El crimen de la boda de Torrejón de Ardoz, a juicio

El acusado se enfrenta a cuatro delitos de asesinato y otros ocho en grado de tentativa por atropellar de forma indiscriminada a los invitados a un enlace en noviembre de 2022

El vehículo involucrado en el atropello mortal de cuatro personas en Torrejón, a su llegada al cuartel de la Guardia Civil de Seseña, en Toledo.Angeles G.Visdómine (EFE)

Micael S., apodado El Portugués, mató con su coche a cuatro asistentes a una boda en Torrejón de Ardoz (Madrid) el 6 de noviembre de 2022. Además, dejó gravemente heridas a otros nueve invitados. Ahora se enfrenta a 226 años de prisión por esta masacre. Una vez que ha concluido la instrucción del caso, el juez ha dictado la apertura del juicio oral en el que se disercernirá si los atropellos fueron intencionados o accidentales. La fecha del inicio de la vista todavía está por concretar. Él asegura que arrolló a la multitud porque se asustó cuando le pareció oír disparos. El acusado se enfrenta a cuatro delitos de asesinato consumado, y nueve en grado de tentativa.

Todo comenzó en el enlace de Rubén y Sonia, dos jóvenes que celebraban su boda en el complejo de celebraciones El Rancho, a las afueras del Torrejón de Ardoz. Durante los festejos uno de los familiares de El Portugués mantuvo una discusión con uno de los invitados. Tras una pequeña disputa, el ahora acusado y sus dos acompañantes fueron expulsados. Sin embargo, lejos de marcharse, se subió a su coche aparcado en los alrededores del edificio y arremetió contra la multitud de asistentes que se agolpaban a las puertas del complejo de celebraciones. Después, emprendió una huida que duró poco, pues la Guardia Civil interceptó el vehículo en Toledo. Estaba completamente destrozado por los golpes.

El auto ordena además prorrogar la prisión provisional del acusado, que ingresó en prisión en noviembre de 2022. En su primera declaración, el hombre aseguró que cuando subió a su coche oyó unos disparos y pensó que iban dirigidos hacia él, por lo que aceleró bruscamente. Por este motivo, su defensa solicita que se le juzgue por cuatro delitos de homicidio imprudente con la eximente de miedo insuperable. Sin embargo, la investigación policial no halló restos de ningún tiroteo en la escena y tampoco recopiló ningún otro testimonio sobre unos supuestos disparos.

La instrucción incorpora un informe de la Policía Municipal, que concluye que el vehículo pasó de una velocidad aproximada de 48 kilómetros por hora hasta los casi 63 cuando se acercó a la multitud de invitados que se encontraban en ese momento en la calle. Según las mediciones, este acelerón aumentó entre un 40 y un 70% las posibilidades de muerte en caso de atropello. El informe también indica que, según la experiencia previa, a esa distancia y con la iluminación artificial de las farolas, el conductor debería haber tenido perfecta visibilidad de los peatones.


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