UGT Madrid pide que el calor intenso sea considerado riesgo laboral
El sindicato subraya la necesidad de adaptar las medidas preventivas al cambio climático y calcula que las horas de trabajo perdidas a causa del estrés térmico ascenderán al 12% en 2030
El calor excesivo es peligroso para la salud de los trabajadores, tal y como han dejado claro los accidentes laborales de las últimas semanas. Solo en Madrid, tres trabajadores perdieron la vida por un golpe de calor mientras desempeñaban sus tareas: el barrendero José Antonio González, mientras limpiaba las calles de la capital a 42° con una uniforme de poliéster; un trabajador de una nave industrial en M...
El calor excesivo es peligroso para la salud de los trabajadores, tal y como han dejado claro los accidentes laborales de las últimas semanas. Solo en Madrid, tres trabajadores perdieron la vida por un golpe de calor mientras desempeñaban sus tareas: el barrendero José Antonio González, mientras limpiaba las calles de la capital a 42° con una uniforme de poliéster; un trabajador de una nave industrial en Móstoles en la que, según sus compañeros se llegó a los 46°; y un repartidor de propaganda de 56 años que murió mientras repartía folletos en la localidad de Paracuellos de Jarama. “La herramienta más eficaz para evitar estas muertes es la prevención. Es necesario incluir el estrés térmico como factor de riesgo laboral”, ha asegurado la secretaria general de UGT Madrid, Marina Prieto, durante la presentación este martes del informe Cambio climático en la Comunidad de Madrid: nuevas necesidades preventivas.
Con este estudio técnico, realizado por el experto en sostenibilidad ambiental José Luis de la Cruz Leva, el sindicato urge a las empresas y a las administraciones a crear nuevos protocolos ante los riesgos generados por el cambio climático. “A día de hoy, no existe normativa. La única arma que tienen los empresarios para hacer algo son los comités de salud, pero no existen en las empresas pequeñas”, alerta Susana Huertas, secretaria de salud laboral UGT Madrid y coordinadora del informe.
Entre las demandas del sindicato para mejorar las condiciones laborales se encuentra la flexibilización del trabajo ―es decir, la posibilidad de no ejecutar las labores que requieren más esfuerzo en las horas de mayor calor―, uniformes adecuados con tejidos permeables y naturales y cremas de protección solar si se trabaja en la calle. Prieto ha adelantado que se reunirá con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el 6 de septiembre para discutir los resultados del informe, mientras siguen a la espera de concretar una cita con la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso.
“No hablamos solamente del aumento de las temperaturas. También existen las danas, más frecuentes y violentas, y los fenómenos extremos como la borrasca Filomena”, explica de la Cruz. El experto distingue en el informe entre efectos directos del cambio climático ―el calor excesivo, las consecuencias de la contaminación en las enfermadas respiratorias y el incremento de las radiaciones ultravioleta― y efectos secundarios, derivados de las alteraciones de los ecosistemas. Un ejemplo son las alergias, que se multiplican durante el verano entre los empleados que trabajan en exteriores, así como algunas patologías infecciosas transmitidas por mosquitos o garrapatas.
El sindicato incide en que tampoco hay que olvidar las consecuencias sobre la salud mental. “El estrés acaba estropeando el ambiente laboral, además de influir negativamente en el rendimiento de los trabajadores”, insiste De la Cruz. El informe calcula que las horas de trabajo perdidas por causa del estrés térmico ascenderán al 12% en 2030.
En lo que va de año, 50 trabajadores han perdido la vida en la Comunidad de Madrid, un dato que denota un incremento de la siniestralidad laboral, al pasar de un fallecido cada cinco días en 2021 a uno cada cuatro en 2022. “No es justificable ni es cierto que a un incremento de la actividad laboral corresponde un incremento en la siniestralidad laboral”, afirma Prieto, que subraya como las mujeres representan el colectivo más vulnerable “por la presión que sufren por la carga de trabajo, el estrés, cumplir los requisitos de los horarios y la falta de flexibilidad”.
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