fruta naturales.

Según el Departamento de Salud del ayuntamiento de Nueva York, un refresco al día puede hacerte engordar cuatro kilos y medio en un año. La ciudad está en pie de guerra contra estas bebidas, y hace un par de meses tomó la muy polémica decisión de prohibir su venta en recipientes de más de medio litro. "Qué bobada, pues te compras dos y ya está", dijeron muchos. Pues sí, pero de esa forma eres consciente de que te estás tomando la cantidad correspondiente a dos personas, y no a una. Sin olvidar que el aumento de la obesidad cada vez se relaciona más con el tamaño de las raciones (y no hay más que pensar en el país donde las raciones son más monstruosas: Estados Unidos). O el ejemplo que puede suponer para los niños el hecho de que un bidón de refresco no sea algo normal.

Por otra parte, está por ver si el efecto de la dextrina de la Special Pepsi o las colas que vengan después es positivo a largo plazo. Una bebida que impide la absorción de grasa parece un sueño hecho realidad: ¡ya nos podemos forrar a hamburguesas con bacon sin sentirnos culpables! El pequeño problema es que parte de esa grasa resulta indispensable para el normal funcionamiento del cuerpo, y eliminarla puede que no sea tan buena idea. Además, no evitamos los verdaderos problemas de los refrescos: su notable contenido en azúcar o en edulcorantes y su enorme poder adictivo.

Más inquietantes aún parecen los planes de Coca-Cola en Francia, país en el que la multinacional se ha asociado a la farmacéutica Sanofi para inventar "bebidas de belleza". Éstas se venderán en las farmacias a partir de este otoño bajo el muy apetecible nombre de Beautific Oenobiol, y mezclarán agua, zumo de frutas y "aditivos nutricionales". Entre sus presuntos efectos mágicos se encuentra una mayor vitalidad, pérdida de peso, piel radiante y pelo y uñas fortalecidos. ¿No es este el concepto de los controvertidos alimentos funcionales aplicado a los refrescos? Suena a que sí.

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