El club de Madrid en el que el socio es el perro
César Millán, ‘El encantador de perros’, apadrina un espacio canino donde se educará a las personas sobre el trato animal
De Madrid al cielo, dice el refrán. El paraíso puede ser un concepto metafísico o algo más sencillito: un club privado con 11 pistas de tenis y 21 de pádel, dos piscinas olímpicas, campo de golf, un gimnasio, varios chiringuitos y hasta un circuito de karts eléctricos para niños; todo rodeado por la naturaleza cerca de la orilla del río Manzanares, a cinco minutos en coche de Moncloa. Se llama Club Deportivo Somontes y lo que no mucha gente sabe es que está abierto y el acceso es gratuito. No hace falta ser socio para usar las instalaciones. Y desde el próximo octubre los perros serán ellos mismos, con nombre propio, los socios de su propio espacio: un club canino donde los dueños podrán hacer deporte, mientras un equipo de profesionales da clases a sus animales de gimnasia, disciplina, paseo, e incluso de baile. El mundialmente conocido como El encantador de perros, César Millán (México, de 55 años) ―popular por su programa de televisión sobre psicología animal―, ha viajado desde EE UU hasta allí para apadrinar un proyecto que, según sus palabras, “le hacía falta a Madrid”. “La misión es educar al humano para que, tenga o no tenga dinero, mejore la relación con su perro”.
No es de extrañar que aparezcan proyectos así en Madrid, una ciudad donde hay 334.189 perros registrados en los 21 distritos, según los datos del Ayuntamiento. Hay un 21% más que de niños ―los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2023, registran 264.557 de cero a nueve años―. “El humano siempre va a querer tener familia, no necesariamente de su misma especie”, apunta Millán. Pero querer una mascota no es suficiente: “Tiene que haber alguien que te eduque para que seas un buen papá [de mascotas]”. El director del proyecto es José Miguel Pomi Ramírez, conocido por su libro de cocina para perros El chef canino. Insiste en que la idea es reconectar al ser humano de ciudad con la naturaleza para “suplir las carencias” de la urbe, “donde los parques son pequeños y hay mucho asfalto”.
El problema a la hora de lanzarse a tener mascota no solo está en los espacios públicos. Vivir en Madrid es caro y muchos tienen que adaptarse a pisos cada vez más pequeños. Millán asegura que esto no supone un problema para las mascotas porque no tienen el concepto de riqueza que tienen las personas. “La riqueza para un perro es que todos los días le quiten la energía física y le llenen la energía mental”, explica. También señala que gran parte de la felicidad del animal está en la comida, algo que, según él, en España está bastante bien resuelto. Valora que la mayoría del alimento aquí es fresco. “Ustedes no la llaman comida orgánica. La llaman simplemente comida. Si a un perro se le puede dar algo que tenga esa fórmula española, le va a ir genial”.
El club canino no abrirá hasta el mes que viene y tendrá un precio de matriculación de 250 euros y una mensualidad de 100. Ocupará más de 4.000 metros cuadrados de los más de 18.000 de todo el recinto y la inversión solo en las instalaciones ha rozado los 60.000 euros, según apunta Manuel Saucedo, presidente de la sociedad Somontes Deporte y Ocio. “Queremos que se cree una comunidad de propietarios de perros”, añade. El socio, de hecho, será el perro, no su dueño. De ese modo, no importará la persona que lo lleve, porque el beneficiario será el animal. El club también se ha comprometido a apoyar proyectos de protección animal y a tutelar las adopciones. “Te puedo informar de cuál es el perro que te conviene y acompañarte en esas primeras semanas en tu casa”, señala Pomi Ramírez.
Los orígenes
Los terrenos de este nuevo paraíso canino pertenecen a Patrimonio Nacional, pero la gestión de ellos es privada. El lugar se ubica cerca de la localidad de El Pardo, al lado de donde estaba la residencia oficial del dictador Francisco Franco. De hecho, este espacio tan particular, fundado por él en los años 60, en esa época funcionaba como lugar de retiro de la élite. Ahora los ladridos y las carreras sustituirán a aquellos encuentros.
Muy cerca de allí se encontraba el Parque Sindical, que era el destino favorito de los madrileños de clase trabajadora para visitar en verano. De ahí que muchos vecinos vean ese lugar, con una especial densidad de árboles y carros de golf yendo de un lado a otro, como un club exclusivo y no sepan que la entrada es gratuita. En 1997 pasó a estar gestionada por Ilunion, la empresa de la ONCE, pero actualmente solo conserva un 15%. El resto está en manos de Provenue, la gestora del WiZink Center. De mano en mano ha terminado derivando en un club en el que el socio es el perro.
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