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El médico denunciado en Galicia por tocamientos y vejaciones a pacientes vuelve a la sanidad pública

El caso está sobreseído provisionalmente en el juzgado y pendiente de un expediente sancionador que propone casi cinco años de suspensión de funciones por su trato a varias mujeres

La larga trayectoria médica de Andrés Soto-Jove Bernaldo de Quirós empezó a agrietarse en 2021. Una paciente presentó una reclamación en el Servizo Galego de Saúde (Sergas) contra este facultativo que la atendió en el centro de salud de Padrón (A Coruña), a la que se sumaron las quejas de dos mujeres más. Soto-Jove, entonces directivo en Galicia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), fue expedientado por tocamientos y vejaciones en su consulta y ...

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La larga trayectoria médica de Andrés Soto-Jove Bernaldo de Quirós empezó a agrietarse en 2021. Una paciente presentó una reclamación en el Servizo Galego de Saúde (Sergas) contra este facultativo que la atendió en el centro de salud de Padrón (A Coruña), a la que se sumaron las quejas de dos mujeres más. Soto-Jove, entonces directivo en Galicia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), fue expedientado por tocamientos y vejaciones en su consulta y después investigado judicialmente por presuntos abusos sexuales con el testimonio de otras dos pacientes. Dimitió de su cargo en la Semergen y abandonó su puesto en la sanidad pública, pero ahora ha reaparecido en el servicio de urgencias sanitarias del 061. Sus cuentas pendientes por las denuncias que ponen en entredicho su trato a las mujeres no han sido saldadas del todo.

El procedimiento penal fue sobreseído provisionalmente el pasado 17 de julio por el juzgado de instrucción número 2 de Padrón, informan fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, pero esa decisión del juzgado ha sido recurrida por las defensas de las dos denunciantes y está a la espera de resolución. El expediente administrativo que le incoó el Sergas en mayo de 2021 también está pendiente. Cuando se le abrió la causa judicial a raíz de la querella de dos pacientes, ese procedimiento interno del Sergas fue interrumpido. En ese momento, la inspectora que lo instruyó acababa de firmar una propuesta de resolución: dictaminaba una sanción de cuatro años y 11 meses de suspensión de funciones por su trato a tres pacientes entre 2019 y 2020 (dos de ellas las denunciantes por la vía penal). La instructora apreció “agresión” y “desconsideración” en la conducta de Soto-Jove y concretó cuatro faltas, una muy grave y tres graves.

Las pacientes relataron, tanto ante el Sergas como en el juzgado, episodios en la consulta por los que se sintieron “ultrajadas”. Aseguraron que el médico las desnudó de forma brusca con sus propias manos sin pedir permiso, que les habló de forma soez y que les realizó tocamientos que ni siquiera se correspondían con los síntomas que ellas reportaban. También contaron las dificultades que sintieron para denunciar, ya que fueron advertidas en el centro de salud de que sus quejas llegarían con nombres y apellidos a manos del denunciado y que temían no ser creídas porque parte de los hechos habían ocurrido en la consulta sin testigos. “Me metió los dedos en la vagina sin guantes y me hizo daño”, declaró una de las mujeres que han llevado el caso a los tribunales. A otra de las pacientes le palpó los pechos y el pubis pese a que su dolencia era una simple diarrea. Las denunciantes afirmaron que sabían que había más afectadas por el boca a boca entre las usuarias del centro de salud de Padrón, que se advertían unas a otras de que había que tener cuidado con ese médico.

El abogado de Soto-Jove, Evaristo Nogueira, recalca que el archivo judicial que está pendiente de recurso se fundamenta en cuatro informes forenses “muy claros” que concluyen que “no hubo ninguna mala praxis” en su atención a las denunciantes; que el reconocimiento médico que les hizo respeta “escrupulosamente la lex artis”; y que las secuelas psicológicas que sufren las querellantes “no tienen nada que ver” con la actuación del facultativo. Nogueira añade además que los expedientes administrativos “suelen decaer si se archiva el procedimiento penal”.

La acusación particular ejercida por las dos denunciantes ha recurrido el sobreseimiento de la causa penal. Esgrime que sus declaraciones presentan “una estructura sólida en términos de verosimilitud, congruencia interna y persistencia en el tiempo”, y ello pese a que ellas actuaron por separado y “sin conocerse previamente”. “Su testimonio converge en un mismo patrón de conducta por parte del investigado, lo cual refuerza su valor incriminatorio”, defiende el recurso. Su abogado, Enrique León, recuerda que otras tres pacientes relataron episodios parecidos que “configuran un patrón de comportamiento que excede la mera anécdota”.

La acusación particular contra Soto-Jove rechaza asimismo que el auto que decretó el sobreseimiento “minimice” los dos informes psicológicos -uno de ellos de un organismo público, el Centro de Información ás Mulleres de Padrón- que relacionan las dolencias de una de las denunciantes con lo ocurrido en la consulta. Se da prevalencia al informe forense que no detecta patología pese a estar elaborado por un “médico generalista, sin especialización en psicología clínica”.

Nunca fue apartado por la consejería

Ante la reincorporación hace unos días de Soto-Jove a la sanidad pública gallega, la Consellería de Sanidade, a preguntas de este periódico, alega que tiene “el deber de mantener la reserva sobre ese proceso” y se limita a señalar que el facultativo “actualmente no presta atención a pacientes”. Según fuentes internas del 061, el médico se incorporó al servicio a mediados de noviembre y atiende consultas por teléfono. El PSdeG-PSOE ha registrado este miércoles una iniciativa en el Parlamento gallego en la que pide explicaciones a la Xunta por la relación de Soto-Jove con el Sergas. Los socialistas consideran que su reingreso provoca una “inevitable preocupación por la seguridad, la dignidad y la confianza de las usuarias”.

Soto-Jove dejó de pasar consulta en el ambulatorio de Padrón cuando estalló la causa judicial contra él, aunque no porque la Consellería de Sanidade decidiese apartarlo. La gerencia del área sanitaria de Santiago reconoció entonces a este periódico que el médico no estaba ya trabajando y, aunque eludió divulgar el motivo, admitió que no era por las denuncias presentadas por sus pacientes.

Soto-Jove ha sido directivo de la delegación gallega de Semergen y fue profesor de la cátedra de Educación Médica que comparte esta sociedad científica con la Universidad de Santiago. Trabajó en Urgencias del hospital de la capital gallega durante casi 20 años y, antes de Padrón, ejerció en los centros de salud de los municipios coruñeses de Arzúa y Tordoia.

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