Planes con niños en Madrid: aprendices de ‘mondrianes’ en Caixaforum

El espacio cultural organiza desde talleres de arte a ciencias y cine, espectáculos, conciertos y visitas familiares a cero euros o precios muy asequibles

Varios niños y sus padres, durante el taller 'Oh, pintura', el pasado sábado en Caixaforum Madrid.Santi Burgos

“Pues yo he pintado una araña carnívora y mi amigo Roberto [Cacheiro], un tomate asesino con cuatro bocas”, cuenta entre risas Daniel Gallego, de seis años, mostrando con orgullo los cuadros, que están para enmarcar de bonitos. Su madre, Ana Morala, de Pinto, explica que los niños, compañeros de clase y que de mayores serán “artista y poli” Roberto y “pensionista y feliz” Daniel, según concluye su padre en vista de que “no quiere ser nada”, tienen que hacer un proyecto de arte para el cole y les pareció que este taller podía ser un buen ensayo general y un buen comienzo “para adentrarlos en el...

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“Pues yo he pintado una araña carnívora y mi amigo Roberto [Cacheiro], un tomate asesino con cuatro bocas”, cuenta entre risas Daniel Gallego, de seis años, mostrando con orgullo los cuadros, que están para enmarcar de bonitos. Su madre, Ana Morala, de Pinto, explica que los niños, compañeros de clase y que de mayores serán “artista y poli” Roberto y “pensionista y feliz” Daniel, según concluye su padre en vista de que “no quiere ser nada”, tienen que hacer un proyecto de arte para el cole y les pareció que este taller podía ser un buen ensayo general y un buen comienzo “para adentrarlos en el mundillo del arte”, con la ventaja de que las manchas de pintura se quedan fuera de casa. Los niños se enfrentarán en breve a dos titanes, Los Girasoles de Van Gogh y El grito de Munch, que van a reproducir sobre lienzo, pero mientras tanto practican con los pinceles el pasado domingo en Oh, pintura, en una sala de Caixaforum Madrid, recomendado para niños a partir de los cinco años acompañados al menos de un adulto y que se lleva a cabo en los fines de semana, días sin cole, festivos y vacaciones hasta el 9 de enero.

Gratuitos, de una hora y semidirigidos por monitores, los talleres que eran de acceso libre con la entrada al museo (seis euros, con cuatro tickets gratis para clientes de Caixabank) antes de la covid, pero ahora se realizan con reserva por franjas horarias para controlar el aforo, con un máximo de 25 personas por sesión. A las familias las reciben dos monitoras, historiadoras del arte, frente a un collage compuesto de scalextrics urbanos e intersecciones de carreteras, contenedores de colores, marañas de cables y microchips junto con cuadros de Mondrian, Sol Lewitt, Frank Stella y Juan Suárez.

Dos niñas con su madre, manos a la obra durante el taller.Santi Burgos

Las historiadoras, Natalia Ruiz e Irene Rubio, les explican que nuestro mundo, rapidísimo, industrial, ruidoso, automático, geométrico y sucio pero a la vez lleno de luz y de atractivo, es fuente de inspiración para los artistas desde las vanguardias y que el arte no tiene por qué ser figurativo, sino un entramado de líneas y de laberintos de color. Como dirían hoy los futuristas, un microchip puede ser más bello que la Victoria de Samotracia. Tras la breve introducción, proponen a los niños que, partiendo de estas premisas, hagan un cuadro individual para llevarse, en el que ya hay marcadas unas líneas maestras “porque la pauta les resulta más fácil que partir de la nada” y que suele tener más éxito, o participar en “un mapa abstracto de la ciudad hecho entre todos” que se queda allí y en el que ya hay varias piezas que apuntan a magma flotando, una selva tropical o a un planeta imaginario.

Disponen de pintura acrílica de solo tres colores, verde, naranja y fucsia. “Cerramos la gama para que trabajen con las formas. Si les damos una mayor, en seguida caen en lo concreto y lo que queremos es que jueguen con la abstracción de las líneas”, explica Ruiz. “Queremos que experimenten con un arte más abstracto e inspirado en el entorno, lo que a veces resulta complicado para los pequeños, ya que su mente está en el mundo figurativo. Lo que buscamos es enseñarles a ser creativos de un modo diferente”, añade Rubio. Y así es. Los niños, que se estrenan en el mundo del arte en el puro garabato dadaísta y la furia de color fauvista, es poner un pie en el cole y se vuelven fieles amantes de lo representativo.

Si Roberto y Daniel escogen dibujo libre, otros participantes, como Gonzalo y Andrea Velasco, prefieren continuar el panel colectivo, donde enseguida ven en una de las manchas un dinosaurio “vegano”, que completan y enfrentan en feroz batalla a un superrozo galáctico, mientras que otros niños añaden al puzle el esbozo de un elefante y el gato sonriente de Alicia. “En Halloween nos quedó un mural terrorífico y justo cuando comenzó la erupción, a los niños se les ocurrió hacer un gigante volcán en homenaje a La Palma con el naranja, negro y marrón que tenían”, recuerdan las educadoras sobre experiencias anteriores. “Cada día es muy distinto. Los niños entran muy contentos y lo dan todo porque es una experiencia muy distinta a la del cole, donde hay poco tiempo para la educación plástica y en casa muchas veces no les dejan ni oler un pincel”, comenta Rubio.

La jornada en el museo con niños se completa con un rato de juego en Quiric, un ordenador-personaje en formato mueble que no es una cámara ni un instrumento musical ni un cuadro ni un juego de geometrías y formas sino todo a la vez y que los niños se quieren pedir “sí o sí” para Reyes, y con una visita, libre o guiada de una hora y media y adaptada a la edad de los menores y con materiales didácticos y actividades, a la exposición de turno, que hasta el 9 de enero es Imagen humana. Arte, identidades y simbolismo ―le seguirá Tatoo. Arte bajo la piel, del 2 de diciembre al 17 de abril―, un recorrido a través del tiempo en el que se muestran las tan distintas formas en las que el ser humano se ha representado a sí mismo, con 155 piezas del British Museum, obras de arte contemporáneo de su propia colección y préstamos de museos como El Prado.

Los niños pueden ver desde un cráneo modelado de hace 11.000 años a una instalación interactiva de Rafael Lozano-Hemmer en el que se yuxtaponen y fluctúan las imágenes de los propios visitantes y en muchas obras hay códigos QR para hacerles pensar más sobre lo que tienen delante. El recorrido, variadísimo, resulta muy útil para hablar a los niños de la mujer ―con la terrorífica serie de fotos de la yemení Boushra Almutawakel―, del poder, del ideal de belleza, de la opulencia, del cuerpo humano como gran tema recurrente en el arte y de las religiones (o de la ausencia de ellas). Y todo esto sin olvidar el llamativo e icónico jardín vertical de la entrada. “Guala, y cómo lo hacen que no se cae la tierra, y cómo lo riegan, qué pros”. “Es como en Australia, la gente está al revés y no se cae”, comentan Gonzalo y Andrea, que salen encantados de su día en Caixaforum.

Otras actividades, espectáculos y talleres

“Desde que nacimos en 1986 en el palacio Macaya de Barcelona, tuvimos programación cultural para escuelas y en los noventa la abrimos a las familias, con toda su diversidad y distintas edades y necesidades y con el ADN de la fundación la Caixa desde nuestros centros Caixaforum, en los que mezclamos artes visuales con literatura, cine y ciencia”, explica Montserrat Sampietro, responsable del programa de aprendizaje activo. En la sede de Madrid, abierta desde 2008, se han desarrollado en lo que va de año 33 actividades familiares, desde talleres a conciertos y espectáculos ―hasta el 28 de noviembre está Un bosque en la pared, percusiones inesperadas de cuatro músicos en una habitación― a ciclos cinéfilos ―la siguiente cita es Pesadilla de Navidad el 27―, en las que han participado 15.108 personas. Las actividades son gratuitas o “a precios muy asequibles”.

De la programación fija, Sampietro destaca su taller “estelar y de más éxito y demanda”, que reponen varias veces al año, De la imaginación a la pantalla. Iniciación al cine fantástico, cuyas próximas citas son 27 y 28 de noviembre y 4, 5, 6, 7, 8, 11, 12, 18 y 19 de diciembre, en el que los niños, a partir de ocho años y durante tres horas, se familiarizarán con el lenguaje y el proceso cinematográfico. Partiendo de Méliès pasarán al guion, la grabación y la edición de un corto. También dos talles de ciencias, Vegetales electromusicales (del 18 al 31 de diciembre) para crear circuitos eléctricos básicos y hacer sonar a un plátano y Plastiformas luminosas (del 27 de marzo al 20 de junio) para diseñar sus propios inventos luminosos con leds, pilas y la plastilina conductora de electricidad que fabricarán ellos mismos.

Además, tiene talleres cuatrimestrales. A Oh, pintura le seguirán Huellas, marcas y rastros, del 15 de enero al 8 de mayo, en el que los niños colaborarán en la construcción de un bosque de huellas estampadas en el que se hagan presentes las personas, animales o cosas que ya no están. Completará el año Inspiraciones, del 14 de mayo al 4 de septiembre, en el que, partiendo de lo que les despierta curiosidad y de la obra de otros artistas, realizarán creaciones únicas.

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