Entre dos mundos
La exposición Barzakh, que dentro del festival PhotoEspaña 2021 acoge la Casa Árabe construye una metáfora sobre las dos caras presentes en la sociedad árabe actual
Tras el crujido de cada diapositiva aparece una nueva historia de violencia. Carreteras desérticas, cuartos oscuros, sábanas alborotadas de una intimidad desapacible, son los espacios que las albergaron. El fotógrafo Abdo Shanan deja que las estancias hablen por sí solas, porque es consciente de la dificultad que entraña contar estas durezas para quien las ha vivido. Los testimonios de las personas, la mayoría mujeres o supervivientes de la Guerra Civil de Argelia, fueron sacados de una recopilación que realizó la asociación Red Wassila en su libro blanco. Las fotografías de Abdo forman parte ...
Tras el crujido de cada diapositiva aparece una nueva historia de violencia. Carreteras desérticas, cuartos oscuros, sábanas alborotadas de una intimidad desapacible, son los espacios que las albergaron. El fotógrafo Abdo Shanan deja que las estancias hablen por sí solas, porque es consciente de la dificultad que entraña contar estas durezas para quien las ha vivido. Los testimonios de las personas, la mayoría mujeres o supervivientes de la Guerra Civil de Argelia, fueron sacados de una recopilación que realizó la asociación Red Wassila en su libro blanco. Las fotografías de Abdo forman parte de la exposición Barzakh. Entre mundos, que dentro del festival PhotoEspaña 2021 acoge de nuevo la Casa Árabe del 23 de agosto al 17 de octubre. En ella, las obras de ocho artistas construyen una metáfora sobre las dos caras presentes en la sociedad árabe actual. Bajo la temática basada en la luz de la convocatoria, donde se presentaron 39 propuestas, a los comisarios Xavier de Luca y Houari Bouchenak les atrajo la idea de que todo lo que ilumina crea también una sombra.
La palabra barzakh se refiere a esa fina línea que es casi imperceptible que separa lo tangible frente a lo que no lo es, el subconsciente y la memoria. “Esto nos permitía vertebrar a los fotógrafos, pero también usar las dos estancias de la casa árabe (C/ Alcalá, 62), idénticas a pesar de que una esté pintada de blanco y la otra de negro”, cuenta de Luca. La sociedad árabe actual se encuentra dividida entre una parte joven vibrante, que ha atraído la mirada del resto del mundo a base de la manifestación rotunda de sus posiciones políticas en las primaveras árabes. Donde también convive ese pasado tradicional tan arraigado en la cultura popular y del que, como una sombra, es inútil intentar desprenderse como es la memoria de la guerra.
Para Nuria Medina, responsable de cultura de la institución Barzakh es la propuesta más redonda tras la ponderación de diversos aspectos que incluyen la composición, la calidad del contenido y la viabilidad técnica de la propuesta. “Es una colaboración surgida a través de colectivos y no de arriba a abajo, de forma institucional”, explica. “Nos atrajo sobre todo ese afán democratizador de la cultura”. Medina cuenta que una idea con la que la gente se queda cuando visita la exposición es que en el mundo árabe existen artistas contemporáneos de una calidad enorme como existen en otros países de diversos contextos como Europa o América. “Al visitante que no conoce muy en profundidad el mundo árabe, eso ya de primeras le causa gran impresión y logra resquebrajar el muro que forman los estereotipos. El lenguaje visual que se muestra es rotundamente contemporáneo”, dice.
Y qué mejor forma de romper con lo establecido que contar lo que está ocurriendo, esa historia viva. Así lo hace el fotógrafo M’hammed Kilito en sus collages, donde mezcla retratos de la juventud marroquí desde un punto de vista absolutamente rebelde, debido a la tinta que recorre sus cuellos o los pendientes que decoran sus rostro, junto a imágenes de los lugares donde se han criado. “Son personas que quieren reivindicar su identidad frente a lo tradicional. Un conflicto entre lo nuevo y lo antiguo que existe en otras sociedades”, explica el comisario. O cómo los retratos artísticos de Sonia Merabel, que reflejan la violencia hacia las mujeres. A través de un impactante baile de los colores rojo y negro, sus fotografías manifiestan que las heridas de la violencia sobre el cuerpo se borra con el tiempo, pero la huella psicológica perdura, como el halo que se aprecia.
“A veces notamos que para explicar determinados conflictos se usan imágenes sacadas de contexto y que quedan lejanas. Por eso decidimos apostar por artistas que viven actualmente en estos países para mostrar su perspectiva”, añade el comisario de Luca. Es el caso de Zied Ben Romdhane, fotógrafo de la prestigiosa agencia Magnum, que se instaló en una región minera del interior de Túnez el durante un tiempo para poder tener más cerca aquello que quería retratar. El resultado son una serie de rostros, gestos y paisajes en blanco y negro, que describen los detalles de la vida cotidiana de una región tan entre mundos. “Realmente se encuentra en un limbo al ser una sociedad, por un lado, invisibilizada y, por otro, al acoger trabajadores de otras nacionalidades con unas condiciones en muchas ocasiones infrahumanas”.
La línea entre el arte y la fotografía también queda difuminada a través de los diversos soportes dónde aparecen las imágenes, como video, aluminio, papel o tela. “Algunos artistas no se habían planteado cambiar el soporte, pero cuando se lo propusimos aceptaron. Lo que queríamos era crear era un recorrido en un espacio y que pudieras transitar por él, atravesar estas imágenes como cortinas que vas dejando atrás”, explica de Luca.
De ahí también que aparezca el video arte con el mismo nombre de la exposición de Toni Serra, también llamado Abu Ali y fallecido hace un año. “Es nuestra forma de rendirle homenaje. Es un referente para nosotros porque ejemplifica eso de tener un pie en dos culturas, al nacer en Manresa (Cataluña) y tener su familia en Marruecos. En su obra se muestra un recorrido a través de una ciudad laberíntica, donde el eco de los pasos del portador de la cámara aparece acompañado de notas musicales tradicionales árabes. “A él le llamaban la atención estos lugares como una metáfora del camino interior para conocerse”.
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