El mural del artista urbano Blu desaparece en Madrid Río por reformas en una vivienda
La obra llevaba una década en las orillas del río Manzanares gracias a la comunidad de vecinos que cedió su fachada
El icónico mural que el artista italiano Blu pintó en Madrid en 2010 ha desaparecido definitivamente. Tras más de una década abriendo el recorrido de arte urbano en una de las orillas del Manzanares, el edificio que empleó como lienzo este artista boloñés, uno de los pioneros del arte urbano en la capital, ha sufrido una reforma que ha acabado con la obra. La comunidad de vecinos del bloque, frente al centro comercial Plaza Río 2, cedió en su día el espacio al artista para reivindicar el arte urbano. Han sido precisamente los propietarios del edificio los que han decidido que el mural fuera bo...
El icónico mural que el artista italiano Blu pintó en Madrid en 2010 ha desaparecido definitivamente. Tras más de una década abriendo el recorrido de arte urbano en una de las orillas del Manzanares, el edificio que empleó como lienzo este artista boloñés, uno de los pioneros del arte urbano en la capital, ha sufrido una reforma que ha acabado con la obra. La comunidad de vecinos del bloque, frente al centro comercial Plaza Río 2, cedió en su día el espacio al artista para reivindicar el arte urbano. Han sido precisamente los propietarios del edificio los que han decidido que el mural fuera borrado, han confirmado fuentes municipales, que han recordado que era un muro privado.
Paseando por Madrid Río, en una de las orillas del Manzanares, se erguía el mural en una medianera de un edificio de viviendas de seis plantas, convertido en único gracias a la belleza de la obra. Se trataba de un dibujo que representaba a varios individuos que se roban las carteras mutuamente creando un círculo, y que ya se había convertido en una pieza más del paisaje urbano del distrito de Usera y en parada obligatoria de los recorridos guiados de street art por la ciudad.
La comunidad de vecinos de este inmueble, situado en la esquina de la avenida del Manzanares con Eugenio Caxes, recibió el año pasado una orden de ejecución del Ayuntamiento por un problema de desprendimientos en el enfoscado del edificio. Aprovechando la reforma, que sigue en marcha ―como atestiguan los andamios aún colocados en la fachada principal―, los vecinos acordaron arreglar también el lado que empleó Blu como lienzo para su mural, y que ahora luce un blanco impoluto salvo por unos grafitis recién garabateados.
La obra llevaba ahí desde septiembre de 2010, cuando la comunidad de vecinos cedió su fachada al artista para que hiciera su mural en el marco de una iniciativa municipal pionera para poner en valor el arte urbano. Ha durado justo 10 años y dos meses, ya que el pasado mes de noviembre de 2020 comenzaron las obras que provocaron su desaparición.
“Aprovechando que se iba a hacer el descuelgue, se decidió arreglar también esa fachada porque estaba agrietada y en malas condiciones. El trabajo de pintar la fachada manteniendo el dibujo era carísimo, algo inasumible para la comunidad de vecinos”, explican fuentes de la comunidad.
El mural de Blu acompañaba a otros tres murales pintados por el artista urbano Sam3, y que dibujaban un recorrido artístico a lo largo del río Manzanares que se podía contemplar paseando por Madrid Río. El del italiano era el primer mural si se comenzaba el recorrido por el paseo fluvial a la altura de Matadero, en Legazpi. “Ese mural era una referencia muy importante en el muralismo de los últimos 20 años. Blu es alguien que, además, tiene un perfil muy peculiar porque la mayoría de sus obras tienen un contenido profundamente social y crítico”, explica Guillermo de la Madrid, experto en arte urbano.
Blu, cuya identidad real se desconoce incluso en los círculos del street art, ha tenido otros dos murales en Madrid. Uno estaba en el campo de la Cebada junto al Metro de La Latina, ya destruido para construir un polideportivo, y otro en Lavapiés que representa un escudo de la ciudad con el oso y el madroño en el que dos obreros talan el árbol característico de Madrid.
Sobre la finitud del arte urbano, Guillermo de la Madrid reconoce que “hay cierta reflexión en el mundillo”, ya que “cuando se empezaron a hacer los murales, no se planteaba qué iba a pasar en 10 años”. Y es que “hay artistas que dicen yo hago mi mural y entienden que esté sujeto al paso del tiempo, al clima y a que desaparecerá”, aunque apuesta por conservar aquellos que, de alguna manera, hayan dejado huella en las ciudades.
A partir de la destrucción de este icónico mural al que ya se habían acostumbrado paseantes y vecinos de Madrid Río y el distrito de Usera, los guías turísticos que realizan paseos de arte urbano por Madrid tendrán que cambiar sus recorridos y omitir en sus visitas uno de los murales más reconocidos de la capital.