Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Cerrar TECNOLOGÍA / Vida digital

El lado humano de la conectividad

Ethan Zuckerman

Analista estadounidense, dirige el Centro para Medios Cívicos del Massachusetts Institute of Tehnology y es profesor en su Media Lab

Ethan Zuckerman

"No perdamos esta creatividad, esta noción de que podemos hacer que el mundo digital funcione como nosotros queramos, y no como algún emprendedor piense que debería funcionar"

Para muchos de nosotros, desde que empezó el coronavirus, los días siguen un patrón similar. Nos levantamos, nos vestimos y, sin salir de casa, nos vamos a alguna parte. Nos vamos a Zoom.

La necesidad de distanciamiento social ha acelerado una transición a la virtualidad que los expertos llevan décadas prediciendo. No está claro que la oficina física esté totalmente obsoleta, y muchos millones de personas no pueden realizar su trabajo fácilmente en una pantalla. Pero es probable que la situación por defecto haya cambiado. En el futuro inmediato –y quizá a largo plazo– es posible que trabajar signifique conectarse, no acudir a una oficina.

Tal vez este giro no sea inesperado, pero uno de los cambios que lo acompañan, sí: la increíble creatividad de las personas a la hora de utilizar los espacios virtuales para reunirse, apoyarse unas a otras, entretenerse y celebrar. Les he pedido a mis alumnos del MIT que documenten las distintas formas en que están usando los programas de videoconferencia para mantener el contacto con amigos y familiares durante la pandemia.

Una organiza una sesión semanal de karaoke: uno de los participantes pone un vídeo de YouTube en su ventana y todos cantan juntos. Otra asiste a clases de educación religiosa, y dice que es la primera vez que, como judía nigeriana que estudia en la Jabad, se siente plenamente integrada. Otra está en recuperación y asiste a reuniones de Alcohólicos Anónimos por Internet. Le parece que son mejores. Acuden a la cita más personas para recuperarse, porque el obstáculo de reunirse en una pantalla es menor que el de asistir al sótano de una iglesia; y para ella, la intensa tristeza que siente en esas reuniones se aminora de algún modo.

Lo que me resulta interesante no es que, en ocasiones, los espacios virtuales funcionen mejor que los físicos, sino que estamos viendo un brote de creatividad en nuestra forma de usar estos espacios digitales. Antes de la pandemia, estábamos experimentando una reacción contra la tecnología digital, una oleada de ira contra plataformas como Facebook y YouTube. Ahora observamos una ola de creatividad. Ahora, no esperamos a que las empresas de Silicon Valley inventen la siguiente aplicación. Por el contrario, estamos inventando nuestras propias formas de relacionarnos unos con otros en este mundo nuevo y escalofriante. Mi esperanza es que en los años posteriores a la pandemia no perdamos esta creatividad, esta noción de que podemos hacer que el mundo digital funcione como nosotros queramos, y no como algún emprendedor piense que debería funcionar.

Créditos

Edición y Coordinación: Joseba Elola, Carmen Pérez-Lanzac, Braulio García Jaén, Carla Mascia, Andrea Aguilar, Pablo de Llano, Jorge Morla, Ángeles Lucas, Pablo León, Jesús Alborés.

Dirección de arte: Fernando Hernández

Ilustraciones: Sr. García

Fotografía: Carmen Guri y Almudena Martín

Desarrollo: Jacinto Corral

Frontend: Alejandro Gallardo

Traducciones: News Clips y María Luisa Rodríguez Tapia