“Grabamos nuestras voces para mi padre en la UCI. Ojalá nos oyera antes de morir”

Ignacio Fernández (Madrid, 30 años) estudió Derecho, pero no ejerce. Después de dar muchos tumbos, ahora se dedica a la docencia y en su tiempo libre toca la guitarra y es el cantante de la banda madrileña Lígula. El coronavirus le arrebató a su padre en mayo. En él se ha inspirado para componer Un Milagro. Antes de morir, su padre, José Ángel, de 67 años, estuvo ingresado en la UCI del Clínico de Moncloa, durante 57 días. La canción, dice el músico, es en honor a su padre y a todas las personas que están pasando po...

Ignacio Fernández (Madrid, 30 años) estudió Derecho, pero no ejerce. Después de dar muchos tumbos, ahora se dedica a la docencia y en su tiempo libre toca la guitarra y es el cantante de la banda madrileña Lígula. El coronavirus le arrebató a su padre en mayo. En él se ha inspirado para componer Un Milagro. Antes de morir, su padre, José Ángel, de 67 años, estuvo ingresado en la UCI del Clínico de Moncloa, durante 57 días. La canción, dice el músico, es en honor a su padre y a todas las personas que están pasando por la pérdida de un ser querido debido a la pandemia.

¿Por qué Lígula?

Lígula recibe su nombre de una calle en Madrid, cerca al estadio del Santiago Bernabéu. La calle en donde siete amigos se juntan desde hace 10 años para ensayar por las tardes y tocar la música que los apasiona.

¿Y qué significa?

Suena un poco a Calígula y también es una parte de las plantas, pero en realidad para nosotros es un homenaje a la intimidad de la música, a los principios, a unos pocos acordes de guitarra que se expandirán en todas las direcciones hasta ser canción.

¿Cómo fue el proceso de componer Un Milagro?

El día que subieron a la UCI a mi padre, salí del hospital y vi los árboles, el sol y pensé que lo que más quería era que pasara un milagro y mi padre pudiera pasear otra vez conmigo. La canción salió después de muchos días con la guitarra, una noche me lancé a cantar lo que estaba sintiendo en esos momentos. Creo que en cierta forma, fue un mensaje de él para todas las personas que estuvieran pasando por una situación similar.

¿Cómo fue su caso?

Mi padre estaba en perfecto estado de salud. Le puedo enseñar una foto de él en diciembre y puede ver cómo el virus lo acabó. Estuvo primero ocho días en planta y después de 57 días en la UCI llegó un punto en que sus pulmones no pudieron más y falleció en mayo. El resto de la familia pudo superar el virus, pero nos duele inmensamente su pérdida.

¿Se contagiaron todos al mismo tiempo?

En marzo, cuando la palabra coronavirus cada vez se hacía más popular, la verdad es que en la familia pensábamos que no sería para tanto. Primero me contagie yo, pasé dos días con mucha fiebre, y ahí decidí aislarme en mi casa. Enseguida, en la casa de mis padres se empezaron a poner malos ellos y mi hermano pequeño. A mi madre, Ana, de 62 años, no le dio neumonía y se recuperó a los pocos días, pero mi padre no tuvo la misma suerte.

¿Su padre pudo escuchar la canción?

A mi hermana mayor se le ocurrió ponerse en contacto, a través de Instagram, con el hijo de una persona que llevaba mucho tiempo en la UCI y nos recomendó que le pusiéramos una grabadora a nuestro padre, para que él pudiera escuchar nuestras voces y se sintiera acompañado. Yo le puse la canción en una versión grabada de forma casera, espero que la haya podido escuchar de alguna forma, aunque estuviera sedado.

Tras vivirlo en casa, ¿cómo observa el movimiento negacionista?

Siento tristeza. No me puedo llegar a imaginar lo que pensaría mi padre. No logro saber cuál es la demanda de esta gente negacionista, flipo con lo que he escuchado que piensan.

En el intento de vuelta a la normalidad, ¿en la banda tienen mono de los escenarios?

Sí, mucho. Para nosotros es una época de reinicio, estamos preparando nuevas canciones para salir a tocar otra vez. Echo de menos la sensación que me produce el estar parado en un escenario, sientes que están pasando cosas que no puedes describir con palabras con un público que no conoces.

¿Cómo empezó la banda?

Empezó en el colegio San Agustín de Madrid como un pasatiempo entre amigos y se consolidó en la Universidad. Todos tenemos nuestros trabajos de día, pero esperamos algún día vivir de la música, pero por ahora no nos da para comer.

¿Cuál es su primer gran recuerdo musical?

A los 16 años, cuando empecé a tocar la batería y a interesarme por el ritmo. Continúe investigando en la música porque me gusta mucho la sensación que me produce, es como si me trasladará a otro lugar. Después a los 19 años una chica me rompió el corazón y ahí me lancé a cantar, fue el desamor el que me trajo hasta aquí.