Cómo ayudar a la adaptación de mascotas acogidas tras la dana

Muchos animales están siendo acogidos o adoptados por nuevas familias tras la tragedia en Valencia y se enfrentan a un entorno distinto al que conocen. Perros y gatos también pueden sufrir un alto nivel de estrés tras la catástrofe, así que es fundamental la paciencia y la comprensión

Un hombre rescata a su perro en la localidad valenciana de Paiporta, el 31 de octubre de 2024.Biel Aliño (EFE)

Tras la devastación causada por la dana en la Comunidad Valenciana, el número de animales que necesitan ser adoptados o acogidos temporalmente no para de aumentar. Las instalaciones de muchas protectoras y refugios de la zona se han visto seriamente dañadas y a eso se une un alto número de familias que, debido a las circunstancias en las que se encuentran tras el desastre, han cedido de manera temporal a sus mascotas. En el campo de fútbol del Sporting Benimaclet, en Valencia, por ejemplo, se ha levantado un campamento para varios centenares de mascotas rescatadas, al que llegan personas que se ofrecen para ayudar a esos animales dándoles un hogar de forma temporal o permanente.

Muchos de estos animales han vivido una situación traumática, se encuentran abrumados y con miedo, además de encontrarse en un entorno nuevo y desconocido. “Lo que más necesitarán en este período es descanso. Asegúrate de ofrecerles un lugar tranquilo donde puedan sentirse protegidos y seguros”, asegura el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento y Bienestar (GEMCA) de la Asociación de Veterinarios Españoles de Pequeños Animales (Avepa), que ha publicado un protocolo de ayuda para las mascotas en esta situación. Desde el grupo apuntan que los gatos suelen preferir lugares elevados y escondidos, mientras que los perros pueden decantarse por rincones, así que proponen ayudar a mover algunos muebles si es necesario, con la intención de hacer hueco para espacios donde los animales se sientan más seguros.

“Lo primero y más importante, en la medida de lo posible, es que ese perro no se quede solo, ni con otros perros ni con otras personas”, advierte Hugo Fernández, educador canino y creador de En clave de can, una plataforma de “educación canina respetuosa”. Es muy importante no forzar al perro a que haya ningún tipo de contacto, sino que se sienta acompañado y se respete su espacio. “Hay que hacerlo todo con mucha cautela, con mucho mimo, sin aturullar al animal, sin agobiarlo y sin asustarlo”, indica Rosana Álvarez, representante del GEMCA y también directora en Etolia.

“Lo segundo es darle toda la previsibilidad posible. Acaban de vivir un evento que seguramente será traumático para todos. Por eso conviene hacer siempre las cosas a la misma hora, moverte tú con previsibilidad porque a ti tampoco te conocen, para que ellos puedan ir estructurando en su cabeza cierto control sobre su vida”, añade Fernández en una publicación en su cuenta de Instagram —en la que acumula 145.000 seguidores—, donde también reúne pautas recogidas de un amplio grupo de etólogos y educadores. “La previsibilidad en el entorno es fundamental para reducir el estrés en perros y gatos en ambientes nuevos”, aseguran desde GEMCA.

Paseos tranquilos y mucha paciencia

Dentro del conocimiento del entorno, es importante también que los perros que han sido acogidos vayan conociendo el círculo más cercano a la nueva vivienda con paseos no demasiado largos. La idea es que el animal se vaya habituando poco a poco a los estímulos de los alrededores y vaya sintiéndose más cómodo sin sobreestimularlo y favoreciendo siempre los momentos de calma. “Hay que estar atentos al lenguaje corporal, cosas como la cola hacia abajo, metida entre las piernas, animal agachado que no quiere andar, orejas estiradas hacia atrás, intentos de huir o de esconderse. Ante cualquier signo de este tipo, obviamente no hay que forzar al animal y se aconseja volverse para casa”, añade Álvarez.

En estos momentos, los animales tienen un alto nivel de estrés, así que es fundamental la paciencia y la comprensión. “En momentos como este es completamente normal ver comportamientos raros, desadaptativos, desmesurados. Es altamente probable que el animal necesite coger objetos, mascar, destruir o desgarrar porque es una forma de liberar estrés. Otros perros lo harán de otra forma, no pararán de moverse, deambularán por casa... Permíteselo, pero no dejes que se convierta en un bucle”, advierte Fernández.

Un gato entre el lodo y los escombros en Paiporta (Valencia), el 7 de noviembre de 2024.Biel Aliño (EFE)

En el caso de los gatos, la veterinaria y etóloga clínica África Emo asegura que muchos no están acostumbrados a salir de sus casas, por lo que es más habitual que tengan miedo a desconocidos o a ruidos fuertes. “La conducta de supervivencia de un gato es alejarse de aquello que le da inseguridad, que le da miedo. Si se ven con la necesidad, lo que van a hacer es una agresividad defensiva, tanto porque están estresados como porque pueden tener miedo a las personas que están intentando ayudarle”, explica Emo.

Por eso, todos los expertos inciden y recalcan que la paciencia es clave y que cada animal tendrá su propio ritmo. Aun así, cada pequeño esfuerzo realizado para ayudarle puede suponer una enorme diferencia para una mascota que también ha sufrido las consecuencias de este desastre.

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