La pesadilla de los últimos turistas varados en España
Hace siete meses que la pandemia dejó a millones de viajeros bloqueados por todo el planeta. La inmensa mayoría ha encontrado un camino de vuelta a casa, pero aún quedan casos como el de 200 venezolanos atrapados en España
Julio Anzola se dirigió a Barajas en la mañana del sábado 14 de marzo con la idea de regresar a Venezuela tras seis días de visita a su hija. Cuando llegó a la cola de facturación vio a decenas de pasajeros histéricos. El avión no volaba porque Venezuela había cerrado el espacio aéreo con Europa, según les explicaron los empleados de la aerolínea Plus Ultra. Esa noche el presidente español Pedro Sánchez decretaba el estado de alarma a causa del coron...
Julio Anzola se dirigió a Barajas en la mañana del sábado 14 de marzo con la idea de regresar a Venezuela tras seis días de visita a su hija. Cuando llegó a la cola de facturación vio a decenas de pasajeros histéricos. El avión no volaba porque Venezuela había cerrado el espacio aéreo con Europa, según les explicaron los empleados de la aerolínea Plus Ultra. Esa noche el presidente español Pedro Sánchez decretaba el estado de alarma a causa del coronavirus. Los pasajeros presentían que aquello no se resolvería rápido: “Había gente llorando, gritando, ‘no tengo dinero’, ‘no sé qué hacer’”, recuerda Anzola, un empresario venezolano de 64 años.
El pánico estaba justificado. Siete meses después, la pesadilla continúa para unos 200 venezolanos que siguen atrapados en España, inscritos en una lista de espera que avanza demasiado lento. No han sido admitidos en los tres vuelos de repatriación que el Gobierno venezolano ha organizado desde julio hasta ahora. Aún no hay fecha para el cuarto. Salir de España fue un laberinto para miles de personas que estaban de paso en marzo, pero otros extranjeros retornaron con mucha más agilidad y facilidades.
Anzola encontró un techo en casa de su hija en Madrid donde ha podido disfrutar de la compañía de su nieto de seis años Manuel Ángel. Pero no todos tienen familia aquí y la situación de algunos es desesperante. Se han quedado sin dinero y han sido acogidos por amigos, conocidos o personas solidarias. Paola Sheuat, de 29 años, y su esposo Jonathan Quintero, de 37, llevan semanas durmiendo en refugios. Él fue apuñalado el mes pasado en El Raval de Barcelona, defendiéndose de un ladrón. Ella dice que estuvo a punto de caer en una red de trata de blancas mientras buscaba trabajo como limpiadora para ganar algo de dinero. Ahora en Madrid, piden socorro: “Mi hijo está en Venezuela y me amenaza mi exmarido con demandarme por abandono”, lamenta ella.
El suplicio de Betty Carrillo empezó en febrero, antes de que cancelaran los vuelos. Esta venezolana de 61 años aterrizó en Madrid con la idea de despejarse de los problemas económicos de su país y pasar un mes de gira por Europa. En el Metro de camino al centro le robaron la cartera y quedó sin dinero ni documentación. “Señora tiene el bolso abierto”, fueron las palabras fatídicas de otra pasajera. Estuvo semanas viviendo en casa de unos italianos que la vieron desolada en la calle junto a su maleta. Dice que la parte de Madrid que mejor conoce es la avenida que recorría durante horas cada día para llegar al comedor social. Ahora vive acogida por un matrimonio español en El Viso de San Juan, un pueblito de 4.351 habitantes en Toledo. “Hemos sobrevivido por la solidaridad de muchas personas”, dice agradecida.
Los tres vuelos especiales desde Madrid a Caracas han repatriado a 912 venezolanos, según el embajador venezolano en España, Mario Isea. Han salido en aviones de las aerolíneas que usualmente operan entre ambos países y los pasajeros han tenido que desembolsar unos 500 euros, según Isea. Añade que su Gobierno les ha pagado el billete a algunos pasajeros en situación vulnerable. Un cuarto avión que aún no tiene fecha de vuelo se llevaría al último grupo de turistas venezolanos.
Algunos turistas extranjeros han tenido la suerte de que sus países les han costeado el billete de vuelta en el vuelo especial, pero muchos, entre ellos los españoles varados en el exterior, han debido hacer un pago añadido para regresar.
El embajador culpa a las sanciones internacionales que aplica España de haber obstruido el retorno. La aerolínea estatal Conviasa está incluida en la lista negra de la UE desde 2012. Isea afirma a este periódico que todo hubiera sido más fácil si esa compañía operara en España. “Hemos solicitado al Gobierno de Pedro Sánchez que deje operar a Conviasa de nuevo pero no hemos obtenido respuesta”, asegura.
Los problemas se le acumulan al embajador. Una vez que regresen los 200 venezolanos aún varados, tendrá que devolver a casa a otros miles de venezolanos que se encontraban residiendo en España y que según Isea están deseando regresar, huyendo de la debacle económica. “Nos están llegando solicitudes de connacionales que llevan aquí uno, dos, tres años o más", afirma.
Este jueves un puñado de turistas venezolanos de la lista de espera se manifestó ante su consulado para pedir una solución urgente. Como ya son pocos tienen menos capacidad para aparecer en los medios de comunicación. Este verano, cuando aún no había salido ningún vuelo de repatriación, recibieron algo más atención. Entonces decenas de ellos durmieron varios días con pancartas en el aeropuerto de Barajas. La portavoz de Exteriores del PP, Valentina Martínez, es de los pocos políticos españoles que ha denunciado su situación, criticando al Gobierno de Nicolás Maduro de “crueldad extrema”.
Ellos tratan de buscar algo que salvar de su drama. “Lo único positivo es que he tenido tiempo para leer 10 libros y he convivido con mi nieto”, dice Anzola, que está deseando volver a pisar su tierra y abrazar a su mujer.
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