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Antiguas minas que contribuyen a la descarbonización y el paisaje

Instalar fotovoltaica allí donde se extraía carbón a cielo abierto aumenta el poder de generación renovable y aprovecha enclaves degradados en desuso

En Fabero, comarca leonesa del Bierzo, está la mina de carbón a tajo (con explotación en superficie) más grande de Europa. Todo un sistema minero que cesó su actividad en 1918 y que, hoy, está declarado Bien de Interés Cultural de Castilla y León, una vez convertida la cuenca en parque de turismo industrial, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que incluye su restauración ambiental; trabajos que se están rematando ahora tras invertir 38 millones de euros para unas 722 hectáreas. En ellos, también se ha dado cabida a la energía renovable, ubicando un huerto solar en la zona. Como este, otros tantos enclaves en España se reinventan con fines vinculados al ocio, la cultura y lo sostenible.

En el mundo, los antiguos yacimientos carboníferos a cielo abierto con posibilidades de aprovechar ese sol suman 5.820 kilómetros cuadrados, según cálculos de Global Energy Monitor, GEM. Su Rastreador Global de Minería de Carbón internacional publicaba en junio una conclusión trascendente: hasta 300 gigavatios (GW) de energía solar se podrían incorporar al mix energético en 2030, si se transforman tales suelos en desuso, aparte de crear 259.700 empleos fijos. Un estudio que parece haber animado a buscarles su cara B mediante proyectos fotovoltaicos.

La transición paulatina hacia una economía descarbonizada plantea una encrucijada a los gigantes del carbón en el mundo. El potencial es de peso, con 33 países comprometidos a eliminar la extracción de este combustible fósil. Al tiempo, el desafío que implica dar esta segunda vida a terrenos tan degradados e incluso contaminados también es mayúsculo en cuanto a planificación, costes y gestión. Aun así, se ha empezado a pasar de la teoría a la acción, sobre todo en los países con más tradición de industria carbonera y por ende, los mayores emisores de metano.

Una estrategia global

Precisamente, “lo que empezó como un registro de ese poderoso gas de efecto invernadero pasó a constituir un planteamiento global sobre la reconversión de la minería de carbón a la energía solar. Algo sorprendente también para nosotros y que acabó cruzando dos equipos de análisis en principio independientes, lo que demuestra cuántos hilos de la transición energética están convergiendo en este momento, así como el valor de los datos abiertos sobre este tipo de infraestructuras”, explica Ryan Driskell, director asociado de GEM.

El informe señala como focos más activos China, con 90 proyectos de reconversión activos y 14GW en desarrollo; EE UU, India, Indonesia y Australia, con el 75% de la potencia de tal proceso minero-solar, así como América Latina y Europa, donde han destacado el caso de Grecia y de Alemania. En la evaluación han detectado 312 minas cerradas desde 2020, junto a otras 134 que cesarán su actividad antes de cambiar de década.

También en España, más allá de Fabero, hay unas cuantas regiones interesadas en estas reconversiones. “La mayoría en entornos con una especial sensibilidad ambiental por ser conscientes de esas heridas en tierra existentes y de la necesidad económica de sacar provecho de sus recursos naturales; de ahí los casos actuales en Asturias de las minas de Tormaleo, Cerrero y Braseiro”, comenta Judit Carreras, directora del Instituto de Transición Justa. No puede ser de otra manera cuando la garantía habitual de 40 euros/kilovatio (kW) que se exige al solicitar el derecho de acceso a la red se triplica cuando se incluyen compromisos socioeconómicos. “Nos ocupamos de la habilitación, sobre todo mediante los concursos de nudos de transición, puesto que una dificultad en nuestro país es que las conexiones a red no se encuentran en las mismas explotaciones mineras”, prosigue. Aquí la experta cita los ejemplos recientes de Mudéjar y La Pereda, en Teruel. Y matiza: “No solo adjudicamos en función de lo técnico, sino que ponderamos la propuesta empresarial en inversión, formación, empleo y porcentaje de autoconsumo”, incide Carreras.

De momento, reconocen que hay mayor interés en estos proyectos que capacidad real. Como ejemplos, el Grupo EDP con el cierre de la central portuguesa de Sines; la participación de Iberdrola en Tresminas (Ourense), y el trabajo de Enel Green Power España para convertir la mina de Puertollano en tres instalaciones fotovoltaicas: Estrella Solar, Encina Solar y Rocinante (a la espera de los permisos para estar operativa como las otras dos). El caso de Endesa es emblemático. “Provenimos de un negocio minero desde 1970, que hemos liquidado entre 2010 y 2015. Primero hemos recuperado las hectáreas circundantes, y ahora finalizamos este año con el cierre de térmicas a pie de las minas [en torno a 5.900 megavatios]. Nos interesa acompañar, compartir, fomentando lo económico y lo laboral, también a través de una cartera de terceros que quieren apostar por lo renovable y por la economía azul: microalgas, apicultura, biocombustibles, etcétera”, comenta Juan Álvarez Avello, responsable de Proyectos de Reindustrialización de la compañía.

Y no es solo cosa de grandes energéticas; Miguel Casalderrey, director de proyectos de Conversun Solutions, especialistas en instalaciones fotovoltaicas, cuenta haber valorado trabajar en un terreno minero de Francia, “pero a día de hoy resulta poco realista y apenas rentable. Imagínate la burocracia que conlleva en España con los plazos existentes y los trámites exigidos”. Desde la Unión Española Fotovoltaica, UNEF, José Donoso, su director, entrecomilla igualmente la viabilidad de “muchos supuestos proyectos. Nosotros estamos encantados con ello, es interesante, aunque no tan fácil. Muchas minas están en el norte y por tanto hay menos horas solares; la propiedad de estas suele estar poco clara y con frecuencia no se pueden llevar líneas eléctricas por ser espacios protegidos”, lamenta.

Renaturalización española, un referente

Casual o no tanto, el Instituto de Transición Justa, adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en conjunto con la Dirección General de Energía y Minas, se ocupa de dar acompañamiento sociolaboral y económico para optimizar “esos pasivos ambientales terribles en zonas antes mineras”, según Judit Carreras, su directora. Antaño fue el Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras, la única institución con este fin en un país europeo y que cuenta con el Programa Transición Justa España 2021-27 como instrumento clave para apoyar a los territorios más afectados por el cierre de la minería de carbón y de las centrales térmicas. Aunque las empresas implicadas tienen obligación de restaurar los entornos ,“en muchas ocasiones no cumplen”, afirma Carreras.

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