Dos alternativas complementarias en la semana de la moda de Nueva York: la pasarela para reivindicar o para buscar belleza

Las elecciones estadounidenses, en las que Donald Trump se medirá frente a Kamala Harris, han marcado el tono de varias de las colecciones que se han presentado en los primeros días de la semana de la moda neoyorquina; las propuestas de la ciudad para primavera-verano 2025

Desfile de la colección primavera-verano 2025 de Carolina Herrera, este lunes 9 de septiembre durante la semana de la moda de Nueva York.Andrew Kelly (REUTERS)

Aprovechar el foco para hacer activismo u olvidar el ruido y centrarse en la belleza han sido las dos respuestas entre las que se han situado las primeras propuestas de la semana de la moda de Nueva York, a veces fusionando ambas con bastante poética. A menos de dos meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la relevancia de la cita de noviembre se sentía desde el inicio del calendario oficial, el pasado viernes. Ya lo ale...

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Aprovechar el foco para hacer activismo u olvidar el ruido y centrarse en la belleza han sido las dos respuestas entre las que se han situado las primeras propuestas de la semana de la moda de Nueva York, a veces fusionando ambas con bastante poética. A menos de dos meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la relevancia de la cita de noviembre se sentía desde el inicio del calendario oficial, el pasado viernes. Ya lo alertaba Steven Kolb, el director ejecutivo del CFDA (el consejo de diseñadores de moda americanos, por sus siglas en inglés), al inicio de la semana: en los últimos años, por lo general, los creadores estadounidenses han estado más comprometidos políticamente y más posicionados que en ciudades como París o Milán, donde en ocasiones el lujo se coloca de perfil.

La semana arrancaba el viernes 6 de septiembre por la mañana en el centro de Manhattan con una marcha liderada por la mismísima Anna Wintour, todopoderosa editora global de Condé Nast, que agitando en la mano una bandera estadounidense animaba a los sorprendidos transeúntes a registrarse para votar (un paso necesario en el país). La directora de Vogue no se mantiene al margen de la política y suele ser una relevante recaudadora de fondos para las campañas demócratas, pero esta vez iba un paso más allá con este evento, titulado, Fashion For Our Future, celebrado en colaboración con el CFDA: “Estas son unas elecciones extraordinarias, con consecuencias increíbles para nuestro futuro y nada podría ser más importante que participar en ellas votando”, decía Wintour. El acto pretendía no tomar partido por ninguno de los candidatos, pero contó con la presencia de la primera dama, Jill Biden.

Las consecuencias del Gobierno de Donald Trump hasta 2020 se imponen muy físicamente en sentencias como la del Tribunal Supremo que, en junio de 2022, revirtió el famoso Roe contra Wade que garantizaba el aborto desde 1973 en el país. Por eso la colección de Area, firma encargada de abrir el calendario oficial de la pasarela neoyorquina, estuvo dedicada a reivindicar los derechos de las mujeres sobre sus cuerpos. Lo hizo a base de alfileres e imperdibles que funcionaban como armadura, con manos estampadas en todo tipo de prendas y con una alianza con Planned Parenthood, una organización dedicada a proteger el acceso a la atención y educación en salud sexual y reproductiva.

La reivindicación de los trabajadores por parte de Willy Chavarria y, a la derecha, una de las piezas diseñadas en su colaboración con Adidas.Launchmetrics

Tampoco fue casualidad que el desfile de Willy Chavarria tuviera lugar poco después a una manzana de la Bolsa de Nueva York y frente a una de las torres que Trump posee en la ciudad. Bajo una inmensa bandera del país y con copias de la Constitución estadounidense en los asientos de los invitados, el creador de origen mexicano recordó con su propuesta que Estados Unidos se construyó gracias al trabajo de los emigrantes. Su colección, América (escrito a la española, con acento), era una carta de amor a los trabajadores y continuó con su objetivo de elevar la estética de comunidades que pocas veces habían subido a la pasarela. Pantalones sastre beis con amplias perneras, monos azules que se mueven a base de innumerables plisados, chándales de su nueva colaboración con Adidas o camisas de uniforme que buscan evolucionar la idea del sportswear americano: este para Chavarria no es el estilo preppy (o pijo) de las universidades de la Ivy League, sino la ropa que visten los obreros, camareros u operarios que hacen que la ciudad funcione a diario.

La colección de Alaïa jugó con el movimiento y con referencias a la danza y a los años ochenta.Launchmetrics

En otro polo estético se situó el desfile de Alaïa, el primero en Nueva York de su director creativo, Pieter Mulier. La firma, que suele presentar sus colecciones durante la semana de la alta costura parisina, se trasladó en esta ocasión a la ciudad de los rascacielos para recuperar la tradición del propio Azzedine Alaïa, que en los años ochenta solía viajar con sus propuestas a Manhattan. La convocatoria se anticipaba sugerente: se trataba del primer desfile en celebrarse en el museo Guggenheim, y la expectación se sentía entre los invitados que fueron colocándose en sofás redondos que suprimían la primera fila. Probablemente para evitar disgustos a los publicistas, que así consiguieron sentar, sin jerarquías, a una larguísima lista de supermodelos y celebridades como Naomi Campbell, Linda Evangelista, Amber Valletta, Liya Kebede, Paloma Elsesser, Karlie Kloss, Liv Tyler, Lewis Hamilton, Greta Lee, Tracee Ellis Ross o Rihanna, que hizo esperar a todos los demás. “Siempre llega tarde, ya contábamos con ello, lo que no sabemos es cuánto”, decía uno de esos publicistas mientras todos los invitados aguardaban. Finalmente fueron 40 minutos de retraso que terminaron en cuanto la de Barbados se hizo un hueco en uno de los asientos. Entonces comenzó a fluir la magia de Mulier por el edificio de Frank Lloyd Wright, con las modelos descendiendo por la célebre rampa en espiral del museo hasta la planta baja en la que esperaban los asistentes.

Muchas de las prendas de la colección de Alaïa presentada en la semana de la moda de Nueva York se inspiraron de manera directa en el propio edificio del museo.Launchmetrics

Un inicio tan evocador como pausado, que retrasó el clímax en el que la primera de ellas alcanzó la altura de los espectadores. Un descenso a cámara lenta en la era de la hipervelocidad que permitió saborear las prendas y lo atractivo del momento. Inspiradas en el movimiento, en la danza y en el propio edificio (en ocasiones de manera literal, como dos abrigos que replicaban sus formas en miniatura), las piezas fusionaban además un sutil deje de esos años ochenta en los que Azzedine recorría las calles de la ciudad. Pantalones bombachos, abrigos de lana con capucha que parecían deshacerse sobre las modelos o vestidos enroscados en sus cuerpos, agitándose con cientos de plisados.

La diseñadora española Teresa Helbig presentó por primera vez una colección completa en Nueva York.Launchmetrics

La danza fue también protagonista en la colección de Teresa Helbig, Wet Ballet, el estreno de la catalana presentando en la ciudad en la que en el pasado había organizado una venta pop up y que ya cuenta con presencia en Los Ángeles. Para esta ocasión, Helbig exponía sus prendas en un estudio en Chelsea al que acudían prensa y compradoras. “Es un momento para darnos visibilidad. Un paso más siguiendo con nuestra forma de trabajar, despacio pero constantes para seguir construyendo el sueño Helbig con nuestros recursos y nuestra estructura”, decía la diseñadora, que ofrecía una apuesta tan cuidada y artesanal como acostumbra. Conjuntos de charol, detalles bordados a mano o un vestido con más de 600 piezas de piel colocadas en forma de rombo, como si simplemente fueran el patrón de un estampado. Porque ese es parte de su encanto, ser capaz de sintetizar en sus prendas románticas detalles que ganan al entrar en contacto.

Palomo Spain desfiló en una capilla del Upper West Side durante la semana de la moda de Nueva York.Launchmetrics

Alejandro Palomo, Premio Nacional de Diseño de Moda de este año —distinción que comparte con Helbig—, ha sido otro representante español en el calendario neoyorquino con su enseña, Palomo Spain. El creador de Posadas regresaba a la ciudad un año después con una colección, All of Heaven’s Parties, dedicada a la lujuria, la pasión o el deseo. Celebrado en la Fourth Universalist Society, una congregación progresista que acoge a distintos credos defendiendo la justicia social, el desfile reflexionaba sobre el lenguaje de la sexualidad. Una manifestación que no debería ser considerada tanto un elemento subversivo, sino una expresión más del ser humano; potencialmente tan bella como cualquier otra emoción positiva. Sus ángeles vistieron con uniformes casi infantiles o con delicados vestidos de gasa blancos con plumas, brillos o encajes en los que emergía toda la maestría de su taller cordobés. Como accesorios, completaban la propuesta piezas de una nueva colaboración con Bimba y Lola que también incluía siete estilismos del desfile que estarán a la venta en las tiendas de la cadena gallega.

La nueva colección de Wes Anderson para Carolina Herrera acudió a la esencia y prescindió de elementos superfluos.Gilbert Flores (WWD via Getty Images)

En busca de belleza, las mujeres más elegantes de Nueva York madrugaron la mañana de este lunes para engalanarse y acudir al desfile de Carolina Herrera. Saben que Wes Gordon, que se ha convertido en un pilar de esta pasarela, no les falla a la hora de suministrar poesía. La suya es una apuesta sólida a la que aferrarse en tiempos de incertidumbre. La firma, propiedad del grupo español Puig, reunió en el One Chase Plaza a cientos de invitados, en su mayoría invitadas. Besos al aire y peinados que desafiaban a la gravedad minutos antes de que la primera modelo recorriera la pasarela, en torno a un jardín japonés diseñado por el escultor Isamu Noguchi.

Una cita de Georgia O’Keeffe en los asientos anticipaba el espectáculo: “Me di cuenta de que podía decir cosas con el color y las formas que no podría decir de ninguna otra manera, cosas para las que no tenía palabras”. Las flores de grandes dimensiones de la pintora marcaban la silueta y abrían la colección. Pero si la pasada temporada el creativo se decantó por explorar nuevas formas, en esta ocasión ha optado por encontrar inspiración en el archivo de la casa, con el que está completamente mimetizado y que sigue evolucionando. Estaban todos los elementos que han marcado su idiosincrasia: grandes lunares en blanco y negro, flores, tules con volumen y, por supuesto, la camisa blanca. “Con esta colección quería cerrar el círculo; simplificar, porque cuando hay demasiado ruido, no puedes escuchar lo básico. Reduje los elementos superfluos para llegar a la esencia y hacerla más moderna y pura, para conseguir algo escultural y moderno, pero aun así superfemenino”, concedía Gordon al terminar el desfile.

Toda la primera parte del desfile de Carolina Herrera se limitó al blanco y al negro, dos colores que, por sí solos, son lo suficientemente dramáticos, defiende Wes Gordon.Launchmetrics

Creatividad y activismo están muy presentes en el trabajo del mexicano Patricio Campillo. Su etiqueta, Campillo, fue finalista este año del prestigioso LVMH Prize y ese empujón de popularidad le traía a desfilar en Nueva York por primera vez. Sastrería pulida en su propio taller e inspirada en su país: “Son referencias que vienen de mi niñez, de mi familia, de la cultura charra o de la arquitectura modernista de los sesenta en México”, explicaba al terminar el desfile. “Son los pilares que conforman el ADN de la marca, a partir de los que voy evolucionando con conceptos o técnicas y buscando resignificar lo que implica la masculinidad en México”. Un lenguaje de patrones rectos e infinidad de detalles artesanales para cambiar la mirada sobre una estética que hasta ahora no se valoraba: “Nunca estaba presente en la alta moda y si lo estaba era como algo exótico. Muchos elementos de la cultura mexicana han sido tratados como souvenirs y deberían ser elevados a la altura del lujo por su complejo proceso artesanal”. Una nueva voz que viene a sumar pluralidad al cada vez más diverso calendario neoyorquino, más cerca que nunca de reflejar la realidad de la ciudad.

La firma mexicana Campillo se estrenó desfilando en la ciudad tras haber quedado semifinalista del LVMH Prize.Launchmetrics

La navegación está muy presente en el ADN de Tommy Hilfiger, cuyo célebre logo se inspira precisamente en una bandera náutica, así que revelar su colección en un barco parecía un movimiento natural. Solo que nada es simple en la casa tricolor, y mucho menos sus desfiles, en los que el neoyorquino aprovecha para organizar fiestas memorables. La del domingo, mientras la tarde caía sobre Manhattan, tuvo lugar en un antiguo ferri en el que embarcaron decenas de celebridades que terminaron bailando mientras rapeaban varios miembros de Wu-Tang Clan. En los pasillos de la nave convertidos en pasarela se vieron prendas fáciles, pero que iban más allá de la inspiración deportiva. Jerséis de ochos marineros en patrones extragrandes o en pequeñas chaquetas que dejaban el abdomen al descubierto, gabardinas y cortavientos de colores o versátiles pantalones bermuda para hombre y mujer. La comodidad y la amplitud mandaron y de las pocas prendas que se adherían al cuerpo destacaron los pantalones pirata.

Tommy Hilfiger abrió un ferri para organizar una fiesta por todo lo alto con la que celebrar una nueva colección que se aleja del ‘sportswear’.Launchmetrics

Collina Strada contó entre sus invitados con Ella Emhoff, hijastra de la candidata a presidenta Kamala Harris, pero optó por alejarse del ruido electoral: “En la intensidad de este año de elecciones, me encontré a mí misma tratando de reconectar con los esenciales, con los elementos simples que nos aportan confort”, indicaba en su nota de prensa. Por su parte, Ulla Johnson acudió una vez más al mundo del arte para inspirarse, pero no olvida la cita en otoño y para ello ha transformado sus dos tiendas en la ciudad en oficinas en las que los votantes pueden registrarse para participar en las elecciones. Su colección recurrió a las pinceladas de la pintora Lee Krasner para reivindicar su papel en la historia del arte más allá de ser soporte para Jackson Pollock. “Tenemos muchos puntos en común”, explicaba Johnson al terminar el desfile, “el color siempre estuvo muy patente en su obra y estuvo muy influenciada por la naturaleza, dos aspectos en los que me identifico mucho”. En la colección hay un equilibrio entre utilitarismo y fantasía, pero sin olvidar la comodidad que le demandan sus clientas.

Las pinceladas de Lee Krasner se fusionaron y se plasmaron en todo tipo de prendas optimistas.Launchmetrics

Por su parte, Jason Wu partía también del arte. En su caso de una colaboración con la artista china Tong Yang-Tze a la que le une su herencia asiática. La tinta sobre la que trabaja Tong, que debate sobre la caligrafía con su obra, se convertía en punto de inspiración para Wu, que la trasladaba a prendas que fluían con la delicadeza del viscoso material. Frente una estructura negra diseñada por Elise Co, la colección se rindió a la practicidad a base de prendas que caían desde los hombros, acompañando el movimiento de los cuerpos que desfilaban sobre sólidos zapatos con plataformas. Partiendo de una austera paleta de blancos, negros, tierras y pasteles, el diseñador prefirió jugar con las transparencias; pero no para enseñar, sino para montar efectos ópticos y superposiciones. Acabados imperfectos, arrugas o plisados asimétricos remataban la propuesta que defendía la belleza armoniosa de la imperfección. Una filosofía patente en las calles de la ciudad y también sobre su pasarela.

La fluidez de la tinta se trasladó en Jason Wu en prendas versátiles, contemporáneas y fáciles de llevar.Launchmetrics

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