Cosmética con aroma a fresa y esencia de botica
Los toledanos Estíbaliz Lancha y su marido Antonio Serrano, farmacéutica y perfumista, crearon hace nueve años Mi Rebotica, que abre en Madrid su primera tienda física
Ladrillo, madera y fresa. Ese es el leve olor dulce, que no dulzón, que lo llena todo al entrar y que poco a poco se va diluyendo en la nariz hasta fundirse con el ambiente. Es el aroma que identifica a la flamante tienda de la empresa cosmética y farmacéutica Mi Rebotica. La primera que el matrimonio de emprendedores toledanos formado por Estíbaliz Lancha (Talavera de la Reina, 41 años) y su marido Antonio Serrano, de 49, abren en toda España después de casi nueve años dedicados a ella. Y tenía que estar en la capital, en ...
Ladrillo, madera y fresa. Ese es el leve olor dulce, que no dulzón, que lo llena todo al entrar y que poco a poco se va diluyendo en la nariz hasta fundirse con el ambiente. Es el aroma que identifica a la flamante tienda de la empresa cosmética y farmacéutica Mi Rebotica. La primera que el matrimonio de emprendedores toledanos formado por Estíbaliz Lancha (Talavera de la Reina, 41 años) y su marido Antonio Serrano, de 49, abren en toda España después de casi nueve años dedicados a ella. Y tenía que estar en la capital, en Chueca, a tres pasos de la Gran Vía y cuatro de la Castellana.
Aquella aventura empezó en 2012 y ahora ha cristalizado en esta acogedora boutique que hace honor a su nombre de rebotica. Decorada con flores y campanas de cristal, son grandes alacenas de madera las que sostienen sus referencias, que van desde jabones hasta geles de baño, aceites, champús (líquidos, como su superventas de cebolla, y también sólidos), lociones, exfoliantes, sérums, mascarillas, aguas micelares, bálsamos reparadores... y todo tipo de botecitos y pastillas para los locos de la cosmética con propiedades de farmacia.
Esta tienda en el 37 de la calle de San Marcos, inaugurada el 28 de diciembre, era el último paso que faltaba para convertir Mi Rebotica en un referente de la cosmética nacional: todo se formula, envasa, etiqueta, envía y vende desde Toledo, en concreto desde Talavera de la Reina. “El día que abrimos la tienda de Madrid se vendió la farmacia”, cuenta su dueña, Estíbaliz Lancha, sentada en lo que efectivamente sería la rebotica de la misma, un espacio con una larga mesa de madera y cómodas sillas situada detrás del mostrador y que hace las veces de sala de juntas, despacho y zona de reunión.
Lancha y Serrano empezaron a formular sus propios productos para esa, su farmacia, simplemente por mejorar. “Me daba mucha rabia que me dijeran ‘Esta crema hace tal’ cuando luego no lo hace. ¡Que el cliente luego me llama a mí!”, clama, medio en broma medio en serio, la farmacéutica y responsable de la empresa junto a su marido. Serrano es perfumista, licenciado en Bellas Artes y pata estética del proyecto. Ese afán les llevó a hacer ellos mismos algo como fórmulas magistrales pero aplicadas a la cosmética, y a venderlas en su espacio talaverano y en el de colegas interesados. “Lo primero fue el tema aromático, las cremas corporales y los jabones de tratamiento”, rememora.
Primero empezaron en 90 metros. En seis meses se cambiaron a un local de 700 metros, su primera nave, que siguen conservando. “¡Aquello era un palacio”. Lo veíamos para toda la vida”. Al año se hicieron con la nave de al lado. Ahora tienen 4.000 metros cuadrados y dan empleo a 40 trabajadores, entre ellos un equipo de cinco farmacéuticos que trabaja con Lancha en la formulación de los productos.
Esa, afirma ella, es la clave. Más allá de los olores, la sensorialidad, los envases, los cuidados envíos (que huelen a fresa), su tipografía de estilo antiguo y sus etiquetas cuidadas... todo está en la formulación, en que el producto sea eficaz. “Por ejemplo, hemos estado tres años trabajando en un despigmentante para que la fórmula sea efectiva, lo que la gente espera”, relata. Todo sin que la cosa se vaya de madre: “Intentamos que tenga un precio adecuado. El nuestro lo da la formulación, porque hay activos muy caros. Las células madre cuestan 2.000 euros el kilo. Hacemos los precios asequibles porque fabricamos nosotros”. En su tienda (y en su web) los precios de todos los productos oscilan entre los dos y los 50 euros.
Desde su lanzamiento han tenido página web, “pero como tal de venta hace tres años”, calcula Lancha. Además, exportan desde hace dos fuera de España a países de todo tipo, “como Lituania”, cuenta divertida. También cuenta la importancia que tienen las redes sociales, el boca a boca de hoy. Ellos acumulan casi 100.000 seguidores en Instagram. “Cuando lo pruebas te gusta, te enganchas y lo cuentas. Primero es lo orgánico, y luego los influyentes”, relata, revelando que sí que trabajan con algunos de ellos porque “les escucha mucha gente” y además en ocasiones han dado con “gente que sí que sabe trabajar bien”.
Uno de esos booms con algo así como un influencer fue hace unos meses, cuando se aliaron con el mediático estilista y finalista de MasterChef Josie para crear una bruma juntos, algo que surgió “a través de una amiga común”. “Le presentamos cinco muestras diferentes como punto de partida, pero yo ya sabía cual era la que le iba a gustar”, dice, pilla. La fórmula, que contiene mirra, incienso, sándalo... “es un concepto muy completo, al final es una hidratante en formato espray”, cuenta Lancha, incidiendo en que para ellos fue un reto porque lo lanzaron “muy rápido, en dos meses y medio”.
Esa Bruma Divina de Josie, como se bautizó el producto, preside su mostrador, también de madera y con toques antiguos. El espacio, diáfano y solo separado de la sala al final del mismo por un ventanal de cristal y hierro, tiene 180 metros cuadrados y se ha convertido “no solo en tienda, sino también en sede”. Tenían clara que la ubicación de su primera tienda tenía que estar en la capital. “Madrid era lo obvio”, confiesa la jefa de Mi Rebótica.
No tan obvia fue la ubicación. Se pusieron a buscarlo en diciembre de 2019 y dieron con otro en la zona de Huertas la semana antes del confinamiento. “Pero el dueño vivía en Galicia, no quiso venir y ahí quedó”, recuerda Lancha. “Retomamos en septiembre de 2020 y volvió a surgir ese... pero nos pedían las condiciones anteriores. Y la situación no tiene nada que ver. No tenía sentido”, dice, sacando a relucir esa faceta de empresaria luchadora que ha aprendido a lo largo de esta casi década de la empresa. “Así que dimos con este, que surgió de chiripa. Vinimos a verlo y estaban en plena grabación de una serie, pero al pasar por aquí nos dijimos: es perfecto. Inauguramos el 28 de diciembre”. A ella, claro, le hubiera gustado hacer una fiesta, una inauguración, un gran evento como el que ya hicieron en 2019 en un hotel de la ciudad con buena acogida, “algo chulo”. “Pero todo llegará, ojalá”.