Leandro Cano viste el espacio EL PAÍS en Arco: “No son sanas tantas colecciones. Tenemos a diseñadores y clientes saturados y cansados”
El diseñador jienense ha escogido su color insignia, el rojo de los claveles, junto con el azul ‘klein royal’ para dotar de fuerza el uniforme de los miembros del estand, unas prendas continuistas de su última colección, inspirada en la Edad Media
“Un uniforme es algo que se produce de manera seriada, todo lo contrario a lo que nosotros hacemos, donde todo se realiza a mano y cada prenda es única y distinta a la anterior. Me ha gustado explorar de qué manera estos dos mundos pueden convivir creativamente”. En el atelier de Leandro Cano (Jaén, 38 años) estos dos mundos conviven a la perfección, sin estorbarse ni desentonar el uno con el otro: a un lado, los llamativos diseños en rojo y azul que el jienense ha creado para vestir a los miembros del espacio de EL PAÍS en ...
“Un uniforme es algo que se produce de manera seriada, todo lo contrario a lo que nosotros hacemos, donde todo se realiza a mano y cada prenda es única y distinta a la anterior. Me ha gustado explorar de qué manera estos dos mundos pueden convivir creativamente”. En el atelier de Leandro Cano (Jaén, 38 años) estos dos mundos conviven a la perfección, sin estorbarse ni desentonar el uno con el otro: a un lado, los llamativos diseños en rojo y azul que el jienense ha creado para vestir a los miembros del espacio de EL PAÍS en Arco, la feria de arte contemporáneo que se inaugura el 22 de febrero en el recinto de Ifema, en Madrid. Al otro, los vestidos de su primera colección de novias, Silencio blanco, que el diseñador presentará en el mes de marzo en Madrid y en Sevilla.
De manera continuista, los uniformes se inspiran en la colección por su 10º aniversario, celebrada el pasado mes de abril en el castillo de Santa Catalina, en Jaén, y llamada Hispania, La costa de los conejos. Una colección basada en la Edad Media, un periodo histórico que nunca floreció en la provincia, pero que el diseñador imaginó a través de vestidos de grandes volúmenes, lanas trabajadas y de acabado exquisito, monos acolchados, chaquetas de terciopelo y colores vibrantes con predominio del rojo de los claveles, marca de la casa desde sus orígenes. Una Edad Media “recreada a nuestra imagen y semejanza”, como apunta el diseñador, “intentando imaginarla tal y como sería hoy en día”. Ahí entrarían, como no podía ser de otra manera, los uniformes, unas prendas de vestir estandarizadas y pensadas para determinar qué rol ocupa cada persona en la sociedad, a las que Cano también imprime aires de fantasía medieval.
En sus dos uniformes, el masculino y el femenino, destacan el color rojo y el azul klein royal: “Decidí utilizar estos colores porque creo que transmiten fortaleza”. El azul se vuelve lujoso por el tipo de tejido escogido, que simula el cabello de pony, utilizado en las chaquetas, donde preponderan las siluetas abombadas, tanto para él como para ella: “Nosotros tenemos una obsesión por Balenciaga, por su figura, y por lo que supuso para España. Por eso nos gusta jugar con los volúmenes. En este caso, en lugar de utilizarlo en la cadera o la cintura, lo llevamos a la espalda como forma reinterpretación de esa especie de joroba, que él denominaba tortuga y que fue tan distintiva en sus diseños”. El uniforme femenino está compuesto de la chaqueta en azul y una falda a juego en el mismo color y con leggins en color rojo, complementado con un pañuelo al cuello. El masculino también bebe de la sastrería tradicional, incluyendo tonos en gris para bajar la explosión colorista.
Nada de lo que sale del taller de Leandro Cano rompe con lo anterior, sino que, en sus 10 años como profesional, se apoya y reafirma los valores iniciáticos de la marca, como fue, en su momento, la artesanía: “El mundo de la moda ha cambiado muchísimo en estos 10 años. Nosotros llevamos trabajando con la artesanía desde los inicios y recuerdo que cuando comencé la gente decía: ‘¿Qué hace esta gente trabajando el crochet? ¿A quién le va a interesar el cuero? ¡Eso huele a Marruecos! ¿Quién se lo va a poner?’ y mira ahora. Yo aposté por ese caballo que fue la artesanía desde hace 10 años y hoy en día me ha hecho ser caballo ganador”. El diseñador no ve la artesanía como la moda del momento, sino como un compromiso real y constante donde “el trato con la persona es principal y primordial”: “No todo lo que se vende como artesanía lo es. Hay que empezar a filtrar porque aquí no todo vale. En el momento en el que entra una máquina industrial, una prenda no es artesanal. Artesanal es hecho a mano tras horas, horas y horas de trabajo”.
Horas, horas y horas de trabajo que, a menudo, no pueden competir con los frenéticos ritmos del mundo de la moda. Un mundo en el que se habla poco de un tema candente en otros ámbitos como es la salud mental: “No puedes producir a la misma velocidad”, afirma Cano. “Tengo comprobadísimo que la prenda que más gusta siempre es la que lleva más trabajo artesanal detrás, porque al final es la que más se valora”. Leandro Cano tiene claro que su trabajo como diseñador también es educar al consumidor: “Nosotros ya no estamos asociados a ninguna semana de la moda. Presentamos cuando podemos, cuando queremos y cuando creemos que debe ser. No es sano presentar tantas colecciones y si te metes en el círculo comercial no puedes evitarlo. Los ritmos ya no tienen por qué ser así, tenemos a diseñadores y a clientes igual de saturados, de cansados, de contaminados. Y eso pesa en nuestra salud mental, me remito a todos esos diseñadores que, o bien, lo dejan o terminan de manera trágica porque es imposible llevar esos ritmos”.
Tras la experiencia de la feria de arte, Leandro Cano continuará, a ritmo pausado, con lo que tiene entre manos: su primera colección de novias, para la que ha decidido teñir de blanco algunos de los diseños más emblemáticos de la firma y los favoritos de sus clientas: “Eso también es reutilizar, aprovechar los recursos que ya tenemos; los patrones, la forma, la hechura. Todo”.