Experiencia reggae para bebés

La petita malumaluga lleva a Matadero ‘Bob Marley for babies’, una propuesta rockero-coreográfica para la primera infancia y su familia

Nunca se sabe. Quizá dentro de 20 años, alguno de los bebés que hoy vengan a ver a La petita malumaluga en Matadero Madrid se convierta en rock star o se transforme en el nuevo Nijinsky. Y en la lista de agradecimientos cuando reciba su primer Grammy debería citar a Albert Vilà y Eva Vilamitjana por haberles proporcionado la primera experiencia rockero-coreográfica de sus vidas.

No pretenden los directores de esta singular compañía catalana especializada en propuestas escénicas para bebés, primera infancia y sus familias, ser...

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Nunca se sabe. Quizá dentro de 20 años, alguno de los bebés que hoy vengan a ver a La petita malumaluga en Matadero Madrid se convierta en rock star o se transforme en el nuevo Nijinsky. Y en la lista de agradecimientos cuando reciba su primer Grammy debería citar a Albert Vilà y Eva Vilamitjana por haberles proporcionado la primera experiencia rockero-coreográfica de sus vidas.

No pretenden los directores de esta singular compañía catalana especializada en propuestas escénicas para bebés, primera infancia y sus familias, ser descubridora de talentos pero Bob Marley for babies, la segunda experiencia de una trilogía iniciada con Los Beatles, ha sido montada desde la convicción de que esa música, esa danza y ese ambiente diseñado desde la sensibilidad son estímulo para la incipiente imaginación de los pequeñines.

“Disney ha pegado tan fuerte que ha impuesto la idea de que lo ñoño es lo que funciona con los niños. Y yo no me creo que un bebé no pueda disfrutar de un Picasso como lo hace con Mickey Mouse. ¿Por qué tiene que ser simple, tonto y con esa música horrorosa todo lo que es para pequeños?”, reflexiona Albert Vilà, un músico percusionista que, junto a Eva Vilamitjana, quien se encarga del movimiento y el diseño coreográfico, ha encontrado una vía de expresión artística que es capaz de conectar con los más pequeños y, muy importante, también con sus padres.

“Suena muy ambicioso, pero es una forma de cambiar la sociedad. Si solamente entretengo no hay posibilidad de hacerse preguntas, y no es lo que queremos. Nuestras propuestas funcionan con los niños acompañados por los padres. Vas a emocionar al niño si emocionas al padre. Me gusta creer que una propuesta artística puede llegar a cambiar la dinámica familiar”.

Repertorio reinventado

Bob Marley for babies, que fue estrenada este verano en el Festival Grec de Barcelona, es, en principio, un concierto tributo al músico jamaicano precursor del reggae. Tiene en escena cinco cantantes-bailarinas y una cellista que fueron seleccionadas entre más de 150 aspirantes. No obstante, el repertorio, íntegramente de Marley, aparece reinventado desde unos arreglos abordados desde otros géneros que, siempre apoyados en las letras y sus contenidos reivindicativos, encaminan la propuesta hacia un ideario femenino y feminista desplegado en cuatro secciones que siguen el periplo vital de la mujer. La infancia desde el jazz, la juventud con el hip hop, la madurez a través de la lírica y el flamenco para la vejez.

Un momento de la función.

El otro elemento relevante, que es siempre una constante en las propuestas de La petita malumaluga, es esa necesidad de “vestir el espacio”. Paredes de fondo y techo son soporte de diversas proyecciones, en combinación con una cuidada iluminación.

“En esta propuesta hay limitaciones de desplazamiento por las medidas covid, pero originalmente está concebido para que los bebés se muevan por el espacio. Lo que sigue sin importarnos es que griten, lloren o chillen, lo consideramos parte de la propuesta. Nos parece importante crear un ámbito de libertad”.

La aventura de La petita malumaluga se inició hace ya más de diez años un poco por casualidades de la vida. En muy poco tiempo han conseguido conquistar públicos por todo el mundo (más de 15 países, con gran aceptación en Asia), sin duda gracias a lo original de su propuesta, a su necesidad de ir a contracorriente de los usos –algunos ya caducados- del ámbito de la danza para público familiar. “No fue premeditado ni tampoco por tener un hijo. Ahora Eva [Vilamitjana] y yo tenemos uno, pero llegó mucho después. Todo esto empezó porque una amiga nos ofreció crear para bibliotecas y nos apetecía probar a ver qué pasaba. Una opción posible era contar Los tres cerditos y hacer yo uno de ellos, pero francamente no me veía. Preferimos tratar a los niños de una forma más directa y captar su atención desde otro lugar”.

Tras títulos importantes para la agrupación como La luna en un cazo, My baby is a queen o por supuesto, Bitels para bebés, Albert Vilà mira atrás y valora la experiencia. “Hemos aprendido muchísimo, hemos conseguido crear un lenguaje personal y afinar un modo de comunicarnos. Es como cuando alguien te explica la física cuántica con pasión. No entiendes nada, pero quieres que te siga contando porque suena fascinante. Claro que los bebés no van a racionalizar lo que les cuentas, pero abres un canal y desde allí les puedes contar de todo, cualquier cosa”.

Bob Marley for babies se presenta en varias funciones los sábados y domingos en la Sala Max Aub, de Matadero (Madrid), desde este sábado y hasta el 26 de septiembre.

¿Espectadores del futuro?

El ideario de La petita malumaluga, que no rechaza los discursos políticos ni las posturas sociales, nace de una mirada crítica a lo que usualmente se hace para niños. Por eso sus creaciones se desmarcan muy claramente de los clichés. Y es lo que sorprende. “Desterraría el concepto de menú infantil, con todo mi respeto a la hostelería. Si sacas al niño como una ocasión especial, no puedes llevarlo a comer papilla o macarrones”, dice Albert Vilà, que tampoco soporta esa frase “espectadores del futuro” que tan frecuentemente oye. “¿Cómo que del futuro si los tienes aquí, ahora mismo, viendo un espectáculo?”, se queja.

En su cerebro, un niño podría sorprenderse con lo que menos imaginamos. “A mí me encantaría llevar a un bebé a la ópera, a vivirla de cerca. O traerme a Pat Metheny a tocar en uno de mis espectáculos. No me creo que los bebés no alucinen con una experiencia así”, concluye.

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