La Puerta del Sol: la obra de nunca acabar de Almeida
El Ayuntamiento ha anunciado nuevos retrasos en la finalización de la emblemática plaza, que seguirá levantada hasta después del verano
Falta poco, dicen desde el Ayuntamiento. Unos cuantos remates, “como en toda obra” y “poner en funcionamiento la fuente, que ha tenido una complejidad técnica alta”, pero “está prácticamente finalizada”. La realidad sin paliativos es que la Puerta del Sol seguirá levantada hasta después del verano. Ni antes de las elecciones municipales, como se prometió, ni después: en septiembre. Medio año más tarde de lo previsto. La reforma de la emblemática plaza, do...
Falta poco, dicen desde el Ayuntamiento. Unos cuantos remates, “como en toda obra” y “poner en funcionamiento la fuente, que ha tenido una complejidad técnica alta”, pero “está prácticamente finalizada”. La realidad sin paliativos es que la Puerta del Sol seguirá levantada hasta después del verano. Ni antes de las elecciones municipales, como se prometió, ni después: en septiembre. Medio año más tarde de lo previsto. La reforma de la emblemática plaza, donde casi todos los alcaldes han tratado de dejar su huella, iba a suponer el reflejo del trabajo del alcalde José Luis Martínez Almeida en la capital. Una postal con su firma, una puesta en escena antes de los comicios. Pero esta plaza y sus calles aledañas levantadas han sido engullidas por los retrasos. Y las obras sin fin es lo que de momento esperan los madrileños.
El principal cambio que supone la nueva plaza es que se tratará de un espacio diáfano —sus detractores en la oposición y en las redes cambiarán el calificativo por “gris y dura”, especialmente sin una sombra en verano— y completamente peatonal. Este último punto lo resaltó el alcalde Almeida en la rueda de prensa del jueves tras la última Junta de Gobierno antes de marcharse de vacaciones, “será la primera vez que no haya tráfico rodado”. Cuando dieron comienzo las obras, en marzo de 2022, el Ayuntamiento afirmó que se acometían para “crear un espacio totalmente peatonal, más equilibrado, cómodo y accesible”. De ahí que se modificara la gran fuente del centro de la plaza y todos los puestos se agruparan a los lados del enclave.
El plazo para recolocar todos los elementos de la plaza para hacerla más accesible —con la gran fuente en el centro de la plaza y los puestos a los lados, completar la peatonalización y cambiar el suelo— se había fijado en 12 meses en febrero del 2022 por un precio de 10,7 millones de euros. En diciembre de ese año el área de Obras decretó la ampliación en otros tres meses, con fecha de finalización el 18 de junio de 2023. El objetivo inicial era llegar a marzo de este año con el escenario listo e impecable para erigir de nuevo a Almeida como alcalde de la capital. No le hizo falta, el mandatario ganó de nuevo las elecciones, esta vez con mayoría absoluta, el 28 de mayo. Pero la obra que luciría su mandato sigue en escombros. Si se cumple el nuevo plazo prometido, la demora habrá sido de 18 meses.
Desde el área de Obras precisan que “los remates que se están haciendo este verano y que van a quedar acabados en agosto tienen que ver con aspectos para cuya ejecución necesitábamos permisos de Metro”. También informan de que cuando acabe agosto “solo quedará pendiente el cambio del acceso a Cercanías“, que depende de los permisos de Adif, “que aún no nos ha dado”.
Desde la oposición, critican al consistorio la falta de planificación. “Almeida vuelve a su tónica de prueba y error, es incapaz de gestionar la ciudad. No paran de modificar el proyecto o elementos del mismo, dilatando en el tiempo una remodelación que tenía que haber acabado ya”, apunta la portavoz de Más Madrid, Mar Barberán. “El colmo es que ahora, a través de la memoria técnica que justifica las ampliaciones de plazo, nos enteramos de que la estatua ecuestre requiere una cimentación profunda que afecta a las instalaciones del metro, no se puede acometer el acceso a Cercanías y necesita autorización e informe de evaluación de Adif. Además, hay que adaptar los accesos peatonales de la estación de las calles Carmen y Montera, los bancos perimetrales, los quioscos, incorporar control automático de pilones escamoteables por cuestiones de seguridad, problemas de movilidad, arqueológicos… ¿No fueron capaces de contemplar todos estos problemas o de resolverlos correctamente en el proyecto original?”, agrega.
El portavoz de Urbanismo del PSOE, Antonio Giraldo, reconoce que una obra en un lugar con tanta afluencia y comercios como este no es fácil, aunque considera que el Gobierno de Almeida “la vio más o menos factible para terminarla durante su legislatura, para hacer que se sienta que ha cambiado algo la ciudad con su mandato”. “Pero se le ha torcido un poco”, critica. El concejal menciona que hay cambios que le parecen bien, aunque cuestiona si la plaza necesitaba una “reforma urgente” cuando había sido modificada hace solo 13 años. “Parece que en Madrid los proyectos grandes son muy cortoplacistas y están muy pensados según las próximas elecciones. A Manuela Carmena se le enquistó la plaza de España. Si pensamos en un modelo de ciudad de esta manera, todos se van a enquistar”, advierte Giraldo.
Entre los principales cambios, el Oso y el Madroño se ha desplazado unos metros hacia adelante en el flanco izquierdo de la plaza y el kilómetro cero se ha renovado frente a la Real Casa de Correos, listo para las fotos de Instagram de cualquier turista. La estatua de la Mariblanca se ha ubicado en el margen derecho y la de Carlos III estará ahora dentro de la fuente casi en el centro de la Puerta del Sol. Aún falta por retirar la cúpula de la entrada al Cercanías, más conocida como La Ballena, que se sustituirá por una cúpula transparente de cristal en ese mismo lugar. Falta el visto bueno de Adif, lo que puede retrasar todavía más el último plazo.
Por la Puerta del Sol se estima que pasan unas 200.000 personas a diario, una cifra que sube a los 300.000 durante los fines de semana, según un estudio municipal. La última gran reforma data del Gobierno de Alberto Ruiz Gallardón en 2009; Ana Botella proyectó la obra —recuperada por Almeida— en 2014 y Manuela Carmena se limitó a la peatonalización de uno de sus accesos. Antes, habían hecho obras en torno al kilómetro cero Álvarez del Manzano (movió la estatua de Carlos III) y Tierno Galván, que peatonalizó parte de su entorno aprovechando la reforma de la estación de Metro, en 1986.
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