El ‘efecto papel higiénico’ llega a las farmacias: se agotan los test de antígenos
Muchas personas en Madrid buscan pruebas de coronavirus de barrio en barrio y de pueblo en pueblo
La ruta de las farmacias empieza a veces en el centro de Madrid y acaba en un pueblito en la frontera de Castilla y León, Villa del Prado. Hasta la botica de Juan Gil llegó este jueves por la tarde un cliente desesperado que iba parando de pueblo en pueblo buscando test de antígenos, el nuevo producto estrella de la pandemia. Si en la primera ola a la gente le dio por acumular papel higiénico, ahora en la sexta le ha tocado el turno a ...
La ruta de las farmacias empieza a veces en el centro de Madrid y acaba en un pueblito en la frontera de Castilla y León, Villa del Prado. Hasta la botica de Juan Gil llegó este jueves por la tarde un cliente desesperado que iba parando de pueblo en pueblo buscando test de antígenos, el nuevo producto estrella de la pandemia. Si en la primera ola a la gente le dio por acumular papel higiénico, ahora en la sexta le ha tocado el turno a estos palitos que taladran la nariz y producen una sacudida cerebral muy molesta. Todo para detectar al maldito coronavirus.
La diferencia entre la manía por el rollo de papel y la del test es que esta parece mucho más justificada. Falta justo una semana para la Nochebuena y nadie quiere poner en peligro a los abuelos. El miércoles, diez días antes de la esperada cena en familia, era el día del peligro. Quien dé positivo a partir de ese momento deberá autoconfinarse y comer separado de los familiares más vulnerables. “Si la gente se va a reunir con su abuelo que tiene 95 años pues es lo normal”, cuenta Juan Gil. Él se ha quedado también sin existencias. Los vecinos de Villa del Prado (6.661 habitantes) han arrasado con lo que tenía. “Me están llamando por teléfono para preguntar si me quedan”, decía el boticario este viernes al mediodía. El hombre que venía de la capital, vecino de un pueblo cercano, se llevó dos de las últimas cajitas que le quedaban.
Como pasó con los rollos de papel, con los test también hay algo de temor colectivo. En una farmacia del 14 de la calle de Preciados dicen que una clienta se llevó 20 test para los empleados de su empresa. También existen farmacias sin nada y otras con mucho: en la farmacia de Gran Vía, 51 aseguran que tienen 3.000 test, a 11,95 euros cada uno. Para gestionar el colapso algunos farmacéuticos han creado listas de espera en las que anotan el nombre y teléfono de los interesados.
Los grandes distribuidores como Cofares o Bidafarma se han quedado sin producto hasta el martes o miércoles y por ello los farmacéuticos están tirando de las repartidoras más pequeñas o están llamando directamente a los laboratorios. El Colegio de Farmacéuticos de Madrid indica que la situación no es preocupante. “Ahora mismo hay farmacias que no tienen ningún problema y hay otras que puntualmente están desabastecidas. Esto quiere decir que por la mañana se quedan sin ellos y luego llegan existencias por la tarde”, dice el presidente, Luis González.
La Comunidad de Madrid ha sido una de las que se ha quedado con las manos vacías. La presidenta Isabel Díaz Ayuso había prometido que este miércoles los madrileños podrían retirar test sin pagar en el mostrador, gracias a una gran compra que había hecho su gobierno. Pero este martes por la noche su consejero de Sanidad tuvo que pedir disculpas en Twitter. Dijo que, “debido a problemas de suministro”, los distribuirán finalmente la semana que viene.
El tiempo se agota, pero la Comunidad sigue confiada en cumplir su promesa y este viernes por la mañana ha sido la propia presidenta la que ha mantenido en firme su promesa. “A partir de la semana que viene suministraremos a las farmacias para que todos los ciudadanos puedan hacerse uno antes de las reuniones familiares y sociales de Navidad”, ha dicho Ayuso durante una visita al Hospital La Paz.
La escasez es una lección de cómo algunos negocios se adaptan raudos y veloces a la ley de la oferta y la demanda. “Un test nasal COVID 3,25 euros en una farmacia el mismo test en otra 8,90 euros. El libre mercado en estado puro, confirmado. Otra cosa, ¿dónde queda la ética? ¿Y el Servicio Público?”, critica en un tuit María José Escalera, periodista de Telemadrid. Según fuentes farmacéuticas, el precio de los medicamentos y productos sin receta es libre, pero molesta mucho que se juegue con el precio de un producto de primera necesidad.
Hay quien dice que el anuncio del test “gratuito” de Ayuso ha desatado un efecto llamada. “Vienen preguntando por los test gratis de la Comunidad y, como no hay, se llevan de pago”, dice María Yagüe, auxiliar en una farmacia de Getafe.
Un farmacéutico del distrito de Villaverde, José Antonio Marín, señala una posible responsabilidad de la industria. “Todos vienen del mismo sitio, de China, y dicen que hay dificultades para traerlos y que están produciendo menos, otros (comerciales de distribuidoras) me dicen que los retienen en aduanas. Vete tú a saber”, barrunta Marín, que no cree, o no quiere querer, que estén reteniendo el producto para aumentar su precio. Su certeza es que tiene unidades “solo para pasar el día”. “Tengo pedidos en mogollón de sitios, pero nadie me garantiza nada”, añade, para revelar que muchos comerciales “han dejado de coger el teléfono a las farmacias o lo tienen apagado” y que las distribuidoras “han puesto una grabación en la que te dice que si llamas por esto, no hay”.
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