La experiencia personal de un médico y ciclista: “Ojalá una auténtica red para la bici”
“Durante media hora me siento libre, me da el sol, el aire fresco y hago deporte”, escribe el autor, un médico que va al trabajo en bici todos los días
Soy cicloactivista, un firme defensor de la bici como medio de transformación hacia una sociedad mejor. Sin embargo, rara vez la usaba para ir al hospital —trabajo como médico— a pesar de que la mitad del trayecto es por Madrid Río y carril bici (Yeserías y Toledo). La razón es que no me siento cómodo haciendo la otra mitad entre coches y autobuses, riesgo aparte, soy asmático y odio inhalar tubos de escape.
4 de marzo, estoy en el metro. Leo noticias, varias de ellas sobre coronavirus, me llega un correo diciendo que se cancela un congreso de inmunoterapia del cáncer al que iba a ir po...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Soy cicloactivista, un firme defensor de la bici como medio de transformación hacia una sociedad mejor. Sin embargo, rara vez la usaba para ir al hospital —trabajo como médico— a pesar de que la mitad del trayecto es por Madrid Río y carril bici (Yeserías y Toledo). La razón es que no me siento cómodo haciendo la otra mitad entre coches y autobuses, riesgo aparte, soy asmático y odio inhalar tubos de escape.
Ojalá Madrid aproveche esta oportunidad y tome ejemplo de cómo lo están haciendo en muchas otras ciudades alrededor del globo para instaurar una auténtica red de infraestructuras ciclistas protegidas
4 de marzo, estoy en el metro. Leo noticias, varias de ellas sobre coronavirus, me llega un correo diciendo que se cancela un congreso de inmunoterapia del cáncer al que iba a ir porque prohíben las congregaciones de médicos. El que tengo al lado tose, miro alrededor y en el vagón vamos unas 40 personas, una de ellas con mascarilla. Observo que son varios los que tienen tos, cada vez que alguien tose me resulta atronador y en ese momento decido pasarme a la bici.
30 de marzo, cierran todos los puestos de trabajo no esenciales. Me dirijo al trabajo en bici, las calles están prácticamente vacías, solo se ven algunas ambulancias, coches de policías y autobuses de transporte público que circulan vacíos o casi vacíos. El aire está limpio, con las calles despejadas es como si todas las calles fueran un carril bici, toda una gozada. Llego al trabajo en un plis y con las pilas cargadas. En el trayecto de vuelta me para dos veces la policía para identificarme, unos me amenazan con multarme a la próxima. En ningún sitio se prohíbe ir al trabajo en bici, pero esta escena se repite sucesivamente en los próximos días. Mis compañeros de trabajo me comentan que en el metro nunca les han controlado, me extraña porque lo usa más gente y hay mucho más riesgo de contagio.
10 de abril, el ministro de Sanidad, Salvador Illa ha recomendado el uso de la bici y desde entonces, ya no vuelve a pararme la policía. El cansancio mental y físico se acumula, no aguanto más estar encerrado en el hospital o en casa, necesito que me dé el sol, el aire fresco, hacer deporte, desconectar. El trayecto de ida y vuelta se convierte en mi momento favorito del día, en mi gimnasio. Durante media hora me siento libre, me da el sol, el aire fresco y hago deporte. Pienso en la gente que lleva encerrada semanas privada de todo lo que me aporta la bici y me siento profundamente agradecido.
2 de mayo, permiten salir a hacer deporte y la gente descubre lo increíble que es pedalear por calles libres de coches. Gracias a la bici todos los días tenía mi hora de 2 de mayo. Ojalá Madrid aproveche esta oportunidad y tome ejemplo de cómo lo están haciendo en muchas otras ciudades alrededor del globo para instaurar una auténtica red de infraestructuras ciclistas protegidas, que nos permita cada día tener nuestro rato de 2 de Mayo.
Marcos Torchia es médico y ciclista urbano.
La experiencia personal: anecdotario de los madrileños durante la crisis sanitaria
Todos tendremos una historia que contar sobre cómo vivimos el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Este es un relato coral de los vecinos de Madrid a través de textos en primera persona.