Conciertos que buscan regresar a su hábitat natural

Javier Domínguez (Madrid, 38 años) es uno de los promotores musicales que han visto cómo sus proyectos han ido cancelándose en el 2020. Sound Isidro, el festival que organiza cada mes de mayo con motivo de las fiestas patronales de la ciudad, no llegó esta vez a celebrarse. Con la necesidad de “sentir una cierta normalidad”, ha creado un nuevo proyecto que nace este miércoles, a pocas horas de que acabe este fatídico año. El ciclo...

Javier Domínguez (Madrid, 38 años) es uno de los promotores musicales que han visto cómo sus proyectos han ido cancelándose en el 2020. Sound Isidro, el festival que organiza cada mes de mayo con motivo de las fiestas patronales de la ciudad, no llegó esta vez a celebrarse. Con la necesidad de “sentir una cierta normalidad”, ha creado un nuevo proyecto que nace este miércoles, a pocas horas de que acabe este fatídico año. El ciclo Mazo Madriz programa 14 conciertos entre los meses de diciembre y marzo del 2021 en el Independance Club de la calle de Atocha, con bandas independientes como Le Parody, Parquesvr, Futuro Terror y Blanco Palamera.

Distintas iniciativas han organizado en los últimos meses conciertos en teatros y otros espacios, a menudo por las mañanas o a la hora del vermú para sortear el toque de queda establecido por las autoridades en su lucha contra el coronavirus. Mazo Madriz quiere que los conciertos regresen a su hábitat natural: las citas nocturnas en las salas de música. “Es donde la gente puede sentirse más libre”, dice Márquez. Las actuaciones se celebrarán a partir de las 20:00 horas, con el objetivo de recuperar poco a poco, y dentro de lo que permitan las normas sanitarias, la actividad nocturna en un momento en el que las salas viven una de las mayores incertidumbres.

“Queremos dar una oportunidad a grupos que no han tenido la ocasión de tocar en ciclos en directo”, indica el cofundador de esta iniciativa. La mayor parte de este sector lleva sin facturar ocho meses, por ello los responsables de este ciclo piensan que este tipo de iniciativas son importantes: “Los conciertos son los escaparates donde te das a conocer y se gana dinero. Ahora no se venden discos y la adquisición de digitales es mínima”. Precisamente, el encargado de iniciar el ciclo este miércoles es el grupo Somos la Herencia, para el que aún quedan algunas entradas. “Querían hacer un concierto antes de fin de año, porque sacaron un disco hace poco y se lo habían comido. Estaban quemados y hemos apurado para que pudieran hacerlo”, dice el cofundador, que confía en que van a tener mucha repercusión.

Sin embargo, el principal impedimento es la limitación de aforo, ya que los clubs nocturnos disponen en estos momentos con un tercio de su capacidad. Estos conciertos en el Independance Club solo pueden acoger a unas 150 personas de las casi 500 habituales y la facturación casi no cubre los costes. Domínguez se ha encontrado con mucho entusiasmo de los artistas, que han rebajado sus pretensiones económicas. Sin embargo, algunos creen que el formato es raro y han decidido esperar a que se relajen las medidas en 2021.

A las ya habituales medidas sanitarias del uso de mascarilla durante todo el concierto, así como el uso de gel y la limpieza de calzado a la entrada, se le añade un registro por un posible rastreo rápido en caso de algún positivo. “Una vez dentro se les indicará su mesa y les pediremos que sean responsables y comprensivos con nuestra situación porque la música en vivo está muy estigmatizada y queremos hacer ver que es segura”, señala Márquez. Hay unas 29 mesas de 2, 4 y 6 personas y habrá camareros para pedir las consumiciones. Al ser de grupos de hasta seis personas pueden coincidir personas que no se conocen. “El BOCM lo admite y está puesto en la entrada para que los que no se sientan seguros no vengan. Hay que respetar la sensibilidad de la gente”, indica el cofundador. Los conciertos terminarán a las 22.00 horas, para que dé tiempo a los espectadores a cumplir con el toque de queda. No obstante, la sala seguirá abierta para los que quieran seguir tomando algo hasta la hora de cierre, en torno a las 11 de la noche.

Los organizadores están satisfechos con el ritmo de venta de entradas que el ciclo ha logrado hasta el momento. Algunos conciertos ya han completado su aforo. Domínguez considera por ello que la gente tiene ganas de ir a concierto y asistir en una sala, incluido él. “Todas las semanas iba a un concierto y estos meses me di cuenta de que lo echaba mucho de menos”. El vacío lo ha llenado escuchando mucha música, pero no era lo mismo. “Al final un concierto es una experiencia que compartes con más gente y en streaming estás en tu casa. Es vivirlo en directo y te hace sentir. Eso es lo que buscamos”, indica el cofundador de este proyecto.