Historias de internet

Larga vida a la vida social digital cuando sirve para estos menesteres

Nota I: el negging y los sándwiches vegetales sin atún, por favor. Cuando pienso en las aplicaciones de ligue, me imagino una sala pequeña parecida a una sala de fumadores en mitad de uno de los pasillos interminables de un aeropuerto, con las paredes de cristal empañadas por el aire cargado de la multitud de gente metida en ella. Solo se escucha una cacofonía de gritos al vacío, y entre versos, coros que se repiten, tipo Me gusta pasear por la orilla del mar coreado por lo que llama Elisa Coll Blanco “femilistos”, señoros cis guitarreros que tienen Wonderwall en bucle y q...

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Nota I: el negging y los sándwiches vegetales sin atún, por favor. Cuando pienso en las aplicaciones de ligue, me imagino una sala pequeña parecida a una sala de fumadores en mitad de uno de los pasillos interminables de un aeropuerto, con las paredes de cristal empañadas por el aire cargado de la multitud de gente metida en ella. Solo se escucha una cacofonía de gritos al vacío, y entre versos, coros que se repiten, tipo Me gusta pasear por la orilla del mar coreado por lo que llama Elisa Coll Blanco “femilistos”, señoros cis guitarreros que tienen Wonderwall en bucle y que se autoproclaman feministas para ganar capital social, o los “ciudadanos del mundo', salvadores blancos haciendo voluntariado posando con niños racializados (me pregunto si alguna vez les habrá funcionado).

Estos escenarios los he descubierto gracias a T., y desde el reality Love Is Blind, nunca me he empapado tanto de la cultura cis heterosexual blanca, un mundo que cada vez me fascina más. Lo que me sorprende sobre todo son las tácticas de ligue que recurren algunos de ellos. Hace poco aprendí la palabra negging, una táctica para ligar que según Urban Dictionary e hilos de reddit, dos santuarios de referencia como buen millennial irreverente que soy, crecido en las cataratas del ciberespacio. El negging es algo así como insultos de bajo grado que pretenden socavar la autoconfianza de una mujer para que pueda ser más vulnerable a la hora de ligar. Comentarios del tipo “Me gustan las mujeres sencillas, las que no se cuidan tanto el aspecto, por eso me fijé en ti”, “Me encantan tus pendientes. Se las he visto en muchas otras mujeres”, comentarios que sientan como un sándwich vegetal de una estación de servicio cuando no quitan el atún.

Nota II: fiestas Virtuales y cajas de resistencia. Mientras desmaquillo mi cara pintada de amarillo tras un rodaje seudo-porno-blando donde aparecemos como Los Simpsons, me meto en una reunión por zoom para organizar una fiesta virtual para este sábado, de 23 a 3.30, junto a Gotelé, un colectivo madrileño que surge como respuesta a la falta de espacios nocturnos en Madrid para personas de comunidades no hegemónicas. Hasta ahora han organizado dos fiestas, generando espacios de cuidados y resistencia por y para nuestras comunidades. En esta ocasión, PopuRRRi será una fiesta virtual con distintos colectivos y promotores de eventos como CHICA, Guacamayo Tropical, Don’t Hit a la Negra, Furia Queer, Bling!, Síndrome Club, House of Tupamaras, PichiFest, o Gadyola de la Casa Drag Latina como presentadora invitada. La unión surge de la intención de recaudar fondos para la caja de resistencia del Comité de Emergencia Antirracista junto a SOS Racismo Madrid, para actuar frente a las desigualdades y discriminaciones raciales que se están viendo acrecentadas por esta crisis sanitaria. Larga vida a la vida social en internet.

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