Centinelas desarmados
"Esta pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de que el médico de familia recupere su papel central", escribe Antonio Burgueño, médico y exdirector de hospitales de la Comunidad de Madrid
La Comunidad de Madrid tiene desde 1991 un sistema de médicos de primaria que alerta sobre la incidencia de casos de gripe. Estos médicos centinelas son nuestra red de alerta temprana que en febrero debía haber detectado la explosión del coronavirus en las plazas y calles de la capital y su periferia. A estos médicos vigilantes es a quienes se debió dar capacidad para hacer las PCR desde principios de año.
En enero, España ya sabía...
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La Comunidad de Madrid tiene desde 1991 un sistema de médicos de primaria que alerta sobre la incidencia de casos de gripe. Estos médicos centinelas son nuestra red de alerta temprana que en febrero debía haber detectado la explosión del coronavirus en las plazas y calles de la capital y su periferia. A estos médicos vigilantes es a quienes se debió dar capacidad para hacer las PCR desde principios de año.
En enero, España ya sabía que el virus había llegado a Europa. El 30 de enero la Organización Mundial de la Salud alertó de que el brote de coronavirus constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional. Sin embargo, solo después de superar la primera ola de la pandemia se ha dotado a los médicos de atención primaria de la capacidad para hacer tests. ¿Cuántos casos teníamos en Madrid hasta bien avanzado febrero? Ninguno porque nadie se hacía PCR.
Para el Ministerio de Sanidad esta era una prueba a realizar en muy pocos casos. Al final fueron los hospitales madrileños quienes hicieron esas pruebas a los enfermos de neumonías ya graves, como el Hospital de Torrejón, el Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares o el de Valdemoro. Estos hospitales alertaron de una epidemia descontrolada en la primera semana de marzo. Era demasiado tarde. Este hecho es un grave error que debería descalificar a quien dirige el Centro de Coordinación de Emergencias Sanitarias. El doctor Fernando Simón esperaba el caso “cero” con base en su aparente preparación para otras epidemias como si el coronavirus fuese un nuevo “ébola”.
Pero la covid-19 es una enfermedad distinta porque sus síntomas no se manifiestan inmediatamente y en muchos casos ni siquiera se presentan. Esta pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de que el médico de familia recupere su papel central. Se le debe dotar de los mecanismos de seguimiento de los sospechosos por medio de la encuesta epidemiológica y el aislamiento de los contactos, en su domicilio, a su cargo. Que se le dote de medios para llegar con seguridad al paciente en su casa y en las residencias de mayores, donde la población más vulnerable se concentra bajo un mismo techo, y que sea apoyado logísticamente con personas entrenadas para rastrear los contactos.
Como además, los “contagiadores” pueden pasar desapercibidos, con la ayuda de “sabuesos”, busquemos por la calle al azar, por donde andan por el día y por la noche, estos asintomáticos que tienen el derecho de divertirse, tanto como la obligación de ir a trabajar o estudiar. Tenemos una gran oportunidad de dar al médico y enfermero de primaria ser la pieza angular de esta epidemia, lo está diciendo el mundo entero. Nada nuevo bajo el sol.
Antonio Burgueño es médico, exdirector de hospitales de la Comunidad de Madrid y ha sido asesor de la presidencia de Madrid para la lucha contra la covid.