Ayuso, oídos sordos ante la oposición en la Asamblea: “Hasta luego. Da igual. Paso”

La presidenta de la Comunidad de Madrid vive la sesión de control como un trámite incómodo en el que hasta ataca a Vox

Isabel Díaz Ayuso interviene en el pleno mientras Enrique López, consejero de Presidencia, pide calma a la oposición.Vídeo: MARTA FERNÁNDEZ JARA (EUROPA PRESS) | EPV

Hay días en los que la oposición es como un molesto ruido de fondo para Isabel Díaz Ayuso. “Bueno... De verdad... Hasta luego... Da igual, paso”, espeta este jueves la presidenta de la Comunidad de Madrid a la bancada de Podemos, tan enojada por las interrupciones cuando va a hablar sobre las cifras de muertos en la pandemia que corta su propia intervención en la sesión de control al Gobierno de la Asamblea. El mal ambiente en la Cámara, donde ni un debate se produce en silencio, sirve para que Díaz Ayuso ...

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Hay días en los que la oposición es como un molesto ruido de fondo para Isabel Díaz Ayuso. “Bueno... De verdad... Hasta luego... Da igual, paso”, espeta este jueves la presidenta de la Comunidad de Madrid a la bancada de Podemos, tan enojada por las interrupciones cuando va a hablar sobre las cifras de muertos en la pandemia que corta su propia intervención en la sesión de control al Gobierno de la Asamblea. El mal ambiente en la Cámara, donde ni un debate se produce en silencio, sirve para que Díaz Ayuso cuelgue el cartel de no molesten en el Parlamento. Pero también refleja otra cosa. Aupada por los electores y las encuestas, estrella televisiva en el prime time de esta semana e icono de la derecha en todas las portadas, la líder conservadora acude este jueves a escuchar las críticas que se le hacen en la Cámara igual que algunos jóvenes van a las comidas familiares: hay que cumplir con el compromiso, pero tampoco parece que le apetezca.

“A estas alturas muchísima gente se ha dado cuenta de que usted necesita enemigos, y los busca dentro o fuera, pero la política es ayudar”, le recrimina, un punto asombrado por lo que está escuchando, Juan Lobato, el portavoz del PSOE. “La política es construir, construir oportunidades, nuevas realidades mejores”, describe. Y lamenta: “Usted no se dedica a construir. No tiene el más mínimo interés. Más bien todo lo contrario”.

Esto es lo que ocurre. Da igual que a Díaz Ayuso le pregunte Mónica García, de Más Madrid, que lidera la oposición, o Alejandra Jacinto, de Podemos. No importa que quien tome la palabra sea Rocío Monasterio, la portavoz de Vox, que es su única aliada posible en la legislatura. Para todos tiene una crítica Díaz Ayuso, un puñetazo verbal, una recriminación. Y a todos les recuerda que ella tiene 65 diputados, más que toda la izquierda junta, diluyendo en su discurso el dato que marca a fuego toda la legislatura. No tiene mayoría absoluta. Depende para todo de Vox.

“El cáncer político de este país es su partido”, le lanza a Alejandra Jacinto, de Podemos, por preguntarle sobre la gestión de la covid.

“¿Cómo esperar que la mire?”, le pregunta a García, de Más Madrid, que una vez más, y como todos los jueves sin éxito, le reclama que levante los ojos de sus papeles cuando le habla. Y estalla: “No representan a la juventud, ni a los que quieren a España, ni a los que vienen huyendo de repúblicas bolivarianas, ni a los católicos, ni a los que quieren abrir una empresa, ni a los que trabajan en bares, comercios y restaurantes, ni a los que quieren una cultura del esfuerzo”.

La afirmación convierte en un misterio el origen de los 614.660 votos que logró Más Madrid para convertirse en el principal partido de la oposición. Pero el momento álgido queda reservado para Monasterio, “doña perfecta”, como la llama Díaz Ayuso pese a que es su única aliada posible en la Cámara tras la desaparición de Ciudadanos.

Choque con Vox

“No necesito lecciones de nadie. Absolutamente de nadie”, suelta la presidenta a la portavoz de la extrema derecha. Y remata: “Una y otra vez se suman a la izquierda cuando tienen una oportunidad de desgastar al Gobierno, y eso es tan real como la vida misma”.

Monasterio la mira ojiplática. ¿No ha investido Vox a Díaz Ayuso como presidenta? ¿No vetó la comisión de investigación por las muertes en las residencias tras ser llamada al orden por Díaz Ayuso? ¿No le ha permitido aprobar la ley de Telemadrid para que los dos partidos controlen la televisión pública? ¿No ha ratificado el nombramiento del polémico José Antonio Sánchez como administrador provisional del ente? ¿No está negociando con el PP los Presupuestos, una rebaja fiscal, la supresión de las tasas regionales, una ley de igualdad, y la modificación de las leyes LGTBI?

La respuesta a todas esas preguntas es afirmativa. Monasterio nunca ha votado en contra de Díaz Ayuso. La suma de todas sus decisiones dibuja a un Vox sometido al PP. Pero esa colaboración es insuficiente para Díaz Ayuso, porque ha habido ocasiones en las que Monasterio se ha salido del guion: por ejemplo, impulsando un pleno monográfico sobre los 4.000 contratos de emergencia firmados durante la pandemia por casi 1.000 millones.

“No entendemos que hagan esto”, critica a Vox el consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, cuando comienza esa parte de la sesión. “Y cuando escucho las risas de la izquierda, lo entiendo todavía menos. Los comunistas le pusieron un nombre: compañeros de viaje. Es lo que están haciendo”, sigue. “Es decir, la posición más deshonrosa que se puede tener”, subraya.

Un ataque en toda regla que refleja que la presidenta de Madrid y el PP lo quieren todo. Colaboración sin crítica por parte de Vox en la legislatura, aprobación de los Presupuestos incluida. Oposición amable, que Podemos, PSOE y Más Madrid no le busquen las cosquillas. Y un Gobierno libre de cualquier atadura. Con las elecciones de 2023 en el horizonte, en la cresta de la ola de su popularidad, e inmersa en la descarnada batalla por controlar el PP de Madrid, Díaz Ayuso hace oídos sordos a las críticas de la oposición.

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