Bronca en la Asamblea al acusar Ayuso a la izquierda de “colonizar la universidad”, “reventar lo público” y actuar “contra el ciudadano”

La presidenta se queja de que en las universidades “se den los títulos como churros” y la oposición estalla en aplausos en recuerdo de los casos Cifuentes y Casado

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante el pleno de la Asamblea de Madrid, este jueves.SERGIO PÉREZ (EFE)

La izquierda es “una casta”. La izquierda es “un poder contra el ciudadano, el particular, el paciente, el alumno”. La izquierda “busca reventar lo público” desde dentro. La izquierda “tiene colonizada la universidad pública”. La izquierda “coloca amigos, monta chiringuitos y destroza lo público”. No habla el presidente de Argentina, Javier Milei. Tampoco Donald Trump, ganador de las últimas elecciones presidenciale...

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La izquierda es “una casta”. La izquierda es “un poder contra el ciudadano, el particular, el paciente, el alumno”. La izquierda “busca reventar lo público” desde dentro. La izquierda “tiene colonizada la universidad pública”. La izquierda “coloca amigos, monta chiringuitos y destroza lo público”. No habla el presidente de Argentina, Javier Milei. Tampoco Donald Trump, ganador de las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Quien entona todas esas acusaciones es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que este jueves aprovecha su paso por la Asamblea de Madrid para profundizar en la batalla cultural contra la izquierda que la ha aupado de una derrota electoral en 2019 a la actual mayoría absoluta, obtenida en 2023. Es una defensa del prestigio de lo público que Ayuso emplea para atacar al PSOE y Más Madrid con el telón de fondo de la comparecencia protagonizada la víspera por Begoña Gómez, investigada en la Asamblea por el supuesto “trato de favor” recibido en la Complutense. Luego, la baronesa se marcha a inaugurar un nuevo hospital del grupo HM en la región, donde declara que no puede “estar más orgullosa” de la aportación del sistema privado a la sanidad regional.

Todo empieza con una escena sorprendente, en la que Ayuso aparece desconcertada, enfadada incluso, porque la aplauden. El motivo de su perplejidad es que la ovación que acompaña a sus palabras no procede de la bancada del PP, sino de los escaños de Más Madrid y PSOE. Dispuesta a exprimir al máximo la comparecencia de Gómez, Ayuso lanza que el desprestigio de los centros educativos arranca cuando “se dan títulos como churros”, o porque “la izquierda tiene colonizada la universidad pública”, ya que, dice, “busca reventar lo público”. Y claro, la oposición de izquierdas casi se pone en pie, no porque esté de acuerdo, sino porque la queja de Ayuso retrotrae a los diputados al caso máster en la universidad Rey Juan Carlos, que provocó la caída de Cristina Cifuentes, y al caso Pablo Casado, que aprobó en cuatro meses la mitad de la carrera de derecho en un centro privado adscrito a la Complutense.

“La universidad, si hay algo que tiene, es el prestigio”, comienza su argumentación Díaz Ayuso. “Y cuando se dan los títulos como churros, y cuando se intenta llevar a un rector a la Complutense [en realidad, a La Moncloa, en referencia a la reunión relatada la víspera por el rector Joaquín Goyache con Begoña Gómez] a decirle que yo le voy a dar un máster o una cátedra en un organismo público, es utilizar las instituciones”, sigue, ya rodeada de una tormenta estruendosa de aplausos. “Toda la izquierda tiene colonizada la universidad pública Complutense de Madrid”, insiste. ”Todos ustedes han creado un entramado y un chiringuito de familiares y de negocios que podrían haberlo hecho en las empresas privadas. Tienen mucha cara todos ustedes. Pero claro, piensan que lo pueden colonizar todo”, acusa, hasta que estalla.

Una y otra vez, Ayuso reclama que le paren el tiempo. “¡Ruego defensa!”, exclama. “¡No me puedo defender, no puedo hablar!“, se queja de los aplausos, que siguen y siguen, inesperados, insistentes, estruendosos, mientras los diputados del PP, curiosa estampa, permanecen petrificados. “¡No tienen ninguna educación, y eso no se lo vamos a pedir a estas alturas!”, remata Ayuso, ordenando con sus gestos que alguien haga algo.

Ese alguien es Enrique Ossorio, el presidente de la Asamblea, que antes fuera vicepresidente y portavoz del Gobierno de Ayuso, y antes su consejero de Educación, y antes el coordinador de su programa electoral.

—Aquí todos los grupos aplauden, y lógicamente tienen derecho a ello, pero no utilicen los aplausos para que no hablen los diputados, no utilicen la prolongación de los aplausos para quitar la voz—, reclama.

Y la tormenta amaina, entre otras cosas porque el choque de fondo es otro, y ese sí que es irrefrenable. Viene Juan Lobato, el líder del PSOE, de acusar a Ayuso y al PP de “enfangar y buscar el lío” con la comparecencia de Begoña Gómez. “Les salió bastante mal”, dice el secretario general de los socialistas en Madrid, en referencia a la comparecencia del rector de la Complutense, Joaquín Goyache, que desmonta una a una las sospechas que vierten el PP y Vox sobre la creación de la Cátedra de Transformación Social Competitiva impartida por Gómez ―“todo fue absolutamente legal y regular”―; niega cualquier trato de favor ―“desde luego que no (...) no hubo presión”―; y desvincula los trabajos de Gómez, que está siendo investigada en los tribunales por la presunta comisión de los delitos de corrupción en el sector privado, tráfico de influencias, apropiación indebida e intrusismo profesional, de cualquier influencia del presidente.

Y claro, frente a eso, tanto Ayuso como el PP de Madrid apuestan por aplicar la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque.

Ricos de mierda

“El Gobierno y esta gente de la izquierda han decidido arruinar a la Comunidad de Madrid”, retoma la palabra la presidenta tras la intervención de Ossorio. “Todo aquello que hace fuerte a Madrid, ustedes van paso por paso intentando dinamitarlo todo para reventarlo y que Madrid no tenga financiación”, afirma, calificando al PSOE de Madrid “admirador, siervo, esclavo” de Sánchez.

Una línea argumental que sigue Carlos Díaz-Pache, el portavoz parlamentario del PP. “¿Lo oyen?”, pregunta en un gesto teatral que recuerda al fallido de Albert Rivera en un debate electoral. “Es el silencio de Begoña Gómez que aún retumba en la Asamblea de Madrid”, sigue. “Hora y media de rigurosa nada, de silencio, de boca cerrada, de dientes apretados para no contestar a las preguntas que todos nos hacemos”.

Es el preludio de las críticas de Ayuso a Mónica García, líder de Más Madrid, y ministra de Sanidad, por la crisis de Muface. La nueva denuncia del supuesto plan de la izquierda para reventar Madrid desde dentro incluye calcular en 230.000 nuevas tarjetas sanitarias lo que significaría incorporar a los funcionarios a la sanidad pública. También incluye acusar a la izquierda de tratar como “ricos de mierda” a los asegurados. “Quieren reventar a España a través de Madrid”, espeta la presidenta.

Son frases que se alimentan de otras denuncias previas enunciadas por Ayuso contra el Gobierno central: ahogar a Madrid con la gestión del agua; apagarla con la de la electricidad; rendirla por asfixia con la de los impuestos. Y así, otro jueves, la Asamblea se convierte en una caja de resonancia del choque que azuza la presidenta con Sánchez, y de una estrategia que uno de sus antiguos rivales no dudó de calificar como “trumpista”. Palabra de Ángel Gabilondo.

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