Un día, empezarás a desvanecerte

Seguirás vivo pero nadie te hará caso. Solo verán las arrugas, la flacidez y la mandíbula postiza

Una pareja de ancianos con mascarilla, sentada en un banco de Madrid el pasado julio.A. Pérez Meca (Europa Press)

Piensas que a ti no te va a pasar: las arrugas invadiendo los párpados en los que antes te hacías la raya del ojo, la flacidez dominando cada centímetro cúbico de tu piel, la mandíbula postiza. Las manos temblorosas agarradas quizá a un bastón o a un taca taca como cuando eras niño y no sabías andar y ahora eres viejo y tu cuerpo se niega a hacerlo. Quizá te puedas cubrir las canas o inyectarte botox en la frente y tensar la piel como si fuera un tambor pero solo será parte del autoengaño al que te someterás. Y como suele pasar con los autoengaños, serás el único en llegar a creértelo.

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Piensas que a ti no te va a pasar: las arrugas invadiendo los párpados en los que antes te hacías la raya del ojo, la flacidez dominando cada centímetro cúbico de tu piel, la mandíbula postiza. Las manos temblorosas agarradas quizá a un bastón o a un taca taca como cuando eras niño y no sabías andar y ahora eres viejo y tu cuerpo se niega a hacerlo. Quizá te puedas cubrir las canas o inyectarte botox en la frente y tensar la piel como si fuera un tambor pero solo será parte del autoengaño al que te someterás. Y como suele pasar con los autoengaños, serás el único en llegar a creértelo.

Piensas que no te va a pasar pero al cumplir cierta edad empezarás a desvanecerte. Seguirás vivo pero nadie te hará caso. Nadie verá en ti a una maestra que ha alfabetizado a generaciones de niños, a un ganadero que durante décadas ha puesto la leche en tu café o a un cirujano que cada día salvaba vidas. Solo verán las arrugas, la flacidez y la mandíbula postiza. Los bancos, a una rémora en sus objetivos.

Carlos San Juan de Laorden se dio cuenta a sus 78 años de que para su banco era invisible. Todo está tan digitalizado que Carlos no podía usar nada. “Yo he llegado a sentirme humillado al pedir ayuda en un banco y que me hablaran como si fuera idiota por no saber completar una operación”, asegura. En su banco, le sugerían que aprendiera informática para poder usar la app. A sus 78 años y tras haberles ingresado durante años sus ahorros, Carlos ya no es ni un cliente ni una persona: es un lastre. Si quieres saber el estado de bienestar de una sociedad, mira cómo trata a sus mayores. Si investiga o no sus muertes masivas en pandemia en las residencias. Si está dispuesta a acabar con la brecha digital no dando clases de informática sino poniendo a personas a atender a personas.

Por fortuna, Carlos se ha cansado del trato recibido y ha iniciado una campaña de recogida de firmas para que los bancos sigan atendiendo de manera presencial a los mayores. Ya lleva más de 330.000 recogidas, demostrando que sigue comprometido con una sociedad que está dispuesta a excluirle silenciosamente.

En la serie Manhunt: The Night Stalker, muestran casi al final del último episodio un diálogo entre dos de los personajes protagonistas después de haber atrapado al violador de ancianos en serie Delroy Grant que, en la vida real, aterrorizó a la población mayor durante 17 años. En el diálogo, una de las detectives confiesa que han tardado tanto en pillarlo porque sus víctimas eran invisibles. “Dicen que envejecer es como perder tu identidad”, argumenta y prosigue: “La gente no te ve, solo ve a una persona mayor: pelo gris, un abrigo marrón, gafas viejas… Una oveja más del rebaño”.

A lo mejor sigues pensando que a ti no te va a pasar, pero si ahora no hacemos nada, en unos años también empezaremos a desvanecernos.

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