Cómo plantear el primer encuentro con los suegros (y que resulte satisfactorio)

Los nervios, la presión o una conversación incómoda pueden arruinar la cita inicial con la familia política. Ser natural o elegir el escenario y los asistentes adecuados ayuda a sentar las bases para entrar con buen pie en la relación

La cita inicial con la parentela de la pareja es clave porque con el primer encuentro se sientan las bases del recorrido futuro del vínculo.Halfpoint Images (Getty Images)

El primer encuentro con la parentela de la pareja es clave porque con este se sientan las bases del recorrido futuro del vínculo, que puede llegar a ser más o menos estrecho según lo decidan ambas partes. Pero, ¿cuándo programar esa primera quedada? No hay normas en este sentido. “La decisión debe tomarse cuando exista un compromiso de formar una pareja estable por las dos partes. En algunas ocasiones, esto ocurrirá a los dos meses y en otras, quizá, a los dos años, porque no hay tiempos preestablecidos”, explica la psicóloga especialista en terapia familiar Silvia Fuentes. Una de las claves de que la cita sea satisfactoria es ser natural: “Es frecuente que, en un afán por gustar y agradar, nos comportemos como no somos. Incluso se puede llegar a interpretar un pequeño papel, como emplear un lenguaje más culto o modales más refinados. Sin embargo, esto puede resultar contraproducente, porque resulta forzado”, aclara Fuentes.

Elegir un espacio adecuado para el primer encuentro también cuenta. “Conviene que sea un terreno neutral. Con frecuencia, se opta por llevarlo a cabo en el domicilio de los padres, pero esto deja en desventaja a la pareja visitante, porque, en ocasiones, será la primera vez que conoce el lugar”, señala la experta. La mejor opción puede girar en torno a una actividad o un plan fuera del ámbito doméstico. “Se puede visitar alguna exposición y después tomar un café, como mejor alternativa que una comida o una cena formal, ya que también facilita la conversación posterior sobre lo compartido”, recomienda Fuentes. La selección de los asistentes también es un factor a considerar. “Se trata de conocer a la familia poco a poco, comenzando por los miembros más cercanos, como padres o hermanos, y evitar las presentaciones sociales en grupos grandes”, añade como consejo.

Fuentes destaca la importancia de elegir bien a la persona que ejercerá de mediador de la comunicación durante la cita: “La pareja es la persona que debería llevar la voz cantante de las conversaciones entre las dos partes. Un buen comienzo puede ser hablar sobre aficiones o gustos por determinados temas o hobbies en común, porque fluirá mejor la comunicación y, además, se creará una sensación de afinidad. Los temas a evitar, preferiblemente, serían en términos generales la política o el fútbol, aunque hacerlo sobre el tiempo podría resultar demasiado banal. También se podría optar por algún tema de actualidad que no sea controvertido”, aclara la experta.

“La situación puede crear mucha presión, porque es un momento con carga de expectativas para todos. Todo ello es recomendable hablarlo con la pareja sin temor a manifestar las inseguridades”, aconseja por su parte Tania Soria, psicóloga sanitaria especialista en apego, vínculos y relaciones, y fundadora de Psicotraining Madrid.

La situación de conocer a la familia de la pareja puede crear mucha presión porque es un momento con carga de expectativas para todos.Hinterhaus Productions (Getty Images)

Cuando el encuentro no ha ido tan bien como se esperaba, no hay que tirar la toalla. “Conviene esperar un tiempo para evaluar lo que ha podido salir mal e intentar modificarlo, así como cambiar completamente el marco del siguiente encuentro”, sostiene Fuentes. “Los motivos para ir mal suelen tener que ver con incomodidades, silencios, sentimientos de no aceptación o falta de feeling. Por ello, conviene no tener expectativas muy altas, ya que tan solo se trata de ponerse cara y ya habrá tiempo de volverse a ver y conocerse más, todos más relajados”, apunta por su parte Soria sobre los objetivos del primer encuentro. Esta psicóloga recomienda no dramatizar si la cita no ha ido todo lo bien que se esperaba: “Es importante evitar machacarse por sentir que no se dio la mejor impresión. Con ser educado y prudente es suficiente. La relación es con la pareja, no con su familia, así que si debe limitarse a lo justo y necesario, está bien”, señala. Y es que, según añade, preservar el ámbito privado de la relación sentimental es fundamental. “Se necesita tiempo a solas, intimidad emocional y sexual; espacio entre ambos, momentos de desacuerdo, discusión y enfado, por lo que tener a los suegros como testigos de todo ello no es buena idea”.

Una vez establecido ese primero contacto, ¿con qué frecuencia conviene verse? “Dependerá de la relación que previamente tenga el hijo con sus padres y de la continuidad con que se suelan ver. Por ejemplo, hay familias que acostumbran a comer todos los domingos en casa de los padres y otras que se ven dos veces al año. Y todo está bien, si es aceptado y validado por ambas partes”, explica Fuentes, que también añade un matiz: “No obstante, si la pareja no se siente cómoda con la cantidad de visitas familiares, conviene disminuir la frecuencia de los encuentros”.

Hay familias que acostumbran a comer todos los domingos en casa de los padres y otras que se ven dos veces al año. Y todo está bien, si es aceptado y validado por ambas partes.Westend61 (Getty Images)

Poner límites a la familia política es recomendable, pero es mejor que sea el hijo o hija quien lo haga, porque suelen ser mejor recibidos. “Por ejemplo, para no permitir intromisiones u opiniones sobre temas como la elección de la vivienda o la educación de los hijos, si se da el caso”, continúa la experta. También puede darse la situación de que una de la dos partes no quiera conocer a la familia política. “En estos casos, sería interesante conocer el motivo para intentar conciliar la situación, que puede deberse a una falta de interés por oficializar la relación, por malas experiencias previas o por prejuicios con respecto a los futuros suegros”, explica la especialista.

La mala prensa de la relación con los suegros parte de una cuestión de competición por la atención de la pareja: “Por el tiempo, el apoyo en las decisiones, las opiniones o, incluso, por los regalos”, continúa. “También se puede complicar la situación si se siente que hay una invasión de la intimidad personal y familiar de los que, para una parte, son personas con las que se mantiene un vínculo estrecho pero, para la otra, son perfectos desconocidos”, matiza.

Conseguir una buena relación con la parentela de la pareja no tiene por qué convertirse en una utopía. Se puede conseguir teniendo en cuenta varias consideraciones, como las que menciona Fuentes: “Mantener una actitud abierta y comprensiva, pensar en lo importante que es la familia para nuestra pareja y entender que existe una brecha generacional con los suegros que puede generar incomprensión”. Por otro lado, la especialista también señala que una vez introducida una pareja en la familia sigue siendo conveniente mantener los encuentros de los hijos con los padres a solas: “Son importantes para preservar la relación entre padres e hijos adultos y, además, para evitar sentir que se ha perdido ese vínculo por la llegada de un nuevo miembro a la familia”.

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