¿Qué le dirías a tu ex?
Para superar una ruptura, Paula Tudela, de 26 años, ha publicado un fotolibro con imágenes, notas íntimas y textos breves sobre su relación
“Me gustaría verte otra vez”. Con esa nota, que terminó siendo la portada del fotolibro sobre una ruptura, empezó en 2018 la relación entre Paula Tudela y su novio, Fer, alemán. Se conocieron en 2016, en un festival de música electrónica “en el medio de la nada”, a una hora larga de Berlín. Él tenía 24 años y ella, 20. Los dos llevaban la misma chaqueta y tenían una amiga en común. Ese día no hablaron mucho, pero ambos se habían fijado en el otro. “Me acordaba de ti”, escribe ella. Dos años después, en el mismo festival, v...
“Me gustaría verte otra vez”. Con esa nota, que terminó siendo la portada del fotolibro sobre una ruptura, empezó en 2018 la relación entre Paula Tudela y su novio, Fer, alemán. Se conocieron en 2016, en un festival de música electrónica “en el medio de la nada”, a una hora larga de Berlín. Él tenía 24 años y ella, 20. Los dos llevaban la misma chaqueta y tenían una amiga en común. Ese día no hablaron mucho, pero ambos se habían fijado en el otro. “Me acordaba de ti”, escribe ella. Dos años después, en el mismo festival, volvieron a coincidir. “Y te besé. Fue una noche explosiva”. Al día siguiente, Paula descubrió la nota en su mochila. Y dos años después, rompieron. Das ende (el final, en castellano) es una recopilación de textos breves y fotos sobre su relación, además del método que ayudó a su autora a superar la separación: compartirla.
“Fue una terapia total”, explica Tudela, que ahora tiene 26 años. “En ese momento estaba haciendo un máster de Fotografía y Diseño Editorial en Barcelona y no me sentía capaz de hacer un libro de cosas bonitas. Durante meses, mis deberes al llegar a casa consistían en ver todas las fotos con mi ex, seleccionarlas y llorar”. Guardaba las pulseras del festival al que ambos volvieron durante cuatro años; esa nota suya en la mochila, y el primer regalo que le hizo cuando se mudó a Berlín para vivir con él: un cuaderno en el que Fer había apuntado todo lo que le apetecía hacer con ella, dejando la página de la derecha libre para que su novia incorporara una foto a medida que fueran cumpliendo esos planes: “Fototour. Vamos a descubrir Berlín y a hacer muchísimas fotos”; “Quiero ir a Baviera contigo. Voy a enseñarte las montañas, los sitios secretos de Múnich, la naturaleza, y vas a conocer a mi familia...”.
Paula conservaba también todas las notas que ella escribió tras la ruptura, para entenderse mejor, como una en la que subraya en lápiz una palabra, “odio”, y dice: “Esto será nuestro secreto a partir de ahora. Todavía pienso en ti. No les digas que te habría elegido otra vez, que habría vuelto a mudarme a Berlín por ti; que todavía espero que nuestros hijos sean rubios como tú eras de pequeño” (…) desearía que estuvieras aquí conmigo. Quizás no te odiaría tanto como te odio a veces”.
Cuando se conocieron, vivía en Madrid, acababa de graduarse en Comunicación Audiovisual y trabajaba en una sala de casting. Le recuerda en el libro: “A partir de ahí, nuestra conexión se hizo más fuerte. Mensajes románticos y videollamadas eran parte de nuestra rutina. Nos visitábamos cada vez que podíamos. Vivir en países diferentes no era ideal, pero hacía los viajes mucho más especiales”. Los textos de Das Ende son así de cortos, ráfagas de palabras acompañadas por las imágenes que ilustran un momento o una sensación, en este caso, las capturas de los wasap que se enviaban cuando estaban a 2.300 kilómetros de distancia.
Fue en 2019 cuando ella decidió irse a Berlín. “Hicimos casi todos los planes que me había apuntado en aquel cuaderno, aunque las fotos en las páginas que él había dejado libres para eso las imprimí y las pegué cuando ya habíamos roto”, cuenta. “La fotografía era uno de nuestros intereses comunes así que hicimos un montón de fotografías de nosotros juntos y de cada uno por separado”. Tiene especial cariño a la nota inaugural de su relación, ese sencillo, directo y honesto “me gustaría volver a verte” y a otra, más adelante, en la que él le escribe con rotulador rojo: “Paulita, mi amor: No puedo esperar para estar contigo otra vez. Me he enamorado de ti estos dos últimos días y mi futuro dice Paula en letras grandes, rojas y mayúsculas”. Es la que más veces ha releído. “Cuando lo hago, pienso: ‘Caray, sí que estábamos enamorados”.
En Berlín, ella se puso a trabajar como fotógrafa freelance, de asistente de otra fotógrafa y en una tienda de fotografía analógica. Pero le explica en el libro: “Mudarme allí tuvo un impacto mayor de lo que esperaba. Me sentía perdida e incómoda y nuestras constantes peleas y malentendidos solo lo empeoraban. Todavía hacíamos muchas cosas agradables juntos, ¿pero era aquello realmente lo que yo quería?”.
En las páginas siguientes se recogen algunas imágenes de esos buenos momentos, como los fotogramas de un vídeo que les grabó una amiga abrazándose en el metro después de que ambos cenaran con los padres de ella en Berlín. En agosto de 2019, el festival donde se habían conocido anunció su última edición. “Las iniciales del festival eran ND, como ende, final en alemán. Quizá fue una señal de nuestro futuro próximo”.
En marzo de 2020 hicieron su último viaje juntos, a la playa. “Pero la lujuria y la frustración eran parte de nuestro lenguaje”. “En junio de 2020 rompiste conmigo”. Paula se lo agradece hoy: “Al hacer el libro me di cuenta de lo mal que iba nuestra relación. Cuando estás tan enamorada o tan enganchada, dejas de reconocer lo que está mal. Yo no era capaz de tomar la decisión y él la tomó por los dos”.
Paula expone entonces las fotografías y notas que expresan todo lo que sintió a partir de ese momento: “Te echaba de menos, te despreciaba, te perdonaba, me arrepentía de todo y quería llamarte otra vez”. ¿Dónde terminabas tú? ¿Dónde empezaba yo?”. Fue a casa de sus padres, a ver álbumes de cuando era pequeña, a releer viejos diarios. “La relación me había absorbido de tal manera que cuando se rompió no solo tuve que olvidarme de él, sino recordarme a mí misma, quién era antes de conocerle”, relata.
Las páginas finales recogen su último intercambio de correos electrónicos, en diciembre de 2020, con frases enteras tachadas a excepción de palabras sueltas: “perdonado”, “amado”, “reproches”; “doloroso”, “peleas”, “madurar”; “amistad”, “todavía”. También un post-it en el que ella escribió: “¿Si alguna vez volvemos a encontrarnos, me prometes que no seré capaz de olerte de la manera en que lo hacía?”. Y otra nota que dice: “Al menos, ignorándonos mutuamente todavía hacemos algo juntos”. Le pregunta: “¿Se repetirá nuestra historia con sentimientos parecidos y un nombre diferente? ¿Quién te sustituirá?”. Y se despide, más adelante: “Ahora que el tiempo y la distancia han hecho que cada uno siga su camino, ya no siento la necesidad de responder ninguna de esas preguntas: Lo que fue y lo que no fue. Lo que no es. Esta es mi historia, pero también mi cierre. Gracias por haberme hecho sentir”.
Paula ha presentado el fotolibro en Madrid, Barcelona, Nueva York y Berlín, las ciudades donde ha vivido. “Al final siempre pido al público que se pregunten qué le dirían a su ex y lo apunten en un post-it. Tengo muchos, escritos es castellano, catalán, inglés y alemán. Algunos son graciosos: ‘Tu boca sabía a kebab y yo soy vegetariana’. Otros muy tristes: ‘Dicen que superar a alguien lleva el mismo tiempo que duró la relación. ¿Qué hago entonces pensando todavía en ti?”.
Cuando fue a Berlín a presentar Das ende hace unos días vio a Fer. “El encuentro fue un poco intenso, pero estuvo bien. Él ya sabía del libro porque cuando lo terminé se lo envié a su casa. Me mandó un mensaje muy bonito diciendo que estaba muy orgulloso de que lo hubiese hecho. Una vez que me recuperé y me acordé de quién era yo, me di cuenta de que no quería dejarle mal a él ni presentarme a mí misma como una heroína, porque me hizo daño, pero también me hizo sentir”. Paula ha protegido su imagen —su rostro nunca aparece completo— y su anonimato —no se dice en ningún momento el apellido de su ex—.
La nota —“Me gustaría verte otra vez”— sigue siendo perfecta. Merecedora de la portada de un libro que hoy se vende en librerías y museos y merecedora —también— de un buen recuerdo.