Nadie quiere terminar el tren fantasma de Esperanza Aguirre entre Móstoles y Navalcarnero
Madrid acuerda pagar 162 millones por la obra sin acabar, y el Estado no asumirá el fin de la obra tras ser rechazada una enmienda de Más País a los presupuestos
Nadie quiere terminar el tren fantasma de Esperanza Aguirre. Da igual que la Comunidad de Madrid acabe de acordar pagar 162.495.773,41 euros por las vías y túneles inacabados de la línea que iba a unir Móstoles con Navalcanero, donde nunca ha circulado un tren. No importa que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso planee pedirle al Gobierno de la Nación que culmine la obra, a la que solo le faltan unos kilómetros de los 14 previstos. ...
Nadie quiere terminar el tren fantasma de Esperanza Aguirre. Da igual que la Comunidad de Madrid acabe de acordar pagar 162.495.773,41 euros por las vías y túneles inacabados de la línea que iba a unir Móstoles con Navalcanero, donde nunca ha circulado un tren. No importa que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso planee pedirle al Gobierno de la Nación que culmine la obra, a la que solo le faltan unos kilómetros de los 14 previstos. Y no ha servido de nada que Más País, la marca nacional de Más Madrid, registrara una enmienda parcial a los Presupuestos generales del estado en ese sentido: ha sido rechazada. Como consecuencia, una de las grandes promesas electorales de Aguirre languidece a medio hacer desde 2010, escrutada con el mismo interés por los investigadores del caso Lezo y por los cientos de miles de vecinos que pensaron que podrían usar el tren, sin haberlo podido hacer nunca.
“El ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana incorporará el tramo Móstoles-Navalcarnero a la red de Cercanías de Madrid y realizará, en el presente año, un estudio de viabilidad para proceder a la finalización de la obra de dicho tramo”, se lee en la enmienda presentada en el Congreso de los diputados por Más País, que recorre con detalle la desgraciada historia de esta obra maldita. “La ampliación de la red de Cercanías desde Móstoles a Navalcarnero fue un compromiso electoral de Esperanza Aguirre”, recuerda. “A partir de ese compromiso, y después de la negativa de Fomento de asumir esta obra, fue la Comunidad de Madrid la que se embarcó en este proyecto y la licitó a OHL”, sigue. “Esta obra abandonada está implicada en la trama Lezo, por el presunto cobro de una comisión de 1,4 millones de euros por parte de Ignacio González por la adjudicación de las obras del tren”.
Febrero de 2005. María Dolores de Cospedal, entonces consejera de Infraestructuras y Transportes de la Comunidad de Madrid, reta al Gobierno de España.
“Si en el plazo de un mes seguimos sin conocer oficialmente las intenciones del Ministerio, nosotros empezaremos ya, sin perder más tiempo, a hacer los proyectos para construir un tren de Cercanías hasta Navalcarnero”, asegura en una entrevista en ABC.
No hace falta que pase ni un mes para que Aguirre se suba al carro de la confrontación, y aumente la apuesta.
“Si Fomento no aclara cuáles son sus proyectos y sus intenciones respecto a que el ferrocarril venga a Navalcarnero, el Gobierno regional va a sacar a concurso el proyecto”, lanza. “Vamos a ver si son capaces de decir que, pagándolo íntegramente la Comunidad de Madrid, se niegan a que la Renfe venga a Navalcarnero”, reta. “Estoy convencida de que no lo van a hacer”.
Y todo se pone en marcha. En 2007, OHL gana el concurso de 360 millones de euros para construir y explotar la línea que dee unir a Móstoles con Navalcarnero, dando servicio a más de 100.000 personas. La obra debe estar finalizada en 2013. Sin embargo, los trabajos son abandonados en 2010, con 8 de los 14 kilómetros de la infraestructura ya ejecutados, según datos del Gobierno regional.
Desde entonces, la zanja que debía acoger las vías del tren recorre los barrios de El Pinar y La Dehesa, en Navalcarnero, en Navalcarnero. Es la cicatriz que han dejado unas obras nunca terminadas para conectar a la red de cercanías a los 100.000 habitantes de esta ciudad, la de Arroyomolinos, y el desarrollo de Parque Coímbra-Móstoles. Al tiempo, la depresión del terreno es el testimonio palpable de cómo se ha convertido en pesadilla el sueño de transformar a Navalcanero en un intercambiador para atraer hacia el transporte público a los vecinos de otros municipios madrileños (El Álamo, Sevilla La Nueva, Villa del Prado, Villamanta, Villamantilla, Aldea del Fresno…) y toledanos (Valmojado, Casarrubios o Ventas de Retamosa).
“Me mudé aquí con la esperanza de disfrutar de la vida en un pueblo y a la vez estar conectada con la ciudad a través del tren”, lamenta una vecina. “Años después seguimos a la espera de su llegada, con todos los problemas que eso ocasiona: barrios que no terminan de desarrollarse por abandono, falta de servicios, dificultad en el transporte, problemas de conciliación de la vida familiar y laboral debido a los malos horarios derivados de las malas comunicaciones...”
Además, la Comunidad y la constructora llevan años litigando para dirimir de quién es la culpa de los cambios que encarecieron el proyecto (con el soterramiento no previsto de un túnel) y la financiación (50 millones que reclamaba OHL).
En ese contexto, ni siquiera la decisión gubernamental de pagar 162 millones a OHLA (la nueva OHL), adelantada por EL PAÍS, es garantía de nada: la cantidad está por debajo de los 289 millones de euros que reclama la concesionaria, e incluso de los 203,5 millones en los que la empresa cifra el activo en su balance.
“La compañía conoce el acuerdo del consejo de gobierno a través de la página web de la Comunidad de Madrid, y no el detalle de la resolución”, explican desde OHLA. “Estamos a la espera de la notificación y del dictamen judicial correspondiente a través del Tribunal Superior de Justicia de Madrid”.
Cuando el conflicto se dé por cerrado, el Ejecutivo planea reclamarle al Estado que termine la obra, como ya planteó Ángel Garrido en su etapa como consejero de Transportes (”vamos a proponer al Ministerio de Transportes la cesión de la infraestructura del tren de Navalcarnero para ampliar la red de Cercanías”, dijo en sede parlamanteria).
Una estrategia que contrasta con lo propuesto por el PSOE en la campaña electoral del 4-M (”Me comprometo a incorporar a los Presupuestos de Madrid la cantidad económica necesaria para la finalización de la infraestructura del tren. Once años es demasiado”, dijo su candidato, Ángel Gabilondo) y que por ahora parece destinada al fracaso: por eso la enmienda de Más País ha sido rechazada en la tramitación de los Presupuestos generales del Estado en el Congreso de los diputados. Y fuentes del partido ven difícil que llegue a buen puerto en el Senado.
Lejos queda aquel día de 2008 en el que Aguirre colocó la primera traviesa de la infraestructura. “Tenemos la costumbre sana de cumplir lo que prometemos”, dice sobre una de sus ofertas electorales estrella. “Antes de que termine esta legislatura vendremos en tren a Navalcarnero”, añadió. Trece años después, la obra sigue sin estar terminada y ha supuesto una factura millonaria a cambio de nada.
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