El Ayuntamiento renuncia a soterrar el ‘scalextric’ de Puente de Vallecas pero lo sustituirá por zonas peatonales y verdes
Los vecinos lamentan que la demolición del armazón viario va a retrasarse mientras se prepara el nuevo proyecto urbanístico
Un enorme puente corta dos grandes avenidas en el distrito de Puente de Vallecas, la de la Albufera y la de la Paz. Por encima, y en tan solo unos segundos, decenas de coches, que entran y salen de la capital por la M-30, circulan a gran velocidad por el bautizado como el último scalextric de Madrid. El incesante tráfico de coches, motos, camiones y autobuses dificulta las conversaciones de los viandantes debajo de la infraestructura. Marquesinas de paradas de autobús, un aparcamiento de coches y un grupo de personas sin hogar, con mantas y tiendas de campaña, acaparan la parte inferior...
Un enorme puente corta dos grandes avenidas en el distrito de Puente de Vallecas, la de la Albufera y la de la Paz. Por encima, y en tan solo unos segundos, decenas de coches, que entran y salen de la capital por la M-30, circulan a gran velocidad por el bautizado como el último scalextric de Madrid. El incesante tráfico de coches, motos, camiones y autobuses dificulta las conversaciones de los viandantes debajo de la infraestructura. Marquesinas de paradas de autobús, un aparcamiento de coches y un grupo de personas sin hogar, con mantas y tiendas de campaña, acaparan la parte inferior del puente. En las columnas grises hay carteles en los que se lee: “El puente es una barrera económica, social y política”. Y 16 años después de la redacción del anteproyecto para desmantelar el gigantesco armazón, el Ayuntamiento de Madrid anunció ayer que es “inviable” soterrarlo, aunque mantiene el plan de derribar el puente y estudia ahora cómo hacerlo. “La planificación en superficie del anteproyecto de 2006 no permite reducir el número de vehículos. Lo que se plantea ahora es que haya zonas verdes, conecte los dos barrios y haya más espacio para el peatón”, explica una portavoz del Área de Medio Ambiente y Movilidad.
Los vecinos, que llevan reivindicando la demolición más de una década, tendrán que esperar al menos varios meses. El retraso ha indignado a los vecinos de la zona, que reclaman el derribo de un puente que “separa al barrio”. Javier Moral, de 63 años, portavoz de la Asociación Vecinal Doña Carlota Numancia, explica sus motivos: “Es un puente que nos ha marcado de por vida. Este puente nos separa en todos los ámbitos”. Además, recuerda el impacto de la saturación de los más de 170.000 coches que circulan en este paso elevado de la M-30 cada día para llegar a la capital: “La contaminación es inmensa y hay un temblor volcánico que se oye continuamente”. El vecino abre la ventana de su domicilio, situado cerca de la infraestructura, para comprobar el “brum, brum” de los automóviles que pasan a escasos metros de su casa. “Lo único que queremos es un barrio vivible”, reclama. El ruido de las bocinas, semáforos y ruedas acompañan el frenesí de esta entrada a la capital.
Desde el Área de Medio Ambiente y Movilidad indican que el anteproyecto de soterramiento del Puente de Vallecas, redactado en 2006, no sirve para lograr una movilidad sostenible con los criterios de la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360. Y se justifican en que el soterramiento de 500 metros no evitaría la circulación de un gran volumen de vehículos en superficie, ya que esta vía es el principal acceso de la M-30 a los distritos de Retiro, de 120.000 habitantes, y Puente de Vallecas, de 240.000 habitantes. “Nuestro compromiso es quitar el puente, recuperar espacio para los vecinos y evitar la congestión que se produce en este punto”, ha declarado Borja Carabante, delegado de Medio Ambiente.
Sin embargo, los vecinos de la zona se quejan del retraso del proyecto. Al equipo de Almeida le queda apenas un año antes de que acabe la legislatura para iniciar los contratos necesarios para ejecutar el proyecto. “El proyecto se tendría que haber presentado hace tres meses”, reclama Jorge Nacarino, portavoz de la Asociación de Vecinos de Puente de Vallecas. Y culpan a Medio Ambiente por no realizar los estudios de las alternativas a tiempo, a la vez que urgen al derribo por sus impactos negativos en el día a día de los vecinos: “Necesitamos ganar espacio público y verde, sobre todo, en los barrios más afectados, que son San Diego y Numancia”.
“Un 25% de los 15.000 vehículos que circulan en hora punta lo seguirían haciendo en superficie para poder acceder a los viales de distribución de estos dos distritos”, justifica el Ayuntamiento. “Este tráfico obligaría a que el vial de superficie necesite tres carriles de circulación por sentido, pues si se reducen a dos se generaría congestión y más contaminación”, señalan en una nota de prensa.
Foco de contaminación
En marzo del año pasado el Pleno del Ayuntamiento aprobó iniciar los trámites para desmantelar el puente. Los vecinos aseguran que era la primera vez que parecía que el problema iba a desaparecer, pero las promesas del Consistorio se han quedado ahora a medias, por lo que ellos exigen una solución inmediata. “No vemos viable otra alternativa. El puente es un foco de contaminación ambiental y la parte de abajo está muy descuidada y sucia”, denuncia Camino Cuesta, de 49 años, vecina del distrito del Retiro y portavoz de la Asociación Vecinal Los Pinos de Retiro Sur. Para los vecinos, el puente simboliza la división social en la zona: “El alquiler de un piso en la parte de Vallecas cuesta 600 euros, mientras que en la zona del Retiro el precio alcanza los 1.100 euros”. El estado de los edificios demuestra las palabras de la vecina. A un lado, hay bloques antiguos de dos o tres plantas, locales cerrados por obras y viviendas en reparación con la pintura de las fachadas desgastadas. Frente al parque de Martin Luther King, la estampa se transforma en bloques residencias de construcción nueva y comercios en buen estado.
El Ayuntamiento estudia ahora alternativas y asume su compromiso para la eliminación del puente. Y recuerda que en el presupuesto de 2022 se ha reservado un crédito de 1,5 millones de euros para la redacción del nuevo proyecto. Pero, para los vecinos llueve sobre mojado. “Estamos rodeados de infraestructuras sin zonas verdes. Llevamos más de una década reivindicando que la única solución es que el puente desaparezca”, sentencia Moral.
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