Thomas Meyer, fundador de Desigual: “Si tuviese que ir en coche a trabajar, aunque fuera con chófer, me sentiría encerrado”
El enigmático dueño de la marca, uno de los hombres más ricos de España, ejerce como un atípico director creativo desde que empezó a hacer cazadoras con pantalones vaqueros hace 40 años. Hoy las ventas se han recuperado, asegura, gracias a mantener su autenticidad y escuchar a sus clientes
Es uno de los cien hombres más ricos de España, ficha cuatro días a la semana, va a trabajar en bicicleta y no tiene un despacho propio. El enigmático Thomas Meyer (Suiza, 64 años) montó Desigual en 1984 sin apenas recursos, haciendo cazadoras a partir de pantalones vaqueros, y llegó a facturar mil millones de euros en 2015. Después llegó la crisis de imagen, las pérdidas y ...
Es uno de los cien hombres más ricos de España, ficha cuatro días a la semana, va a trabajar en bicicleta y no tiene un despacho propio. El enigmático Thomas Meyer (Suiza, 64 años) montó Desigual en 1984 sin apenas recursos, haciendo cazadoras a partir de pantalones vaqueros, y llegó a facturar mil millones de euros en 2015. Después llegó la crisis de imagen, las pérdidas y desde hace tres años una remontada en ventas que ahora celebra con un multitudinario desfile en la playa de San Sebastián en Barcelona, frente a sus oficinas, justo cuando su compañía cumple cuatro décadas.
Pregunta. Acaban de diseñar una camiseta con el lema “Nunca pensé que me pondría algo de Desigual”.
Respuesta. Bueno, creo que la autenticidad es superimportante y ha sido una de las claves de la marca, ¿no? Esta mirada, no sé si llamarla irónica, pero por lo menos con sentido del humor sobre ti mismo, siempre nos ha caracterizado. Yo creo que muchas veces, y pasa especialmente en la moda, nos damos mucha importancia. Y no somos tan importantes. Hemos tenido unos años en los que no éramos tan relevantes y que de alguna manera han sido difíciles para nosotros, ahora que estamos más fuertes queríamos reírnos de ese momento y decir: “Bueno, yo nunca hubiera llevado eso puesto”.
P. Llegaron a facturar mil millones en 2015 y después entraron en pérdidas, ¿qué pasó?
R. Lo que nos pasó es que tuvimos muchísimo éxito, y a lo mejor no activamos suficientemente la parte de innovación. Y cuando colocas tantos millones de prendas en el mercado, al final, pierdes un poquito ese valor de ser diferente. No hicimos lo que teníamos que hacer. En estos últimos años hemos hecho un proceso muy profundo. Creo que lo hemos hecho desde quienes éramos y quienes seguimos siendo y hemos trabajado en innovar. También hemos traído un concepto nuevo que no era nuestro, el estar abiertos al mundo, escuchar lo que dice la clienta: ahora escuchamos lo que opinan los clientes, antes éramos un poquito más cerrados.
P. ¿Cómo se pasa de hacer cazadoras a partir de vaqueros usados a tener una marca millonaria?
R. Cuando eres auténtico y cuando estás expresándote de una manera que conecta y resuena con el mercado, el mercado te responde. Y, por supuesto, también con la estrategia de distribución, ponérselo fácil al consumidor, que te encuentran aquí y allá. Además, nuestras tiendas de la época eran unas tiendas con las que la gente se quedaba absolutamente impactada.
P. Esos colores fuertes, los estampados, el lema de “la vida es chula”... son optimistas radicales.
R. Absolutamente. Yo creo que la vida es un regalo y trato de expresarlo con lo que hago, en este caso pues hago moda. Estamos en una oficina en la que casi entra el mar al edificio. Somos unos privilegiados y se lo repito siempre a mi equipo.
P. ¿Y por qué nunca ha habido un diseñador visible en Desigual?
R. Bueno, yo te diría que, aunque no soy un director creativo al uso, el que hace de coordinador creativo soy yo. También te diría que el director creativo es una figura muy del lujo. Nosotros somos una marca mainstream y yo siempre he dicho que me gusta tener no el mejor diseñador del mundo, sino el mejor equipo de diseño del mundo.
P. Cuentan que en su empresa todo se hace en equipo y de forma horizontal, que ni siquiera hay despachos.
R. Al final todas las empresas dependemos de ser capaces de atraer el talento, y al talento hay que dejarlo vivir. Hay compañías muy jerárquicas, pero desde siempre he sido enorme defensor de sistemas mucho más planos. Creo firmemente que el resultado es mejor. No me gusta la distancia ni que me vean como una persona que está ahí en las nubes. La gente dice: “Pero si viene en bicicleta a trabajar”. Pues claro, voy por el paseo marítimo viendo el mar. Si tuviese que venir en coche, aunque tuviese chófer, me sentiría encerrado. Por eso tampoco hay despachos. Yo tampoco tengo.
P. No tienen despachos pero sí una jornada de cuatro días.
R. Se votó y ganó el sí por goleada, creo que el 86% con un 95% de personas votando. Yo creo que es un mensaje de modernidad y de innovación. Hay que facilitar la vida a las personas. Es un tema de eficiencia, no vendemos horas, vendemos valor, y hay que cuidar a la gente. Yo solo no podría hacer nada. No sé si ha aumentado la productividad o no, lo sabremos dentro de unos años, pero eso no es lo más importante.
P. ¿En todo este tiempo no ha tenido la tentación de vender y retirarse?
R. Me apasiona lo que hago. Hemos tenido momentos mejores, momentos peores... pero la palabra retirar no me cabe en la cabeza.
P. ¿Existirá Desigual dentro de 20 o 30 años?
R. Desigual siempre tendrá espacio en el mundo si somos capaces de mantener la autenticidad, porque el optimismo y la alegría siempre van a ser necesarios. Y yo todavía estaré, claro que sí, no estaré tan involucrado, pero seguiré estando.