“La pérdida es difícil de entender y ahora la muerte se nos ha magnificado”
Silvia Melero fundó hace seis años la organización Luto en colores, una organización que busca ayudar a superar el duelo
Silvia Melero (Madrid, 44 años) fundó hace seis años Luto en colores, una organización autofinanciada dedicada a ayudar a las personas a sobrellevar el luto por el fallecimiento de alguien cercano. Melero se basó en una experiencia personal, el suicidio de su hermana, y utiliza su vivencia y su aprendizaje para apoyar al resto. Durante la cuarentena, ha suspendido los talleres, pero ha podido seguir con las sesiones individuales por Skype. Muchos de los correos que le han llegado se centraban en que ...
Silvia Melero (Madrid, 44 años) fundó hace seis años Luto en colores, una organización autofinanciada dedicada a ayudar a las personas a sobrellevar el luto por el fallecimiento de alguien cercano. Melero se basó en una experiencia personal, el suicidio de su hermana, y utiliza su vivencia y su aprendizaje para apoyar al resto. Durante la cuarentena, ha suspendido los talleres, pero ha podido seguir con las sesiones individuales por Skype. Muchos de los correos que le han llegado se centraban en que no habían podido despedirse del ser querido fallecido. “Todas las ausencias se pueden recolocar, hay que confiar en las capacidades que tenemos cada uno”, cuenta la periodista en este Patio de Vecinos en cuarentena.
¿Cómo dificulta el duelo por un ser querido el no poder despedirse y cómo ha aliviado en eso el pase a la fase 1?
La situación excepcional por las medidas ha dificultado y dificulta una parte muy importante, que es compartir abrazos, el dolor por la pérdida, homenajear a las personas fallecidas. El mensaje más importante era que si no podemos hacerlo, lo podíamos hacer después. El pase a la fase 1 supone un gran salto para el luto: es poder sentir ese afecto en la cercanía, el contacto.
¿Ha ayudado que los vecinos sean más cercanos?
Sí. Hay que buscar en lo cotidiano los apoyos que se necesitan. Durante los aplausos, por ejemplo, hablábamos con una vecina, que ha podido perder también a una persona, aunque fuera hace dos años. Las vivencias de los demás nos pueden ayudar a sostener nuestro dolor. Todas las ausencias se pueden recolocar, hay que confiar en las capacidades que tenemos cada uno.
¿Cómo se encuentra esa capacidad interna?
Está ahí. Al principio se hace cuesta arriba, se siente rabia y frustración. Hay que quitarse el ruido externo, intentar no seguir “lo que debes hacer”, porque el que mejor sabe lo que se debe hacer es uno mismo. A cada uno le funcionan cosas diferentes: escribir una carta a un ser querido, meditar, rezar, encender una vela y hablarle. Se trata de buscar esa conexión con quien se ha ido y poner en valor lo que hemos vivido con esas personas.
¿Cómo podemos entender la muerte de tantas personas en tan poco tiempo?
La pérdida es difícil de entender, y ahora la muerte se nos ha magnificado. Es difícil ver la belleza en esta situación, porque al principio solo se ve el dolor. Pero hay que confiar en que detrás del dolor hay algo más. Yo, en mi vivencia, encontré muchas cosas. La pérdida de un ser querido puede ayudar a recolocar cosas, a priorizar y a dejar de lado lo que era superfluo. El amor no se destruye con la muerte. Si puede cerrar los ojos y sentir el amor, ayuda muchísimo.
¿Seremos una sociedad mejor cuando pase esto?
Nos puede a acercar a la empatía, a mirar una realidad que existe, porque la muerte sucede. Es duro nombrarlo así, pero sucede constantemente. En España, en el mundo, cada día. Ahora hay muchas más, lo que nos hace sentir vulnerables porque pensamos que tenemos el control, y no. Perder a un ser querido nos hace crear, y espero que ahora sea una creación colectiva. Tenemos que saber que ahora está siendo muy duro pero no va a ser siempre así.
A veces es difícil mantener la esperanza
Sí porque parece que no hay escapatoria, que no podemos mirar hacia otro lado. Pero ahora no es solo momento de cumplir con las medidas, sino también para ser conscientes de la muerte y, por lo tanto, de la vida.
¿Cómo ha afectado esta crisis a Luto en colores?
Hemos paralizado la actividad salvo las sesiones individuales, que han seguido online. Retomaremos las charlas y talleres presenciales cuando se pueda. En la web hay vídeos que quizás pueden servir. Nos escribe gente contando que mi libro les ha ayudado, lo cual me da satisfacción, y creo que también puede ayudar.
¿Cree que acudirá más gente a las charlas cuando pase la crisis?
No lo sé, cada vez vienen más personas, pero a cada uno Luto en colores le llega cuando uno está preparado. Hay personas que han venido 20 años después de la pérdida porque han conectado con nosotros en ese momento.
¿Qué tal ha llevado usted el encierro?
Tuve una primera fase de hiperacción en la que pensaba todas las cosas que podía hacer en casa. Luego he entrado en la quietud física y mental, he entrado ahí: meditar, escucharme, conectar hacia dentro.
Un árbol entre los edificios
Melero ha estado la cuarentena fijándose en el árbol del patio de un colegio que desde su ventana. Al fondo, entre dos bloques de viviendas, ve "cómo la vida se abre paso". Cuando estuvo permitido, salió a pasear al parque San Isidro: "La primavera estaba explosionando independientemente de lo que nos pasa a los humanos".