Retener población y atraer talento. El esfuerzo de Lugo por cerrar la brecha rural

¿Puede una misma zona contar con un potente centro de formación e investigación del sector lácteo o con casi 60 proyectos aeronáuticos de I+D y ser víctima de la despoblación? Los pueblos lucenses luchan por aunar sus ventajas logísticas y las de su potente sector primario con iniciativas de desarrollo y digitalización de los servicios básicos

La capitana de yate Bianca Cragg, de ascendencia angloholandesa y acostumbrada a pilotar la embarcación de un jeque árabe por el mundo, encontró hace un año en la pedanía lucense de Santa María de Trobo (131 habitantes) el pueblo perfecto para levantar un hogar y hacer realidad su sueño de futuro: abrir con su hermana una empresa de cría y doma de caballos. Alexander, empresario ruso, cambió su ciudad natal tras enamorarse de una pequeña aldea abandonada próxima a Lugo; allí ha decidido vivir y desde ella gestiona sus negocios internacionales. En Monforte de Lemos, el grupo chino Yeeper, presente en la zona desde 2019, acaba de invertir 16 millones de euros en la compra de una planta de producción de derivados lácteos.

Estos tres ejemplos de personas y empresas que han apostado por las zonas rurales de Lugo no solo para vivir, sino para dirigir o montar sus propios negocios, no son una rareza. Se trata de una tendencia que lleva cristalizándose a lo largo del último lustro y que, según apuntan fuentes de la Diputación de Lugo, se ha acentuado aún más durante la pandemia: la demanda de viviendas y la lista de emprendedores e inversores extranjeros que se han fijado en los pueblos lucenses, especialmente en los de la comarca de Lugo, no ha dejado de crecer. Lo que para muchos es una zona afectada por la despoblación, para otros es una oportunidad. ¿Por qué?

“Es un lugar con muchas posibilidades para levantar un negocio y con una gran calidad de vida”, relata Cragg, que localizó Santa María de Trobo por internet, a donde se mudará definitivamente cuando se retire. De momento, ya ha comprado una finca de siete hectáreas con varias edificaciones que le costó, asegura, lo mismo que puede valer una plaza de garaje en una gran ciudad. En el complejo pretende aprovechar las oportunidades de negocio de la zona –la demanda en España de productos de cercanía sigue creciendo– y de rentabilidad, por lo que a la empresa de doma quiere sumar una bodega y la producción de su propio queso. Al funcionamiento y desarrollo de empresas en este tipo en lugares tan apartados colaboran, además, iniciativas centradas en la digitalización y la vertebración territorial. Dentro de las primeras se encuentra, por ejemplo, la desarrollada por Correos para que sus carteros rurales sirvan de portadores de los servicios habituales de las oficinas postales (pago de recibos, mensajería, trámites con las administraciones) a los particulares y empresas de estas zonas apartadas. Dentro de las segundas se enmarcan las que el presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, afirma que sitúan hoy a la provincia como “la mejor preparada para frenar la caída de la población” e incluso para atraer a nuevos habitantes: las iniciativas de desarrollo rural y del potencial logístico del área, aún tímidamente explotado.

Innovación para fomentar el desarrollo rural

Las iniciativas públicas de desarrollo están dirigidas al conjunto de los ayuntamientos de la provincia: un plan para este 2021 apoyado con un presupuesto que ronda los 500.000 euros por cada municipio grande y 200.000 para cada uno de los pequeños. “Somos de las pocas diputaciones que destina esa cantidad”, aclara, y remarca que estos recursos están enfocados a fomentar el empleo, la digitalización, la vertebración de carreteras y la innovación.

Entre estas iniciativas que promueve la diputación lucense destaca uno de sus proyectos estrella: la Granja Experimental de Leche, un centro de formación e investigación en Castro de Rei (a media hora en coche de Lugo) por donde pasan al año unos 500 alumnos de Biología, Veterinaria e Ingeniería Agrícola de la Universidad de Santiago (A Coruña) para estudiar y formarse en los últimos avances en el sector lácteo. Tomé añade que este centro es una herramienta que, además de fortalecer el sector primario en la zona, está ayudando a fijar población y levantar la economía general. “Es una planta muy robotizada para que salgan profesionales altamente cualificados. El año pasado, el organismo que evalúa la calidad de las universidades la calificó como una de las primeras del mundo. El siguiente paso es construir otra adyacente de cerdos celtas. El objetivo último es retener talento”, explica.

Una de las carreteras que atraviesa Portomarín (Lugo).OSCAR CORRAL

La elección de los lácteos no es casual: Lugo es la provincia que más leche de vaca produce en España, 1,2 millones de toneladas según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Razón por la que el grupo chino Yepper ha iniciado este año una ampliación de su planta en Monforte de Lemos (con una inversión de 16 millones de euros) para centrarse en la fabricación de leche en polvo y mantequilla de leche de cabra y oveja. Se estima que generará hasta 50 nuevos empleos y un impulso en el sector ganadero ovino-caprino, no tan desarrollado como el vacuno. “Además, es una provincia muy forestal. La mayoría de la madera que se está cortando en España se extrae de aquí”, añade el presidente de la Diputación. De hecho, el negocio maderero de Lugo se tradujo el año pasado en 81,8 millones de euros en ventas, según datos de la Consellería do Medio Rural de la Xunta de Galicia y de la Asociación Forestal de Galicia.

El futuro de la investigación con drones

El alcalde de Friol y presidente de la Asociación para el Desarrollo Rural de la Comarca de Lugo, José Ángel Santos, subraya que la posición estratégica de la comarca es un factor clave para que la comercialización de esta industria y del sector agroalimentario (con siete sellos de calidad) sea más rentable y siga creciendo en el futuro. Por el territorio cruzan tres vías: la A-54 (que conecta Santiago con Lugo en hora y media), la A-6 (que une Madrid con A Coruña) y la N-640, que facilita la accesibilidad al conocido Aeródromo de Rozas, a unos 16 kilómetros de la capital de provincia. Este último ha cobrado gran importancia en los últimos años al convertirse en un polo de inversores gracias a la disponibilidad de su infraestructura y a su posición geoestratégica, ideales para experimentar y perfeccionar el uso de drones en el ámbito logístico. De momento, ya ha movilizado 164 millones de euros en inversiones y están en marcha 59 proyectos de I+D relacionados con el sector aeronáutico.

Es vital que los servicios básicos lleguen a los habitantes rurales sin que tengan que desplazarse

Por otro lado, en Monforte de Lemos (capital de la comarca vecina Terra de Lemos) está despegando un nudo logístico centrado, especialmente, en el transporte de mercancías por ferrocarril. Este año se prevé que continúen las obras de un puerto seco que, debido a su cercanía con Lugo (menos de una hora en coche), beneficiará la vertebración empresarial de la zona centro y sur de la provincia. Tomé, también alcalde de Monforte, señala que en España se mueven menos del 4% de las mercancías por vías férreas. Cifra que en Europa ronda el 16%. “Un tren sustituye a 50 camiones por carretera. La logística de larga distancia por ferrocarril cobrará mucha importancia en este país en los próximos años “, añade. Su ciudad está bien situada para ello: equidistante de Vigo, Lugo y A Coruña.

Digitalizar los servicios básicos, un reto aún pendiente

La despoblación no es un fantasma que haya desaparecido de las comarcas lucenses. Fuentes oficiales señalan que en el último medio siglo la provincia ha perdido 200.000 habitantes. De ahí que, como insiste la Asociación para el Desarrollo Rural de la Comarca de Lugo, sea vital fomentar las iniciativas que pongan en valor las comarcas en su conjunto y que los servicios básicos lleguen “a todos los habitantes del mundo rural y no sea necesario que se desplacen [a los grandes núcleos de población]”.

Este problema, que normalmente afecta a los vecinos de los pueblos semiabandonados, fue uno de los motivos que llevó hace unos meses a Correos a iniciar un proyecto piloto en la provincia para que 212 carteros rurales acerquen a los domicilios de los vecinos los servicios que se ya prestan en las oficinas postales: pago de recibos bancarios, venta de sobres, sellos, entradas de conciertos, billetes de tren, embalajes e incluso entrega de dinero en metálico de las cuentas de ahorro de los clientes.

Juan Ferreiro entrega a una vecina de Friol (Lugo) un embalaje en la puerta de su casa.Correos

El resultado, según los trabajadores del operador logístico, ha sido un éxito. “En esta zona, [los vecinos] se estaban quedando sin servicios. Los bancos, por ejemplo, los están abandonando”, describe José Manuel González, responsable de Distribución de Correos en la provincia. González añade que la red de oficinas de la entidad y sus trabajadores rurales son una herramienta muy útil para la sociedad. Juan Ferreiro, de 38 años, es uno de los carteros que ha comprobado lo beneficiosa que ha sido esta iniciativa para los vecinos que visita. A lo largo de su ruta diaria atraviesa cuatro parroquias, compuestas por lo que él llama 18 “minipueblos”. “No son núcleos de 50 casas; igual hay cinco aquí, otras cinco allá...”, matiza. Desde que ofrece este nuevo servicio, no ha dejado de pasar recibos bancarios y vender embalajes. Sus palabras ponen de relevancia una de las claves para evitar el despoblamiento: el acceso a servicios esenciales, tanto públicos como privados.

Fomentar el comercio local para dar vida a los pueblos

De hecho, el último informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) La despoblación de la España interior señala que este fenómeno en comarcas como la de Lugo ha estado intrínsecamente ligado desde los años 50 a la pérdida de peso del sector agrario y a la falta de desarrollo de otros que pudieran sustituir el empleo que daba el campo. Una coyuntura que ha provocado la ausencia de negocios básicos. El estudio sugiere que, si abren nuevas empresas, la vida podrá volver a llenar las localidades lucenses. Por eso, son muchos los que han decidido plantarse en seco y luchar, desde su pueblo, con negocios que combinan la innovación con los oficios artesanales: desde la cestería contemporánea hasta la elaboración de cosméticos naturales con plantas gallegas.

Un potencial inmobiliario aún por descubrir

La inversión inmobiliaria de Alexander, el empresario ruso que buscó refugio en una pequeña aldea de la comarca de Lugo, refleja la demanda en el último año de viviendas en las zonas aisladas, casi siempre como segunda residencia, pero que provocan tímidamente la resurrección de pueblos que hace unos años estaban destinados al abandono. Testigo de ello es Rosy Costoya, que preside junto a su marido Mark Adkinson la inmobiliaria familiar Galicia Country Homes. En los últimos años, se ha dedicado a comprar casas y aldeas casi destruidas para restaurarlas y venderlas después. “Se cuentan por miles las personas que nos llaman interesándose por la compra de una vivienda. El 80% de ellas suelen ser extranjeras. Hay gente que está viniendo con nuevas ideas [para emprender]. La semana pasada cerré el contrato de unas personas que abrirán una granja para alpacas. Eso va a generar trabajo”, cuenta Costoya.

Un hombre sentado en la plaza de la iglesia de San Nicolás en Portomarín (Lugo).OSCAR CORRAL

Costoya dice que cada vez que venden una casa la satisfacción le invade. “Cuando era pequeña viajaba con mi padre por estos pueblos de Lugo que carecían de recursos. Es una alegría ver que llega gente nueva con proyectos y esperanzas”, relata, y añade que el hecho de que los extranjeros estén invirtiendo grandes cantidades de dinero es una gran señal de que la zona tendrá futuro económico. El éxito de su empresa –la revista digital Build, dedicada a la construcción y al mercado inmobiliario, le concedió en 2018 el premio a mejor inmobiliaria familiar española– ha provocado que otros ayuntamientos de fuera de la comarca de Lugo, como el de Mondoñedo, le hayan propuesto trabajar conjuntamente para repoblar sus zonas deshabitadas. “En Alfoz [de unos 1.700 habitantes, según datos del INE] hemos conseguido que una familia se instalase en una fábrica antigua de gaseosa. La está restaurando para construir apartamentos para peregrinos y ya ha generado 25 puestos de trabajo”, detalla la empresaria.

CRÉDITOS

Redacción y guion: Julio Núñez
Coordinación editorial: Francis Pachá 
Fotografía: Óscar Corral  
Diseño: Juan Sánchez 
Desarrollo: Rodolfo Mata
Coordinador de diseño:  Adolfo Domenech

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