El derecho de admisión del restaurante del ‘prudente Pérez’

Un empresario ha dejado de exigir una prueba de covid-19 a los clientes de su restaurante tras las críticas

Javier Pérez, Gerente de la cadena VP Hoteles, en el restaurante VP Plaza de España, este martes.KIKE PARA

El gerente de VP Hoteles llevaba más de un mes preparando la reapertura este miércoles de su restaurante estrella, el Ginkgo Sky Bar de Madrid, pero en la cuenta atrás para el gran día se ha visto engullido por un huracán de críticas. La polémica le estalló a Javier Pérez cuando este fin de semana anunció en la web y en redes sociales que todos los clientes deberían aportar una prueba negativa de covid-19, o de lo contrario superar el test en la puerta por 55 euros hecho por un equipo de sanitarios contratados por la empresa. Pérez dice que se vio sorprendido por la tormenta en Twitter y las l...

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El gerente de VP Hoteles llevaba más de un mes preparando la reapertura este miércoles de su restaurante estrella, el Ginkgo Sky Bar de Madrid, pero en la cuenta atrás para el gran día se ha visto engullido por un huracán de críticas. La polémica le estalló a Javier Pérez cuando este fin de semana anunció en la web y en redes sociales que todos los clientes deberían aportar una prueba negativa de covid-19, o de lo contrario superar el test en la puerta por 55 euros hecho por un equipo de sanitarios contratados por la empresa. Pérez dice que se vio sorprendido por la tormenta en Twitter y las llamadas de clientes airados que cancelaron sus reservas. Los críticos han tachado este “pasaporte inmunitario” de ilegal, inútil o clasista. En cuestión de horas había rectificado. Los tests serán voluntarios.

A quienes conocen bien a este empresario de 48 años criado en Vallecas no les ha sorprendido que siempre quiera ir un paso más allá en cuestiones de seguridad. Hace dos años su hijo menor pasó diez días ingresado en la UCI infantil del Hospital Quirónsalud Madrid con una infección por gripe A. Los pulmones del pequeño Sergio, que hoy tiene seis años, quedaron dañados y ha tenido que ser ingresado tres veces por neumonía desde entonces. Su hijo mayor, de 14, también estuvo en la UCI hace seis años por una neumonía. Las dos experiencias le han marcado y le ha hecho ser extremadamente precavido desde que a principios de años comenzaron las noticias sobre una enfermedad respiratoria causada por un virus.

La estancia hospitalaria de su hijo pequeño.

Dice que a finales de febrero otros empresarios del sector se reían al verle llegar con mascarilla a las reuniones. El fin de semana del 8-M canceló un viaje de ski con familia y amigos. Muestra en el teléfono el nombre que sus amistades pusieron al grupo de chat en WhatsApp creado para esa escapada: “Los Prudentes Pérez”. Cuando quiere que sus tres hijos mayores cumplan a rajatabla las normas de higiene y seguridad contra el coronavirus les muestra las fotos de su hermano menor en la UCI.

De una lista de espera de 1.380 personas se cayó la mitad. Ahora los clientes verán en la puerta un “laboratorio portátil” con un médico, pero la prueba será opcional

“Muchos no son conscientes del peligro de este virus”, lamenta Pérez en una entrevista en la terraza de su restaurante. Como él bien sabe, cada uno vive esta pandemia con diferentes niveles de pánico en función de sus vivencias. “Tienes gente con miedo que no sale de casa para nada y por otro lado gente que no se lo toma en serio”.

El Ginkgo Sky Bar está en la planta 12 de su hotel VP Plaza de España y desde su terraza de 1.200 metros cuadrados se ve buena parte de Madrid y la sierra. Él se protege con una mascarilla FFP2 que se quita solo para posar en la foto, mientras los empleados ultiman los detalles de la reapertura. Delimitan las únicas zonas en la que será posible quitarse la mascarilla, la esquina de la terraza donde sus clientes suelen hacerse selfies y el área de fumadores. La barra del bar estará protegida por una mampara y el número de mesas ha sido reducido a la mitad. El hotel seguirá cerrado hasta septiembre porque apenas hay reservas.

Al entrar este miércoles por la puerta los clientes seguirán encontrándose con un “laboratorio portátil” con tests de la empresa Synlab para quienes quieran hacerse el test de modo voluntario. En lugar de tener cuatro enfermeros y dos médicos contratados, como Pérez había concebido inicialmente, solo habrá un médico y un enfermero.

Antes de que este fin de semana anunciara el test obligatorio tenía una lista de espera de 1.380 personas. Se cayeron más de la mitad, entre otros una clienta que quería celebrar en la terraza una fiesta de preboda con 15 personas. Cuando se puso a hacer llamadas a los clientes se dio cuenta de que solo 35 personas veían con buenos ojos la prueba médica obligatoria. Algunos son personas de más de 50 y 60 años, un rango de edad común en este restaurante de alto standing. Pérez cree que son más conscientes de los riesgos porque se sienten población de riesgo.

Él no pierde oportunidad para concienciar a los demás del riesgo de esta pandemia. El lunes, durante la sesión de información sobre coronavirus a 50 empleados, 12 levantaron la mano cuando pidió que se identificaran quienes tenían algún conocido o familiar que hubiera enfermado con covid-19. “Me encanta que haya 12 personas que conozcan lo jodido que es esto para que se lo contéis a los demás”, les dijo y luego solicitó que en grupos relataran sus casos a sus compañeros.

Sus abogados le han asegurado que exigir el test entra en el margen del derecho de admisión permitido al empresario, pero la asociación de consumidores Facua ha criticado que es una exigencia ilegal porque la recolección de datos de salud está limitada por la ley y porque se trata de condiciones de entrada que exceden de lo razonable. “Solo permitir la entrada de gente que tenga capacidad de hacerse el test es una discriminación clasista”, dice Rubén Sánchez, portavoz de Facua.

La sensación de “falsa seguridad”

Otra objeción señalada por Facua y por expertos sanitarios es la falsa sensación de seguridad que crean los entornos que prometen ser covid-free. Cuando el mes pasado el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, al este de Madrid, realizó tests masivos a su población, los epidemiólogos advirtieron de estos riesgos. Los tests no son precisos al 100% y aún no es seguro que los anticuerpos confieran inmunidad ni, en caso de hacerlo, por cuánto tiempo.

Pérez sigue convencido de que su medida era una buena idea y cree que conforme se abaraten los costes de los tests será más común que los negocios los exijan. Hay también un interés empresarial porque el nicho de clientes con poder adquisitivo aprecia este tipo de medidas. Antes de cancelar su plan de tests obligatorios, Pérez tenía planeado con dos empresarios de la zona de Plaza de España un paquete de ocio para los clientes. “La idea era transportarlos del restaurante al teatro y de ahí a la discoteca para tener una experiencia protegida sin que estén preocupados por guardar las distancias", cuenta él.

Por ahora a Pérez le tocará ir a la inauguración este miércoles y estará en el restaurante durante muchos días del verano. “Estoy jodidísimo. Me sentiré mucho más inseguro”, dice, “no sé si la sociedad se ha vuelto loca pero a mí me gustaría dormir tranquilo y ser un punto de limpieza en este país”.

La polemica de los “hoteles covid-free”

Cuando a mediados de abril la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) anunció que trabajaba en un sello covid-free, algunos dentro del sector criticaron la medida advirtiendo que el riesgo cero no existe.

"Siguiendo esta analogía, los hoteles podrán poner salvavidas, señalética, socorristas…pero jamás van a poder garantizar al 100% que no se les va a ahogar alguien en esa piscina", le dijo a la publicación especializada Hosteltur Cipriano Ferreiro, de la empresa de certificaciones SGS Group.

Otras comunidades y asociaciones propusieron sus sellos de garantía, siguiendo los pasos de la AEHM. Finalmente el Gobierno central publicó unas directrices para los hoteleros de todo el territorio. De momento es difícil evaluar si las mayores exigencias de seguridad han servido para dar confianza a los turistas. Los hoteles que han abierto en la capital apenas han logrado ocupar el 15% de su capacidad, según la Asociación Hotelera de Madrid. La actividad podría repuntar cuando se permita viajar libremente por territorio nacional, con el fin del estado de alarma el domingo,y recibir turistas del extranjero, desde julio.

Javier Pérez dice que ha decidido mantener cerrado hasta septiembre el hotel que alberga el Ginkgo Sky Bar, el VP Plaza de España, una señal de que se avecina un verano muy duro para el sector hotelero en Madrid. De los cinco hoteles de esta cadena en Madrid, solo el VP Madroño está abierto pero las reservas no suben de 20 habitaciones al día.

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