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Ayuso, contra el “efecto expulsión” de Vox: “Alguien tendrá que limpiar en sus casas”

La portavoz socialista, a la presidenta: “Su jefe de gabinete y su pareja han admitido mentiras. Usted también tendrá que hacerlo”

Isabel Díaz Ayuso interviene durante el pleno, este jueves.Foto: SERGIO PEREZ (EFE) | Vídeo: EPV

Isabel Díaz Ayuso ha tenido para todos este jueves en la Asamblea de Madrid, incluido Vox. Más preciso: sobre todo para Vox. El partido de extrema derecha venía atacando desde hace tiempo el Madrid “cosmopolita” y en el que caben “todos los acentos del español” del que presume la presidenta de la Comunidad de Madrid. La acusaba de haber convertido la región “en el patio trasero” de los multimillonarios del mundo. La réplica de Ayuso ha dejado descolocado al partido de Santiago Abascal, socio prioritario del PP en otras regiones. No aquí, no en el territorio Ayuso.

“Lo malo sería tener un efecto expulsión porque, digo yo, que alguien tendrá que limpiar en sus casas, alguien tendrá que recoger sus cosechas y alguien tendrá que poner los ladrillos de las casas donde luego vamos a vivir todos los demás. Así que lo que hay que hacer es promover una inmigración vinculada al trabajo, ordenada, donde se cumpla la ley, el orden”, ha dicho la presidenta con contundencia.

Ayuso, desde hace tiempo, confía en no necesitar a Vox para gobernar en la próxima legislatura, a diferencia del jefe de su partido, Alberto Núñez Feijóo. Si se hace caso a las últimas encuestas, Feijóo necesitaría a Abascal. Ayuso no necesita ni a uno ni a otro, a priori. Vuela libre. El viento favorable de su mayoría absoluta en 2023 la dirige a territorios desconocidos, a donde otros no han conseguido llegar. Quién sabe cuál sea su destino final. Por lo pronto, disfruta atizándole a Vox, al que acusa incluso de un pecado mayor: ayudar al sanchismo. “Siempre salen al rescate de Pedro Sánchez (presidente de España). ¿Qué hacen? Dividen las culpas y así eximen al Gobierno y al Partido Socialista de lo que ocurre en este país“, ha continuado.

Finiquitado Vox, ha llegado la contienda con la izquierda. Ayuso ha sacado del armario un viejo traje, algo apolillado, uno que tiene bordado la palabra Venezuela en la solapa. A principios de este siglo los políticos españoles se dividían entre los que sentían simpatía por Hugo Chávez y los que no. Eso le ha valido a la derecha para anunciar, de tanto en tanto, que España está cerca de convertirse en una autocracia. No ha ocurrido, pero quién sabe. Sin embargo, Ayuso tiene la certeza de que ese horizonte no es que esté lejano, es que ya está aquí: “Estamos en la antesala de Venezuela. Estás en la plena Venezuela en cuanto combates el proyecto autoritario de Sánchez”.

Con la duda de si España se encuentra al borde, en la antesala o de ya de lleno en pleno proceso autoritario, la portavoz del PSOE, Mar Espinar, le ha recordado a Ayuso que la Consejería de Sanidad envió más de 500 cartas a pacientes con errores en el cribado de cáncer de colon, un asunto que la Comunidad de Madrid quiere dar por zanjado asegurando que los afectados fueron informados y notificados en la semana siguiente. Por ahí se ha adentrado Espinar hasta llegar al juicio al fiscal general por revelación de secretos, que este jueves llega a las conclusiones finales antes de que el tribunal se vaya a deliberar si Álvaro García Ortiz es culpable o inocente de haber revelado a la prensa un correo en el que el abogado de la pareja de Ayuso reconoce dos delitos fiscales.

Los periodistas que dieron esa información, entre ellos varios de EL PAÍS, han declarado en el Supremo que tuvieron la información del email antes que el fiscal, lo que ha hecho que el PP ponga en duda la versión de los reporteros. Espinar se ha puesto de lado de la honorabilidad de los periodistas: “La realidad es tozuda, sobre todo cuando hay periodistas de verdad que recurren a sus fuentes y no a sus canas”. Esto último lo decía por el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, que, para justificar la difusión de un bulo durante esos días que llenó de confusión el caso, apeló a su pelo blanco. Y la socialista ha añadido: “Su jefe de gabinete y su pareja han admitido mentiras. Usted también tendrá que hacerlo”. El día del juicio final llegará, según ella.

Menos profética, Manuela Bergerot, la portavoz de Más Madrid, ha aparecido con una crítica a las pocas ayudas que reciben las familias monoparentales y ha articulado con elegancia su discurso, hasta que ha usado el método Ayuso y ha enumerado de corrido varias palabras clave en su contra: los fondos buitre, Quirón, el ático y hasta Vox (aunque no fuese el día). Si Ayuso ha descolocado al partido de ultraderecha, Bergerot la ha aturdido a ella, que no le ha tocado otra que decir: “¡No sé qué pintan tantos temas mezclados!”.

Cuando la oposición deja de preguntar y le toca al propio PP interrogar a Ayuso, el interés del pleno cae en picado. Los que no han dormido bien se frotan los ojos y tienen prisa por salir a tomar café. En esos minutos, Ayuso juega en casa. Se acuerda constantemente del presidente Sánchez, su némesis. Pero Feijóo ni existe, no le hace falta mencionar ninguna política de su partido a nivel nacional. Este es su terreno, estas son sus normas. Y no le tiene miedo a Vox, a diferencia de otros colegas de otras regiones. Ayuso quiere devorarlo.

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